El tiempo cambiante, los nuevos hábitos después de la pandemia del covid que buscan alojamientos de menos capacidad para pequeñas familias y grupos reducidos de amigos, junto a una creciente de demanda de las reservas de última hora, propician que en la campaña veraniega del turismo rural en la provincia la ocupación a estas alturas se sitúe en torno a un 70-80%, según los profesionales del sector consultados por DP.
De momento, hay un mayor volumen de peticiones de alojamiento en la zona sur de la provincia -en torno al Cerrato, Canal de Castilla y Camino de Santiago, en los destinos en los que prima el conocimiento de monumentos, reclamos culturales como las villas romanas e iglesias de distinto valor arquitectónico- mientas las reservas en alojamientos del norte de la provincia son bajas y se espera un tirón a medida que avance este mes.
«Julio todavía está un tanto flojito en cuanto a turistas por la zona, pero, bueno, aquí la gente hace reservas más de última hora digamos. De todas formas, vamos bastante bien porque en nuestro caso abrimos los fines de semana y, como damos comidas, no faltan celebraciones familiares y la cosa está animada. Tenemos nueve habitaciones y con camas supletorias llegamos a 21 plazas, mientras en el comedor atendemos a unas 25 personas», señala Anabel Pérez, hasta su desaparición integrante de la Asociación de Turismo Rural de Palencia (Apatur) y propietaria del Hotel San Hipólito, de Támara de Campos.
«Antes de la pandemia nosotros trabajábamos mucho mejor la primavera y el otoño, pero ahora la verdad es que está todo así como bastante igualado. Fundamentalmente recibimos turismo nacional», explica, al tiempo que añade que cada vez son más los ingleses de paso que vienen con el ferry que desembarca en Santander procedente de la ciudad británica de Plymouth, con el objetivo de poder conocer los yacimientos arqueológicos de La Olmeda y La Cueza, además de realizar rutas por el románico. «También tenemos personas alojadas de todo el país que vienen a pasar un fin de semana tranquilos en familia, junto a amigos que se juntan de aquí y de allí», apunta.
el norte, más flojo. Fernando Beltrán, presidente de la nueva Asociación Montaña Palentina Turismo Vivo -que aglutina 42 negocios entre hoteles, hostales, casas rurales y la incorporación de un albergue y un resort, Kyomu, reabiertos en Velilla, que suman cerca de 600 plazas- reconoce una demanda más baja que años precedentes por el nuevo hábito de reservar a última hora los alojamientos.
«El porcentaje de ocupación a esta fecha de julio es un poquito más pobre e inferior al año pasado y antes las reservas se cerraban hasta con cinco meses de antelación. Al menos con los socios que nosotros englobamos, la previsión es seguir subiendo poco a poco y que, al concluir agosto, se pueda estar cerca del 70%. Ojalá el tiempo se estabilice porque nuestro entorno, con un paisaje muy verde este año por las abundantes lluvias, tiene un gran tirón de visitantes», expone.
El vaso se ve bastante más lleno por parte de Tino García, de la empresa de observación de naturaleza y turismo activo Dos Aves y dueño de tres casas rurales con 14 plazas en Cordovilla de Aguilar. «Junio ha sido un sido muy bueno, con grupos también de extranjeros -sobre todo alemanes, británicos y holandeses- junto a turistas nacionales. En julio ya está todo completo, con una previsión de un 90% en agosto, período vacacional en el que el turismo procede, sobre todo, de diferentes puntos de España», asevera.