Cuando un equipo atraviesa una dinámica positiva, parece que todo le sale a pedir de boca. El Becerril lo demostró, rescatando un punto, con más corazón que cabeza, empujado por su buen estado anímico, de un partido que se le había puesto muy cuesta arriba después de una primera parte «nefasta», como así la calificó su técnico, Francis Olea. No salió nada bien el Becerril al partido, quizá muy metido atrás con los cinco defensas que formaban en la zaga morada. Sea como fuere, al conjunto terracampino le costaba horrores cruzar tres cuartos de campo. Y si a eso le sumas desconexiones que no puedes permitirte atrás, el resultado son dos goles en 25 minutos. El primero, totalmente evitable. Ni Sevi ni Riki fueron todo lo expeditivos que debían, permitiendo a Da Silva lucirse con un disparo muy preciso, dicho sea de paso, pero que no debió producirse nunca. Dos opciones de despeje que no se resolvían bien y un balón que quedaba franco, con Sevi fuera de sitio, para el primer gol visitante. El segundo llegaba once minutos después, tras un contraataque que pillaba desprevenida a la defensa morada, un desajuste que dejaba a Juan Klein entrando solo, disparando y batiendo a Sevi.
Nachín protagonizó la única jugada de peligro para los locales en la primera parte, pero su chut, dentro del área, se iba fuera, alto. La Ponferradina B rondó el tercer gol en los últimos minutos del primer acto, pero al descanso se llegó con el 0-2.
La segunda mitad comenzó diferente, con un Becerril que daba un paso hacia adelante. Se notó desde la primera jugada del segundo tiempo que el conjunto morado había salido con más garra. Simal aprovechó la situación para hacer el 1-2 con un disparo tan potente como colocado, que se colaba por la escuadra. El gol dio alas al Becerril, que cuando mejor estaba sufrió un jarro de agua fría con el tercer gol visitante. Otra jugada no terminada por los locales que acababa en el área contraria, dentro de la portería de Sevi. Esta vez era Raúl Arias el que aprovechaba el balón filtrado de Yannis.
En ese momento, el Bece, con más corazón que cabeza, se fue para adelante y consiguió volver a recortar distancias. También por medio de Simal, que metía la testa en un rechace dentro del área. El equipo local, crecido, iba a gozar de un penalti llegado el minuto 90. Palop acertaba el lado y detenía la pena máxima, pero Mikel, que en un principio había fallado, remachaba el rechace para conseguir un punto que sabe a gloria, dadas las circunstancias.