Un año más, y ya van ocho, cientos de palentinos asisten en un amplio recinto expositor ubicado en el seminario mayor a una nueva edición de Dulzura en Clausura. En esta muestra gastronómica participan seis conventos y monasterios de vida contemplativa de la Diócesis para mostrar y vender los mejores dulces artesanos elaborados con mimo por las religiosas en sus recintos conventuales, mediante recetas que, en muchos casos, son centenarias.
Todos estos productos, en los que se integran también los navideños, ya que en esta época tienen una mejor salida, son elaborados a diario por la hermanas de la orden de las Brígidas del monasterio de la Inmaculada en Paredes de Nava; el monasterio de Nuestra Señora de la Piedad de las Dominicas de Palencia; el monasterio de Santa Clara de las Clarisas de Carrión de los Condes; el monasterio de Nuestra Señora de las Consolación de las Clarisas de Calabazanos; el real convento de las Clarisas de Astudillo; y el convento de la Santísima Trinidad de las Carmelitas de Carrión de los Condes.
«Nuestros panetones se venden para ciudades como Coruña, León o Madrid. Tenemos los canutillos de crema hechos a mano que reparten éxito con las magdalenas bizcochadas, porque llevan muy poco azúcar», indica Caridad Miralles, carmelita descalza de Carrión.
Dulces de calidad con sabores centenarios«Las cañas rellenas de crema es nuestro dulce estrella. Nos movemos por numerosas ferias todo el año y este tipo de producto es el que más nos solicita la clientela. Hay uno nuevo que está teniendo mucho éxito que se llama flor de Santa Brígida, hecho a base de almendra pura, azúcar y nata», desgrana Irene Nolasco, brígida de Paredes.
«Lo que más se vende es el turrón de chocolate y lo hay, además, de almendra, con avellana, sin azúcar. Nuestras anguilas están teniendo cada vez más fama. Van rellenas de batata dulce, tienen forma de roscón y saben a mermelada», dice Miriam Tillería, dominica de Palencia.
Dulzura en Clausura nació en diciembre de 2016 a través de la iniciativa del obispo emérito Manuel Herrero para dar a conocer la labor y el trabajo que de manera artesanal realizan las religiosas de vida contemplativa y dar una mejor salida de productos que habitualmente se venden solo en los conventos. La elaboración de dulces es para muchos conventos y monasterios de clausura su principal medio de subsistencia y su principal fuente de ingresos, complementando algunos su economía con la venta de productos alimentarios entre los que disponen de huerta.
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Los productos que las monjas elaboran y ponen a la venta estos días en la capital son adelaidas, almendrados, amarguillos, bombones, ciegas, cocadas, cordiales, damianitas, glorias cañas, magdalenas, mantecados, mazapanes y mostachones, paciencias, pastas, perrunillas, polvorones, roscas y roscos, roscones, rosquillas, sacristanes, tejas de almendra, tortas y turrones. Durante la jornada de hoy y la mañana el horario de apertura de la muestra de dulces artesamos en el seminario mayor es de 11 a 14 y de 17 a 20,30 horas.