Este año no he sido todo lo buena que debiera en algunos momentos, a veces las prisas, el cansancio, los problemas de salud, han dificultado que hiciera todo el bien que podría haber hecho. Prometo esforzarme más este año y fijarme en las necesidades de los que están a mi alrededor para intentar ser «bálsamo» en medio de su dolor. 
No obstante, también he logrado cosas muy bonitas: no me he rendido ante las dificultades, he afrontado los imprevistos con creatividad e ilusión, he aprendido en los contratiempos y he sonreído mucho.
Por eso, este año os pido:
Salud para las personas que amo. Esperanza en su interior para que sepan vivir las situaciones adversas con la confianza en que son capaces de superar lo que venga. Corazones sinceros en los que poder descansar las fatigas mentales y emocionales. Conversaciones profundas, sinceras y reales, sin máscaras, sin miedos.
Personas que sepan abrazar sin condiciones. Miradas ilusionadas, como las de los niños, sorprendidos ante cada nuevo descubrimiento. Atención y agradecimiento ante cada pequeño regalo que la vida nos ofrece.  Encuentros reales, de carne y hueso, alejados de pantallas. Capacidad de discernimiento y constancia en la búsqueda de la Verdad. 
Paciencia para saber esperar antes de dar respuestas precipitadas.  Encontrar cada día motivos para Vivir sin dejar que se pasen los días sin más. Creer que otra forma de vida es posible, más amable, más cercana, más misericordiosa y poner nuestro pequeño grano de arena por hacerla realidad. 
Sé que es mucho lo que os pido, he puesto los zapatos más grandes que tengo para que entre todo. También os dejo unas copitas de orujo palentino y unas rosquillas de nuestra tierra. ¡Os van a encantar! 
Con todo mi cariño: Nines