Al igual que un pájaro desea batir por fin sus alas y poder planear después de muchas décadas en el olvido. Un águila que quiere emprender el vuelo que debió haber iniciado hace cuatro décadas. Muchos desconocen que ese águila da forma al edificio de El Gobolar, mítica construcción al cobijo de Sierra Hijar en lo más alto de Brañosera. Hasta ella año tras año se acercan centenares de personas para disfrutar de la nieve. Gente que por desgracia comprueba el abandono que sufrió aunque también se haya convertido en un símbolo de resistencia que continua erguido pese a todas las dificultades por las que ha atravesado.
El Consistorio de Brañosera lleva tiempo intentando dar un uso a la construcción e incluso ha presentado ya en la Diputación de Palencia, aquella entidad que fuese la encargada de su construcción y su posterior paralización, un proyecto de futuro.
En el año 2009 los representantes del primer municipio de España emprendieron la tarea de buscar un uso a lo que en principio se había ideado como un Parador o un hotel de alta montaña. Además querían que fuese un proyecto de desarrollo no sólo para la localidad sino en la medida de lo posible para toda la comarca montañesa y en especial para los núcleos de población cercanos como entre otros, Barruelo y Aguilar.
«Se trata de un proyecto que surgió después de ver las posibilidades que podíamos darle al edificio, tras solicitar a la Administración Provincial su reversión y al no ponerse en marcha otras iniciativas que surgieron», concreta el regidor del primer Fuero de nuestro país, Jesús María Mediavilla,
La idea de su Consistorio, que ha contado para la elaboración de la iniciativa con el grupo Linum Berco, es convertir al también denominado Refugio en un Centro Deportivo de Rendimiento en Altura que estaría destinado a los profesionales de diversas disciplinas.
En nuestro país existen muy pocos centros de ese tipo, y menos aún que estén ubicados en espacios naturales como en este caso en el Parque Natural de Fuentes Carrionas, Fuente Cobre-Montaña Palentina. Dadas sus características, el Centro Deportivo El Golobar, sería pionero a nivel nacional e incluso europeo, puesto que no existe ninguna instalación de este tipo ubicada a 1.800 metros de altitud.
Sostenible y accesible. Como valor añadido, su diseño se basaría en una filosofía conservacionista y respetuosa con el entorno pues se realizaría una construcción ecológica, bioclimática, utilizando materiales de la zona y generando la menor cantidad posible de residuos tanto en la fase de construcción como en su gestión; y sobre todo tratando que su mantenimiento, en cuanto al coste de energía necesaria, sea el menor posible. Además se garantizaría que el edificio respetase las normativas de accesibilidad, para que pueda ser empleado por deportistas con discapacidades.
Todo ello en un lugar que aunque en principio pueda parecer periférico está muy cercano a ciudades como Palencia, Burgos, Santander -en torno a una hora-, Bilbao y Valladolid -cerca de dos horas- y Madrid -un poco más de tres horas-. Un punto comunicado y al mismo tiempo que facilitaría tranquilidad y concentración a sus usuarios.
El edificio de El Golobar, una vez rehabilitado, ofrecería un espacio total de 1.900 metros cuadrados repartidos en tres plantas y un semisótano, que permitirían la construcción de diferentes instalaciones deportivas, así como alojamientos y todos los servicios necesarios para el mantenimiento del edificio.
Diversas disciplinas. Su entorno natural facilita el desarrollo de deportes de alta montaña, siendo posible también el diseño de circuitos balizados con desniveles variables para un uso a pie, BTT, esquí de fondo y de travesía, rutas a caballo, raquetas, etc. El entorno más próximo podría ser utilizado para un uso deportivo en ciclismo en ruta, patines y atletismo.
Tampoco hay que olvidar otras instalaciones deportivas ubicadas en localidades próximas como piscinas y campos de fútbol, que complementarían a la perfección la oferta del Centro Deportivo El Golobar y lo convertirían en un lugar adecuado para la preparación de diferentes disciplinas deportivas.
Una de las premisas que se planteó el Ayuntamiento a la hora de dar forma al proyecto fue la de conseguir un edificio perfectamente integrado y acorde con el entorno que le rodea, sostenible desde una triple perspectiva: económica, social y natural.
«Tendría 60 plazas y en él los atletas o grupos deportivos podrían permanecer entre una semana y diez días. Estaría totalmente equipado con zonas para preparación física, aulas para formación, habitaciones, piscina para realizar ejercicios específicos e incluso con un rocódromo en la entrada», desvela el alcalde.
Una ambiciosa e interesante iniciativa, cuya gestión sería de tipo privada, que por el momento es sólo un proyecto de futuro pues su coste superaría los 10 millones de euros. El Consistorio de Brañosera lo considera viable por su rentabilidad, tras realizar diversos estudios.
«Se lo presentamos a la presidenta de la Diputación de Palencia y le ha gustado mucho pero ahora hay que analizarlo todo bien y dar pequeños pasos. Además estamos abiertos a otras iniciativas que puedan surgir», comenta Mediavilla. Y es que su intención es que el águila de El Golobar por fin y tras cuarenta años iniciase su vuelo hacia el futuro.
CUATRO DÉCADAS DE ESPERA
Un gran proyecto el que le gustaría llevar a cabo al regidor de Brañosera que al igual que muchos de sus vecinos ha vivido en primera persona lo que ya se ha convertido en la historia de El Golobar. «El proyecto se inició hace más de cuatro décadas cuando se pensó tras el boom turístico de los deportes de montaña y de los Paradores Nacionales, además del éxito de Alto Campoo en crear también una estación alpina aquí», concreta Jesús María Mediavilla.
En algunos casos se recuperaron edificios emblemáticos de nuestro patrimonio, y en otros como en el caso del Parador de Fuentes Carrionas en Cervera de Pisuerga se optó por la nueva construcción en zonas de gran belleza paisajística y con el fin de dinamizarlas. Aprovechando ambas acciones la Diputación de Palencia proyectó la creación de un hotel de alta montaña en las cercanías de Brañosera.
Corrían finales de los años sesenta y principios de la de los setenta y por desgracia llegó la grave crisis de 1973. Varios años después El Parador de El Golobar no se acabó, faltando tan sólo algunos remates para su culminación.
Sin embargo, una pequeña estación de esquí sí que se puso en marcha con remontes en La Collada, muchos recordarán las dos perchas y el telebaby que se instalaron y que fueron utilizados en diferentes etapas, la última en los años noventa. Incluso hasta no hace mucho se podían ver algunos de sus elementos, que fueron retirados hace ocho años por la Junta Vecinal de la localidad. En 2009 y tras pedir el Ayuntamiento la reversión del terreno y la construcción a la Administración Provincial también se pensó en varias iniciativas.
Iniciativa en 2009. La Institución Provincial tenía previsto destinar una partida de 150.000 euros para crear un edificio de usos múltiples, en el que se incluían un centro para el estudio de la flora y de la fauna. Otro de los usos que estaba contemplado era que allí se coordinarían actividades de alta montaña, ya que en la zona se practican la escalada, el montañismo, etc. Querían que sirviese como Centro de Recepción de la gran cantidad de visitantes que acuden hasta la sierra norteña para ver la nieve, conocer el pueblo y su entorno, admirar el espectacular paisaje, practicar actividades deportivas y disfrutar de su buena gastronomía, por lo que también estaba previsto un servicio complementario de bar.
Finalmente esa idea no se concretó y la Junta Vecinal y el Consistorio siguieron pidiendo los fondos comprometidos para llevar a cabo algún proyecto. «Nos concedieron 100.000 euros pero con el condicionamiento de ejecutarlo en el plazo de un año, se pidió prórroga pues no lo podíamos terminar pero no nos la dieron y finalmente con lo que nos quedó de la subvención retiramos la línea de alta tensión, acondicionamos el interior y se realizó un vallado de madera», sostiene el regidor.
Edificio que aunque en principio debido a su antigüedad podía parecer que estaba obsoleto, y que incluso se pensó en derribar, está en óptimas condiciones. «Estaba y está en perfecto estado, según el estudio que realizó la Fundación Santa María la Real, por lo que se podía comenzar con su rehabilitación», afirma Mediavilla.
Cuatro décadas después ese rincón sigue conservando un gran atractivo. El pasado año y tras las grandes nevadas, en el municipio que cuenta con cinco establecimientos de restauración -cuatro en Brañosera y uno en Salcedillo-, los sábados y domingos se dieron más de 500 comidas. Dato que demuestra el interés que despierta El Golobar, que sigue esperando en la sierra palentina.