Juan Manuel Esparza Cabeza, propietario del conocido Club 38 de Palencia, falleció ayer en su domicilio a los 67 años de edad. Era uno de los rostros más conocidos de la hostelería palentina.
Era hijo de otro de los grandes hosteleros de Palencia, Manuel Esparza, que fue quien en 1966 solicitó el permiso para abrir el primer night club de la ciudad después de haber estado al frente del Miami, otro clásico de la calle Mayor, ya desaparecido, en el que se rodaron algunas escenas de la homónima y reconocida película de Juan Antonio Bardem.
El Club 38, que siguiendo la corriente imperante, tomó su nombre del número de la calle en que se encuentra, cumplió 50 años de vida en 2016. El 28 de agosto de 1966 abría la Wiskería Club 38, organizando ese mismo año en la ciudad el primer cotillón con barra libre a un precio muy comentado en el sector hostelero.
Adiós al ‘alma’ de la noche palentinaManolo Esparza recordaba de ese día el disgusto que le supuso que su padre no le dejara estar en el meollo después de haber ayudado a llevar alguna que otra botella. Con el paso de los años, uno la fue soltando las riendas, que sujeta el otro.
Esparza siempre consideró que en la ilusión, las ganas de hacer las cosas bien y el respeto radica la clave que le permitió recoger elmejor trofeo, más de 50 años en el negocio.
'SÓLO PAREJAS'. Durante años, una ya retirada placa a la entrada con la frase Sólo parejas resultó ser el mejor seguro contra pelmazos. Lo que se le resistió a Esparza, a pesar de las connotaciones, fue lo de eliminar lo de club, porque el local es lo que se considera un night club. De la filosofía del 38 da cuenta una frase de Wharhol asumida por el empresario: «sólo los modernos quedan atrás».
El carácter universal de la música o que el local hable a través de recuerdos contribuyeron al éxito.
Entre los cambios observados, los motivados por las modas y que tuvieron que ver con los de los gustos alcohólicos. Como decía en estas mismas páginas el psicólogo Fernando Martín Adúriz, «si Umbral recordaba la noche en que llegué al Café Gijón, nosotros podríamos escribir la noche en que llegué al Club 38. Cada palentino podría, y también cada visitante, cada invitado a nuestra ciudad, pues deja huella indeleble, y muchos amigos así nos lo recuerdan. Pues bien, tengo para mí que el 38 ha sido para muchos el lugar de esa cita clandestina, el momento de la entrada iniciática en un lugar prohibido, secreto, cual Rick's Café de Casablanca». Con el fallecimiento de Juan Manuel Esparza Cabeza se ha ido una parte de la historia de la noche palentina.