El docente, escritor y sacerdote Juan Zapatero materializa su vida en su última novela, El amor fue más fuerte. A través de Fernando, el protagonista, relata su historia real de amor con su compañera, a la que el libro nombra como Irene.
Del mismo modo, la novela narra la forma en la que su amor le hizo abandonar el celibato y, por ende, el ejercicio de su misión sacerdotal. Así las cosas, Zapatero aprovecha su libro para manifiestar su contrariedad respecto a ciertos dogmas de la Iglesia.
El protagonista de su novela El amor fue más fuerte comparte ciertas similitudes con usted
Es una novela autobiográfica. Me pareció acertado, por el hecho novelístico, cambiar los nombres.
En la descripción, define a este libro como una forma de poner de manifiesto aquellas cuestiones con las que discrepa con la Iglesia
La novela es un recorrido por la vida del protagonista, en este caso, yo. Fernando pone en jaque ciertas cuestiones que va descubriendo, ciertos dogmas de la iglesia que cree contradictorios con lo que siempre ha encontrado en la frescura del evangelio. Muchas veces, estos dogmas están relacionados con el forzar y el deprimir.
Fernando pretende presentar a sus feligreses y a la gente con la que se mueve las buenas noticias y el aire que da el evangelio, que se pone en contradicción con la Iglesia.
Hay momentos en los que Fernando asegura que la Iglesia ha tenido que inventar el derecho canónico para poder domesticar al evangelio, ya que, en cierta manera, le hacía bastante daño.
Visto así, emplea la literatura como una fuente de reivindicación
He intentado, con el género novelístico, presentar algo importante en mi vida. Es la reivindicación de la religiosidad del evangelio frente a la de la Iglesia. Esta última, en su mayoría, es bastante oscura.
En Palencia han tenido un buen ejemplo de Iglesia fresca de la mano el obispo emérito Nicolás Castellanos. Son excepciones con las que me siento muy identificado.
Estas posturas que manifiesta chocan con su condición de sacerdote
Ya no ejerzo como tal. Comparto mi vida con mi compañera desde hace años y, a partir de ese momento, dejé de ejercer el sacerdocio porque consideré que había una contradicción en ambas cosas.
No podía seguir con estas dos vidas porque no era lógico. También quise ser coherente conmigo mismo y, si la Iglesia dice que el celibato es una realidad para impedir que una persona siga ejerciendo el ministerio, dejarlo.
Sigo siendo sacerdote porque lo dice la teología: una persona ordenada sacerdote lo es para toda la eternidad. Desde esta postura quiero reivindicar el celibato opcional, la capacidad de que los curas puedan, si quieren, casarse libremente, sin que esto sea un obstáculo para ejercer algo tan bonito como es el presidir una comunidad de fieles.
¿Qué papel juega el amor en su historia?
El amor, en toda mi etapa pastoral, lo he intentado poner como el primer preferente. Siempre he compaginado mi vida de sacerdote con la enseñanza.
A mis feligreses y alumnos siempre les decía que los seres humanos hemos nacido para amar y ser amados. Eso es lo más maravillosos que existe. Cuando una persona ama y se siente amada alcanza el mayor punto de felicidad que puede existir; si opta por el odio o el egoísmo, por mucho que lo quiera disimular, va a recibir lo mismo.
La Iglesia te pone una condición cuando alguien quiere ser sacerdote: el celibato. Yo en su día lo acepté, tal y como cuento en la novela. A partir del momento en el que empecé a amar a una persona con la que me sentía identificado y con la que podía recorrer conjuntamente mi camino, dejé de ejercer el sacerdocio. Ese fue el punto inflexible en el que la Iglesia dijo: o lo uno o lo otro.
Uno de sus ensayos más llamativos es Un tweet para cada día. En él, manifiesta sus pensamientos en 140 caracteres por cada día del año. ¿Alguno del que guarde un especial recuerdo?
Hay un personaje en mi última novela que es la hermana Pilar, puesto que quise también lanzar una lanza en favor de aquellos sectores de la Iglesia que están compometidos con todo.
Ese sector lo centro en este personaje, una monja que acoge desde niña a Irene, la coprotagonista. Precisamente, muchos de los pensamientos de la hermana Pilar los he sacado a partir de mi ensayo Un tweet para cada día.