"Llegamos a mover 300 jugadoras en el Club Balonmano Palencia"

J. Benito Iglesias
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Fajado durante 50 años en el trabajo por cuenta ajena y propia, dejó su sello en el hotel Monclús, Muebles Serrano y su propia empresa de limpieza industrial Exclusivas Carrión. Al balonmano femenino le dedicó 21 años

"Llegamos a mover 300 jugadoras en el Club Balonmano Palencia" - Foto: Óscar Navarro

Parece que fue ayer cuando José Ignacio Rioseras Domingo, nacido en la capital el 26 de agosto de 1957, correteaba en «una infancia muy feliz plena de juegos con otros niños» en las plazas del Cordón y de la catedral, según recuerda poniendo cara de felicidad. Vivía en la calle de Valdeserías, que hoy se conoce como Árbol del Paraíso y, en los alrededores, disfrutó, y mucho, de todas sus andanzas de «chiquito» con numerosos amigos del barrio y el colegio Blas Sierra. «Ahora, ves que la vida ha cambiado y, que de las etapas infantiles con una sana convivencia y juegos en plena calle, se ha pasado a algo completamente distinto y te da un poco de pena», lamenta.

Formó parte de una familia en la que su padre era mecánico y montador de grúas en el sector de la construcción y su madre se dedicaba a las labores domésticas. Segundo de tres hermanos, tuvo a gala el aplicar la máxima de que en la vida es muy positivo formarse pronto en lo laboral. Para ello, tomó una decisión de la que, a día de hoy, no se arrepiente en absoluto y le ha ayudado a asumir compromisos y responsabilidades en el devenir diario. «A los 14 años dejé los estudios y, como a esa edad entonces ya podías trabajar, entré de botones en el recién inaugurado hotel Monclús. A los 18 años pasé al puesto de recepcionista y estuve otros 14 años solo en el turno de noche», explica.

Inquieto y con ganas de aprender y, dado que su desempeño laboral le dejaba tiempo libre durante el día y no tenía otras aficiones, se planteó retomar los estudios. «No sabía si después de un largo parón la cosa iba a ir bien, pero me llevé una sorpresa. Matricularme en la Escuela de Artes y Oficios fue algo muy gratificante y estuve muchos años sacando varias especialidades. Es cierto que me costaba encontrar tiempo de estudio en los escasos días libres que tenía y las pocas horas de sueño, pero logré sacar todo adelante», detalla.

VIDA LABORAL Y FAMILIAR. Y como todo tiene su momento vital y laboral, los turnos de noche en el hotel Monclús acabaron pasando a mejor vida. Antes, en el puesto de recepcionista pudo hacer un curso intensivo de relaciones sociales y curtirse y madurar en el trato con la clientela. «Fue muy duro aguantar 14 años en un turno siempre de 12 de la noche a 8 de la mañana, ya que tienes que hacer una vida completamente distinta a la del resto.  Te lo tienes que plantear muy bien porque a nivel mental supone un esfuerzo enorme. Como recepcionista prima el ser muy discreto y cuidar mucho el trato y la educación, que tiene que ser de un nivel muy alto. Sinceramente, no tuve ningún conflicto destacable o situaciones complicadas, salvo lo de siempre cuando vienen grupos de jóvenes en excursiones y demás y tenías que ponerles un poco firmes», arguye.

"Llegamos a mover 300 jugadoras en el Club Balonmano Palencia" - Foto: Óscar NavarroY tras una larga experiencia laboral hotelera llegó el matrimonio con Carmen a los 32 años, del que nacieron Ana y Esther. Los estudios en la Escuela de Artes y Oficios posibilitaron el acceso a su segundo trabajo por cuenta ajena en la capital, en concreto en la empresa Muebles Serrano. «La delineación y el diseño de interiores me ayudaron durante tres años en un trabajo que me gustó llevar a cabo y muy distinto al del hotel, aplicando mis conocimientos al mundo de los muebles en una etapa también muy bonita», apunta.

 Después, a raíz de una necesidad que surgió en una empresa de un familiar, accedió al tema de la distribución y venta de productos químicos y la maquinaria de limpieza industrial en varios sectores, trabajando para equipar distintas instalaciones privadas y públicas. «Fue un cambio radical porque, al poco tiempo, monté mi propia empresa en el gremio: Exclusivas Carrión. En ella empecé a tener otra vida completamente distinta, que es la de comercial y los numerosos viajes por toda la provincia y, también, por el resto de Castilla y León. Ser autónomo es muy complejo porque eres tú el que responsabilizas de todo como los pagos a Hacienda, Seguridad Social, contratos y demás. En la primera etapa del negocio, contando a los comerciales, llegamos a ser una plantilla de siete personas y, al final, nos quedamos solo tres», expone.

BALONMANO FEMENINO. El afán por colaborar en lo que podía llevó a José Ignacio a apoyar a su hija mayor, Ana, en la práctica deportiva cuando tenía siete años, con motivo de una captación en un campus de balonmano en el que estaba como monitor Ramón Juan Lanchares. Lo que empezó siendo el padre de una niña a la que acompañaba porque le gustaba el deporte -a la que luego se sumó la hermana pequeña, Esther- terminó siendo una colaboración altruista de 21 años con el Club Balonmano Palencia Femenino, más conocido como Palencia Turismo, ya que cuenta con el apoyo publicitario de la marca impulsada por el Ayuntamiento y la Diputación. «Pidieron la colaboración de algún padre para echar una mano y terminé siendo presidente 18 años. Estar en una directiva, ya sea de balonmano u otro deporte en etapas de formación, conlleva muchísimo tiempo de dedicación. Yo viajaba por trabajo a diario y el fin de semana lo volvía a hacer por el tema deportivo. El hecho de haber podido conocer muchísimos gremios e instituciones en mi empresa, hacía que muchas veces las visitas por motivos de trabajo las vinculara un poco con el tema del balonmano para sacar patrocinios. A esa tarea me dediqué durante la mayor parte de mi estancia en el club», señala.

El balonmano de base femenino ha dado y aún da muchas satisfacciones a las jugadoras, familias y los  impulsores del Palencia Turismo,  que ahora milita en la Primera Nacional femenina. «De tener un nivel normal en Castilla y León, el club pasó a ser completamente un referente no solo en la Comunidad, sino que también fue reconocido en muchas provincias de España por el trabajo que estábamos haciendo. Hemos llegado a tener 302 jugadoras en la etapa más fructífera y solo se incorporaba a alguna de fuera de cierto nivel al venir por estudios en el equipo senior, que llegó a militar en la segunda categoría nacional del balonmano femenino. Nos hemos estado enfrentando con clubes en los que militaban jugadoras de la selección española y extranjeras. Era como intentar ser David luchando contra Goliath. Cinco de nuestras chicas han llegado a jugar en la máxima división del balonmano femenino nacional y eso en otros deportes sería algo histórico. La última es Elena Cuadrado, una muchacha que llegó a jugar en la selección nacional absoluta, tras hacerlo antes en la junior y juvenil, y ahí está ganándose la vida con el balonmano y, como ella, otras cuatro jugadoras más. Hay que destacar y agradecer a todas las personas que se han dedicado a apoyar al balonmano femenino o están involucradas en este mundo de forma altruista lo que hacen para que se mantenga y se cuide la base. En 2022, cuando hubo elecciones, decidí no seguir al considerar que mi etapa ya había finalizado y que el club necesitaba una renovación», argumenta.

"Llegamos a mover 300 jugadoras en el Club Balonmano Palencia"Aunque ya esté fuera de la directiva, José Ignacio Rioseras sigue colaborando con el Palencia Turismo de Balonmano Femenino. «En lo que los actuales directivos ven que les puedo echar una mano, saben que me tienen siempre ahí. Es cierto que ahora ya descanso un poquito de los incontables kilómetros realizados entre el trabajo y los desplazamientos deportivos. En estos años también tengo que agradecer la ayuda y compresión que tuvo siempre mi mujer y las del resto de directivos. Sin ellas, hubiésemos durado dos asaltos en el puesto», manifiesta.

LAS AFICIONES. Y cuando lo laboral -y en su caso el papel de directivo en un club deportivo a pleno rendimiento han tocado a su fin- hay otras muchas cosas en la vida. Una de ellas la tiene apartada desde hace años, pero seguro que Ignacio Rioseras no tardará mucho en retomarla. Durante numerosos fines de semana realizó con amigos las variadas rutas de senderismo por la Montaña Palentina, de la que se considera un apasionado por su belleza y diversidad.

Y mientras recupera esta actividad vinculada a la naturaleza, no le sobra nada de tiempo al formar parte de un grupo de voluntarios culturales en el Museo de Palencia. «Somos cinco personas las que actuamos en el recinto -conocido también como el Museo Arqueológico de la Casa del Cordón- cuando se nos requiere puntualmente. No somos guías y lo enseñamos un poco en la medida en la que nos hemos formado en una agrupación a nivel nacional para colaborar en distintos tipos de museos», indica. Además, la faceta cultural la combina con otras actividades formativas. «Estoy yendo a clases de pintura, mi profesora es Carlota Reja y voy dos días más a clases en el CEAS, además realizados ya tres cursos de cocina en el Centro San Jorge, en el que sigo», añade. 

Finalmente, la idea de que cuando uno se jubila ya no va a hacer nada la destierra totalmente y, desde que pasó a esta situación hace dos años y medio, figura como secretario en la Asociación de Vecinos de La Puebla. «Se trata de la zona más problemática de toda la capital en cuanto a ruidos y ocio nocturno y nos lanzamos a intentar solucionar un poquito este y otros problemas del barrio, dando pequeños pasos. Me alegró especialmente la pasada semana escuchar a la alcaldesa, Miriam Andrés, en torno al tema de las obras nocturnas ferroviarias de Adif,  que para ella lo más importante y su prioridad es el descanso de los vecinos. Estas palabras textuales es la primera vez que se las oigo, se trata de un algo que nos ampara la Constitución y, por eso, queremos que se cumpla y respete en nuestro barrio y en el resto», concluye.