No voy a ser precisamente gastronómico hoy, pero no me saldré mucho de la línea porque quiero confesarles algunas cosas que suceden en las habitaciones de los hoteles. Y no, no se me pongan morbosos, no va por ahí que algunos ya están empezando a pensar… va de las instalaciones de la habitación que me resultan incómodas. Por ejemplo, cuando abrimos la puerta, metemos la tarjeta en la casilla para que se encienda la luz… y nos encontramos con una habitación enorme con lámparas de pie, de techo, en las mesillas de la cama, y alguna más, que hay que ir apagando una a una… así que de primeras, si entramos por la noche a la habitación, nos toca dar un paseíto por ella…Otra cosa molesta es cuando las toallas de baño están lejos de la zona de ducha. Uno va por la mañana a ducharse todavía en estado semi zombi, y al salir de la ducha se percata de que la toalla está en el lado opuesto del baño, con el consiguiente reguero que deja para las queridas y sufridoras kellys, tienen el cielo ganado sin duda. La ducha tiene mucho recorrido en estas situaciones. Ya sea por falta de presión, porque el agua sale en direcciones anárquicas y a veces mojamos más paredes o suelos que nuestro cuerpo, por las mamparas pequeñas o aún de cortina que también provocan algún que otro desastre, o por la falta de mantenimiento o de visión al instalar ducha o bañera que provocan ríos de agua de manera involuntaria sobre el suelo del baño. Lencería desgastada o amarillenta es otra y, sin salir del baño, que al lado del WC no haya una escobilla son otros detalles, y ya salimos del baño. Colchones muy duros o camas hechas con las sábanas tremendamente apretadas son mis mayores temores a la hora de ir a dormir, a veces tengo la sensación de que entre las muchas luces a apagar una a una y la pelea con las sábanas para poder entrar entre ellas y el colchón, me tienen que convalidar una sesión de gimnasio por el ejercicio realizado. No se vayan a creer, viajo constantemente y me encantan los hoteles, me encantó en su momento haber trabajado en hoteles, suelo dormir muy bien y los tengo mucho cariño. Pero siempre están esas pequeñas cosas que le dan a uno rabia, y esta semana se las quería compartir a ustedes.