Día de Todos los Santos, cuando los seres queridos, aunque físicamente ausentes están más vivos en los corazones y recuerdos de miles de personas que hacen suya la arraigada tradición de visitar los cementerios para depositar flores en sus tumbas y elevar al cielo una oración. Una vez más volvió a repetirse la imagen, fruto de un sentimiento que permanece inalterable con el paso de años, del homenaje a quienes han partido y de un amor que nunca muere.
El camposanto capitalino, que en esta jornada abrió sus puertas desde las 7,30 hasta las 19 horas (horario que mantendrá hasta mañana) registró un incesante entrar y salir de personas cuya visita a las tumbas de sus difuntos se caracterizó por un espléndido día, con el que, de vez en cuando, sorprende el 1 de noviembre. Flores naturales en arreglos más tradicionales junto a otros más innovadores tanto en su composición como la inclusión de elementos vegetales no tan comunes conformaron el paisaje de la jornada. Y, además de todo ello, no pocas curiosidades en panteones con inscripciones, grabados, frases y dedicatorias: «Si nos necesitáis en la tierra, búscanos en el cielo» es uno de los ejemplos, o la estrofa de La bondad, de Pablo Neruda, que dice «Y así serán llamados buenos los de derecho corazón, los no doblegados, los insumisos, los mejores. Ellos reivindicarán la bondad podrida por tanta bajeza, ellos serán el brazo de la vida y los ricos de espíritu. Y de ellos, solo de ellos, será el reino de la tierra».
Aunque no predominan, sí que pueden leerse en panteones del cementerio de Nuestra Señora de los Ángeles de la capital palentina frases como «Que dulce es morir cuando se ha sabido vivir bien; busqué donde reposar y me fijé en el cielo»; «La muerte no me da miedo sino una enorme tristeza por tener que dejar tantas cosas bellas que aún tiene la vida»; «Te fuiste al cielo y ahora sé que eres la estrella más brillante que ilumina mi camino»; «Existimos mientras alguien nos recuerda; nosotros jamás te olvidaremos»; «Hasta aquí el tiempo. Desde aquí la eternidad».
En el capítulo de celebraciones en Nuestra Señora de los Ángeles, hoy a las 12 horas está programada una misa por los difuntos. Ayer se celebraron tres, una de ellas presidida por el obispo de la diócesis, Mikel Garciandía.
En cuanto al dispositivo frente a contingencias sanitarias, durante el tiempo que permaneció abierto el cementerio, funcionó una ambulancia y un vehículo de atención puntual. Entre los percances frente a los que hubo que actuar, decir que una señora se cayó y fue necesario su traslado al Complejo Asistencial Universitario de Palencia, (Caupa). El dispositivo del Ayuntamiento con Cruz Roja se desplegó ayer, jornada con la previsión de mayor afluencia. Se contó con tres socorristas y dos técnicos conductores.
continuo. El flujo de visitantes al cementerio en tan señalada fecha fue abundante y constante, más durante una jornada en la que brilló el sol y la temperatura mereció el calificativo de agradable, circunstancias propicias para cumplir con la tradición de visitar las tumbas en una fecha que se remonta a siglos atrás, cuando las comunidades católicas comenzaron a rendir homenaje a todos los santos y a las almas de los fieles difuntos.
Entre esos miles de visitantes, mencionar a Julio, Alexis y José Luis, que coincidieron en destacar el magnífico día en comparación con otros de años anteriores, bastente fríos y lluviosos. «Es un cementerio cómodo, accesible en todos los sentidos», comentaron, y preguntados por las flores, señalaron que «no miras precio; haces la ofrenda a los familiares y ya está».
Alberto, Araceli y Guillermo visitaron el cementerio de Nuestra Señora de los Ángeles llegados desde San Llorente del Páramo. «Hemos aparcado sin problemas, el día acompaña, hasta hace demasiado calor, así que todo bien», expusieron. «El martes, en Saldaña, el mercado estaba a rebosar de flores, pero no las cogimos para no venir cargados. Una hermana las encargó aquí», dijeron. «Se viene, se dejan las flores y se reza y de vuelta a casa. Un día en familia», concluyeron.
Ángel, Mayte y Elena, de la capital y Villamoronta, comentaron que suelen visitar el cementerio, «no solo en Todos los Santos, que parece que es el día de obligación, y no es así». En su opinión, el camposanto «podría estar más limpio, porque durante el resto del año se olvidan, la gente no viene, las flores se secan, el aire las tira y ahí se quedan». Valoraron organización e hicieron hincapié en los aparcamientos, que «menos mal, porque sino esto sería un caos» la gente va y viene. «Hay más gente que otros años», subrayaron.