Recientemente hablábamos de pavos, los de la empresa Cascajares. Esta semana el pavo vuelve a ser protagonista de este Cerrato Insólito.
En estas fechas navideñas los sorteos están presentes en una inmensa mayoría de la población. El día 22 de diciembre tuvo lugar el Sorteo de la Lotería de Navidad y hoy se celebra el Sorteo del Niño.
El primero de los citados se celebra en España desde 1812, aunque hasta 80 años después no tuvo oficialmente el nombre de Sorteo Extraordinario de Navidad.
EL PAVO DE LA TÍA BARULAEl segundo se basa en las rifas que hacía a finales del siglo XIX la duquesa de Santoña, se institucionalizó en 1941 y desde 1966 se denomina como Sorteo Extraordinario del Niño.
Viene a cuento por tanto recordar lo sucedido en Cubillas de Cerrato, en un sorteo o rifa que dio lugar a una expresión popular, y cumplir así lo prometido en el Cerrato Insólito del lunes 23 de septiembre de este año.
En esta localidad vivía allá por los años 80 del siglo pasado una mujer de edad avanzada a quien todo el mundo conocía como la Tía Barula.
EL PAVO DE LA TÍA BARULALlevaba una vida muy humilde. Era lo que se denominaba pobre se solemnidad.
Vivía de lo que sacaba haciendo de improvisada recadera, consejera, artesana… además de rebuscar donde consideraba que podía encontrar algo que le sirviera, y en última instancia de la caridad de sus convecinos.
Todos los años criaba un pavo para rifarlo por Navidad, como forma de sacar dinero con la venta de las papeletas. Ni que decir tiene que los vecinos de Cubillas respondían comprando todos ellos participaciones para ayudar a la Tía Barula.
Sin embargo debió pensar que criar un pavo para luego recibir únicamente el dinero de las papeletas para su rifa era escasa rentabilidad. Sería mucho mejor si además de recaudar el dinero de la venta de las papeletas pudiera comerse ella el pavo. Quedarse con el rédito y con el premio.
La idea la rondaba por la cabeza, hasta que maquinó cómo hacerlo realidad: se las ingenió para que desde entonces en el sorteo el pavo siempre le tocara a ella misma.
¿No vendía todas las papeletas porque no lograba colocarlas? ¿Se quedaba con alguna intencionadamente para participar como una más por si la suerte le sonreía y podía quedarse con el pavo? Los vecinos se hacían esas preguntas.
Era ella la que organizaba la rifa, por lo que nadie sabía si había vendido la totalidad de las papeletas o no. En teoría, porque en la práctica todo el mundo sabía que sí las vendía todas ya que el vecindario las adquiría tanto para ayudar a la viejecita como para probar suerte y quien fuese agraciado con el pavo poder reservar el gallo de corral (que todos criaban) para alguna otra celebración relevante.
¿Pudiera ser que ni siquiera efectuara el sorteo para poder quedarse fraudulentamente tanto con la recaudación como con el pavo diciendo que le había tocado a ella misma?
dinero y pavo. Sea como fuere, siempre le tocaba el pavo ella. Y así entre el dinero recaudado de la rifa y el pavo que se quedaba, podía pasar las navidades aceptablemente dada su situación. Acuciada por la necesidad, no disponía de muchos más recursos para poder sacar un dinerillo.
Quien más, quien menos, todos los vecinos fantaseaban con tener un pavo en su mesa por Navidad. Por ello, al ver que año tras año el pavo no salía de manos de su criadora, fueron espabilando y dejando paulatinamente de comprar las papeletas de la rifa.
Y de esta forma se forjó un dicho popular en Cubillas de Cerrato. La expresión «como el pavo de la Tía Barula» comenzó a utilizarse como sinónimo de pillería, de artimaña. La que tuvo esta anciana para burlarse de sus convecinos.
El insigne cubillero y maestro de periodistas Gonzalo Ortega Aragón, redactor jefe de este diario durante muchos años, disfrutaba contando esta anécdota, que él me trasmitió y yo transcribo.