Navidad. Turrón, celebraciones, reuniones familiares... y belenes.
Elena Diez Pérez, de Magaz de Pisuerga, es coleccionista de belenes desde hace unos 30 años.
Todo comenzó con los belenes que sus amistades y familiares le regalaban, sabedoras de lo mucho que a Elena le gustaban. Así, fueron llegando a sus manos belenes de los más recónditos lugares. Al ver que podía reunirlos en colección comenzó también a comprarlos ella misma, siempre buscando que representaran las más diversas culturas de todo el mundo, buscando que fueran típicos de algún país, ya que al ser un elemento cultural en cada lugar tienen características propias.
Navidad en el Cerrato
Siempre que está de vacaciones los va buscando, y dos veces al año viaja a Madrid a comprarlos. Los adquiere sobre todo en mercadillos, en los que los propios artistas venden belenes, y en tiendas de comercio solidario. También tiene contacto con otros coleccionistas.
Así, tiene belenes italianos, peruanos, con los Reyes Magos en llamas; de Alaska, con personajes esquimales, etc. Destaca como caso curioso por su originalidad uno en el que es San José quien tiene al niño en brazos.
Entre regalos y adquisiciones ya tiene más de 300 y su colección aumenta como mínimo en 10 unidades cada año.
Navidad en el Cerrato
En un principio se limitaba a guardarlos en el trastero, empaquetados. Pero sus amistades, sabedoras del tesoro cultural que guardaba en ese trastero, comenzaron a pedirle que les prestara algunos belenes para colocarlos en centros escolares o similares. Aquello animó a Elena a ser ella misma quien hiciera una muestra en su pueblo, como este año que la hará antes del día 24. Cientos de belenes expuestos en una de las muestras más representativas de las diversas culturas del mundo. Con posterioridad los expuso en Palencia.
BELÉN VIVIENTE.
Desde 1978, Cabezón de Pisuerga es escenario de un gran Belén viviente, con la participación de más de 100 personas además de burros y ovejas. La infraestructura (casas, castillos, posadas…) es toda artesanal, sobre una maqueta de Dionisio Gómez Mera, y queda montada de un año para otro. En él se representan los oficios de la época, cada uno con sus utensilios: alfareros, panaderos, planchadoras, carpinteros, herreros, curtidores, bodegueros, toneleros, etc.
En Fuentes de Valdepero se ha recuperado también la tradición del Belén viviente desde estas navidades. Está previsto para el próximo día 5 de enero.
En esta localidad, además, se ha celebrado este año una cena de convivencia entre todos los vecinos, en la que el Ayuntamiento aportó sopas de ajo y cada vecino llevó otras viandas para degustar entre todos. Fue el pasado día 9, tras engalanar un árbol con luces, regalos y textos alusivos a los deseos de bonanza para el próximo año, al modo de los pueblos nórdicos, principalmente celtas, que ponían velas en los árboles en el solsticio de invierno para atraer la buena suerte en el año que comenzaba. Después de engalanar el árbol se repartieron dulces.
Esta decoración e iluminación de árboles en las plazas de los pueblos es típica de muchas más localidades cerrateñas: Vertavillo y Alba de Cerrato, entre otras.
En Esguevillas de Esgueva se instala un Belén monumental en el coro de la iglesia, cuya característica es recrear motivos del pueblo: la llegada de la Virgen y San José pidiendo posada transcurre por el Ayuntamiento, la fuente con el abrevadero de piedra, el matadero municipal que en su origen (1888) fue lavadero, etc. La idea, las figuras y la colocación son obra de María del Pilar Fijo, y la infraestructura (cascadas, tuberías, pesebre, etc.), de Julio Rojo.
En Calabazanos es ya clásica la representación en el monasterio de Santa Clara del Auto del Nacimiento de Nuestro Señor, obra del siglo XV de Gómez Manrique.
Villovela de Esgueva celebraba una Adoración al Niño Jesús, mientras que en Villamediana se cantaban las 'redes', estrofas críticas o sarcásticas destinadas a alguna persona concreta a quien querían censurar. La estrofa comenzaba con «y ahora echamos las redes por encima de…» y decían el nombre de la persona, para a continuación enunciar el hecho que se le recriminaba (si era el cantinero, haber dado el vino muy aguado, por ejemplo).
En Hornillos de Cerrato, los mozos después de la misa del gallo se reunían, cogían el primer carro que veían aparcado, le llevaban empujando hasta una era, le cargaban con paja y manojos de leña que los vecinos tenían preparada para encender las glorias, lo llevaban al atrio de la Iglesia y encendían una hoguera. Decían que era para calentar los pañales del Niño Jesús.
En Villavaquerín de Cerrato, la hoguera la hacían los quintos justo a las 12 de la noche que da paso al nuevo año. La tradición se conserva, aunque es el Ayuntamiento quien la organiza, en las inmediaciones de las bodegas.
En Venta de Baños, donde recientemente inauguraron el Museo del Ferrocarril, este año utilizarán la mítica locomotora La Verraco (la locomotora de vapor más antigua de España, de 1887) como medio de transporte en el que llegarán los Reyes Magos a la localidad.
PAVO CON HACHE Y LA BROMA DE LA LOTERÍA.
En muchas localidades, en Navidad se daban aguinaldos, en dinero o en comida. Así, en Antigüedad, a los pastores; en todo el valle del Esgueva y en Torresandino, a los niños y mozos; en Valbuena de Duero, a los cabreros; en Palacios del Alcor, a las chicas les daba el cura una cazuela de castañas, etc.
Una conocida empresa de Hornillos de Cerrato solía enviar felicitaciones navideñas a clientes y autoridades. Para ello, el jefe se puso a dictar al escribiente, Serapio, la carta destinada al gobernador, indicándole que pusiera que junto con la carta le enviaban un pavo. En ese momento pasaba por allí un empleado y al oírlo dijo de guasa «pavo, con hache», así que el manda más, convencido de que su empleado sabía mucho de ortografía, dijo «Serapio, pon pavo con hache».
Para broma navideña, la acaecida en Torquemada. Ángel, apodado Pepinilla, era propietario del bar Vega. Un día fue a tomar café a otro establecimiento, el bar España, y pudo ver el número de lotería de Navidad que tenían a la venta. Y tomó nota. El día del sorteo puso un cartel en su bar indicando que el número agraciado con el premio gordo había sido ese. En una época en que no había televisión y únicamente dos vecinos tenían aparato de radio, nada hacía posible que los parroquianos dudasen de la veracidad, así que el bar España se llenó de vecinos, unos jubilosos por creerse agraciados y otros lamentándose de no haber cogido lotería. Pepe, el dueño del bar España, les invitó a todos a bebida y aceitunas, y a los niños a jugar al futbolín sin meter la peseta que costaba. Cuando finalizó el sorteo se fue filtrando que el gordo no había sido ese número. No es difícil imaginar el cabreo del hosteler.
¡¡Feliz Navidad para todos los lectores de Diario Palentino!!.