Había esperanzas en los palentinos de truncar su mala racha y de sumar además su primera victoria a domicilio como equipo ACB en el viaje a Granada para un duelo por todo lo bajo. Pero con una defensa transparente es imposible vencer en la máxima categoría, y el equipo morado se vino abajo muy pronto ante el dinamismo de un Covirán que acabó realizando un festival ofensivo. Nueva derrota, con mejor imagen en el ataque, pero encajando de nuevo por encima de los cien puntos. Así es imposible poder siquiera pensar ya no en triunfos del Zunder, sino en finales ajustados.
Fallos de salida en el lanzamiento exterior palentino, con respuesta de Costa y Felicio ubicando el 5-0 de inicio. Cogía las primeras ventajas Covirán Granada con un Cheatham imparable para la defensa castellana. Así, tras un oportuno triple de Whittington que recortaba a un 13-10, dos zarpazos seguidos, el californiano de los nazaríes contestaba con dos bombas teledirigidas desde la larga distancia, 19-10 en el ecuador y preocupantes sensaciones una vez más en la defensa morada, ayer celeste.
Y es que los errores lastraban a un Zunder donde nada salía bien. Rotaciones en el banco con la entrada de Ndiaye o Rodríguez, pero un mate de Kairys ponía una renta de trece para Granada a tres minutos del final, 23-10. Cortaba la sangría Brown desde el triple, inspirado el jugador de Palencia para bajar de la barrera de los diez (26-17), y con la felicidad de un triplazo de Kamba a dos segundos de la bocina para dejar la cuestión en 26-20, Zunder Palencia teñido de cierta esperanza.
En el segundo acto, Covirán se ponía las pilas en defensa y pronto volvía a la barrera de los diez de ventaja con un triple de Kramer (33-22), mientras Zunder dependía en exceso de la inspiración de Brown en ataque y Covirán ofrecía un baloncesto más coral. Benite y Whittington volvían a pista y repercutía su regreso en positivo, pero pronto el equipo local volvía a mover el balón con fluidez superando a la defensa palentina sin apuros. Kramer era el estilete y en un abrir y cerrar de ojos se iba casi a los veinte el conjunto nazarí (41-24). Whittington sacaba el genio en una gran acción de ataque para recortar en un 44-29, tirando del carro al menos para mantener a los de Marcos Justo en la pomada antes del asueto.
Un parcial de 0-5 con Van der Vuurst y Pasecniks insuflaba ánimos y obligaba al tiempo muerto del míster granadino (46-34). Se ponía a diez Zunder, pero Konontsuk y Costa cortaban de cuajo la reacción. 18 abajo al descanso en el furioso final de los granadinos, un descorazonador 55-37. ¿La defensa? Sigue el debate.
Aunque Pasecniks comenzaba enchufado de cara al aro en el tercer cuarto, la reacción de Zunder Palencia era un querer y no poder y a los tres minutos la espectacularidad de Cheatham ponía a Covirán por encima de los veinte de diferencia con un 65-44. Cambios de defensa, cambios de hombres, nada le salía del todo al conjunto palentino. Y es que los bombarderos de Granada desde la larga distancia seguían inspirados y el pabellón nazarí disfrutaba con un 70-45 en el ecuador tras el acierto de tres de Thomasson. Una tortura desde la óptica visitante.
Las distancias estaban estabilizadas en torno a esos 25 puntos (77-52) en una dinámica donde ya parecía todo el pescado vendido a trece minutos para el final de la contienda, con el público de Granada disfrutando con las jugadas de los suyos, como un tres más uno de Thomasson para poner las cosas en 81-55. Descorazonador el electrónico, y es que un triple de Rousselle apenas a tres segundos de la bocina permitía a los locales alcanzar los 90 puntos en 30 minutos, y así es imposible. El último cuarto sobró. Al menos el coraje de Zunder Palencia le llevaba a recortar las distancias en un maquillaje de la derrota. La salvación, más lejos.