No solo encontramos claves importantes sobre la existencia de un Viejo Camino Jacobeo en las localidades reseñadas en el capítulo anterior: Traspeña de la Peña, Taranco de Mena, etc., pues son innumerables los vestigios que surgen en torno a cualquiera de los pueblos por los que transita esta senda milenaria, utilizada por los primeros peregrinos para alcanzar la gloria ofrecida por el Apóstol Santiago, allá en los confines de la Tierra.

En este aspecto, tal vez sea el historiador bilbaíno Gregorio de Balparda uno de los más explícitos. Balparda, en su libro Historia crítica de Vizcaya y de sus fueros (1924), deja escrito: «El itinerario probable de los peregrinos a Santiago quedó señalado por un rosario de iglesias de las más antiguas del país, muchas de ellas dedicadas al Santo Apóstol, comenzando desde Santiago de Hendaya y Santiago de Irún, seguía por caminos seguramente romanos la costa guipuzcoana [...] Ofrecía el paso sobre el Nervión; tomarían luego el valle del Cadagua hasta Valmaseda [...] por Mena, donde podían utilizar el monasterio de Taranco, destinado a viandantes o peregrinos por su fundador [...] Penetrarían por la antigua vía romana al río Pisuerga, por las Merindades de Castilla la Vieja».

Vemos que en aquellos primeros años de peregrinaciones tuvieron gran importancia las ya de por sí antiguas calzadas romanas. Así consta también en el libro Las peregrinaciones jacobeas, tomo 2, página 16. En el mencionado libro, que forma parte de una colección de tres tomos, el historiador Luciano Huidobro deja constancia del siguiente texto: «Comparando los diferentes itinerarios demuestra cuan fielmente han seguido los santiagueses las antiguas rutas romanas, que ellos renovaron». No hay duda de que los romanos tejieron una gran red viaria por toda la península. Palencia, en las primeras centurias del primer milenio, se convirtió en cruce de caminos. Una de las vías más reseñable era la que unía Herrera de Pisuerga con los puertos de la actual Cantabria. 

herencia del imperio. Y es muy posible que el tramo de calzada romana entre Aguilar de Campoo y Reinosa fuera utilizado por los antiguos peregrinos para entrar en territorio palentino por Cordovilla de Aguilar, una vez abandonadas la Merindades en el norte de Burgos. Alcanzando, tras atravesar localidades con importantes vestigios romanos como Nestar o Menaza, una de las localidades, cruce de caminos más concurrido… ayer y hoy: Aguilar de Campoo. 

La antigua ruta peregrina de la Montaña Palentina Calzadas secundarias, heredadas de la época del Gran Imperio, comunicaban los territorios provinciales, como la posible calzada que unía Valdeolea con Guardo. Me atrevo a argumentar que dicha vía formaba parte de este viejo trayecto penitencial, recuperado para la misión por los lugareños y tal vez por los propios peregrinos del medievo. 

Lo que sí es seguro es que los valientes peregrinos se adentraban en lares de gran belleza natural, comarcas con imponentes eremitorios, iglesias y monasterios, como San Román de Entrepeñas (en la localidad norteña de Santibáñez de la Peña), en los que eran atendidos. Lugares de excepción, donde un milenio después el románico y el gótico se conservan prácticamente en su estado más puro y genuino. Tierras donde fluyen suficientes indicios jacobeos que muestran y detallan el camino peregrino a seguir en este ilusionante viaje por las hermosas tierras del norte palentino.

Eduardo Gutiérrez {TEXTO Y FOTOS}

La antigua ruta peregrina de la Montaña Palentina Eduardogutierrezperez@gmail.com

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