¿Quién les iba a decir a las mujeres de Las Cabañas de Castilla que en la década de 1950 lavaban su ropa en la orilla de su Canal del Canal de Castilla que, 75 años después, miles de peregrinos del Camino de Santiago reconocerían su esfuerzo gracias a la señalética que muestra la Vía Aquitania en el puente de entrada a su aldea?
Tampoco se lo esperaba Pilar Ruiz Noguera, hija de una esas lavanderas cuando, en julio de 2021, haciendo su segundo Camino de Santiago y visitando Las Cabañas. Y es que, al pasear por las orillas del Canal donde su madre ponía a «mojar, enjabonar, restregar, aclarar y retorcer» la colada de su casa y la de otras familias más pudientes, se topó de pronto con un cartel que decía «Vía Aquitania del Camino de Santiago».
Ella, que había hecho el Camino Francés andando y sola, desde San Juan de Luz, subiendo los Pirineos a Roncesvalles, acababa de descubrir que una vía a Santiago llamada de Aquitania pasaba justo enfrente de donde su madre Vicenta Noguera y las demás mujeres del pueblo dejaron su juventud y salud lavando sus ropas y las de sus familias en las gélidas aguas de ese Canal.
El corazón de Pilar dio un vuelco y sus recuerdos la transportaron a 1956, cuando, con cinco años, se fue a vivir con sus padres y sus cinco hermanos a Las Cabañas de Castilla. A una casa de adobes humilde, sin luz eléctrica ni agua corriente y, obviamente, sin lavadora. En la pantalla mental de la hija de la lavandera se proyectan las imágenes de esos recuerdos que parecían olvidados: calles y caminos sin asfaltar convertidos en grandes barrizales los días de lluvia y de nevadas; su madre, junto a las demás lavanderas, saliendo de casa camino al Canal cargadas con cubos de zinc llenos de ropa, un lavadero de madera, y su pieza de jabón de elaboración casera. Y de esa ensoñación, empieza a construirse el sueño de Pilar.
los primeros pasos. Pilar Ruiz Noguera, con sus más de 70 años, está viviendo ahora la edad dorada del jubileo y sale cada mañana a pasear antes de que salga el sol para admirar los amaneceres únicos que se ven desde la playa de San Pedro de Alcántara, ciudad malagueña en la que reside actualmente. Una experiencia contemplativa que comparte con algunas amigas del lugar a las que explicó con emoción, tras regresar de su pueblo, el descubrimiento que acababa de hacer.
«Qué bonito sería -les dijo- si en ese lugar, se hiciera un homenaje y reconocimiento a las lavanderas de Las Cabañas de Castilla. Cuántos peregrinos y otros viajeros, al pasar por allí, reconocerían así el esfuerzo de tantas y tantas mujeres que nos precedieron y les serviría de impulso y referente para emprender servicios y acciones por el mejoramiento del mundo».
Y del dicho al hecho. Cuando los pensamientos se traducen en palabras que se comparten con las personas que te acompañan en tu camino, la creatividad colectiva empieza a funcionar, fluyen las ideas y éstas se convierten en acciones. Y así fue como el 10 de febrero de 2022, Ruiz, con la ayuda de una de esas amigas, redacta y envía un email a la alcaldesa de Osorno, María Félix Dehesa, sugiriéndole que «el Ayuntamiento ponga una placa que identifique ese lugar como el de Las lavanderas de Las Cabañas».
«Se trataría de un homenaje, un tributo a esa generación de madres-mujeres-lavanderas de la posguerra que vivieron una vida de extremada dureza y que representan a todos los que, de forma anónima, hicieron progresar a nuestra tierra, aunque sus nombres no salgan en los libros de historia», explica.
Tras las últimas elecciones municipales, Dehesa concretó un encuentro presencial con Ruiz, delegando en esa reunión todos los detalles de su ejecución en el concejal de Las Cabañas, José Miguel Pérez. Y ahí comienza la prueba de resistencia hacia el objetivo de la hija de la lavandera de Las Cabañas. La fortaleza interior de Ruiz, tallada en las largas jornadas del Camino de Santiago, la hacen persistir y contacta con el edil en la misa de la Virgen del Rosario, donde también conoce al que, a partir de ahora, será su ángel protector en este homenaje: Luis González, del CIT Canal de Castilla-Sirgas Peregrinas.
LA UNIÓN HACE LA FUERZA
Con el afán colaborador y de servicio desinteresado de González, el proyecto va cobrando forma y va sumando nuevas ideas y más compromisos hasta el punto que la frase de «esto ya no es nuestro, esto es del universo» se convierte en el mantra más repetido por Pilar. Tras crear la asociación Hij@s de las lavanderas de Las Cabañas, en colaboración con el CIT, se consigue diseñar un programa y poner una fecha. Un homenaje que se celebrará el el 11 de mayo.
Y como pasa con el Camino de Santiago, que ya no es solo de España ni de Galicia ni de Santiago, sino que es de todo el planeta, el Homenaje a las Lavanderas, ya no es solo de Las Cabañas ni de Osorno ni de Castilla, sino que pertenece ya a todo el mundo. Y es que de todas partes de España, de Europa y de otros continentes se están sumando personas que están contribuyendo a que el sueño de Ruiz de homenajear a su querida madre Vicenta y a las demás mujeres lavanderas de su época, se haga realidad.
Se demuestra así que el empeño desinteresado de una sola mujer puede conseguir que miles de personas se unan para agradecer, con casi cien años de retraso, el sacrificio que hicieron muchas madres a quienes debemos las libertades y comodidades que ahora tenemos.
Pilar Ruiz, honrando a su nombre, seguirá siendo un pilar de la sociedad y un ejemplo de cómo todos podemos contribuir al mejoramiento del mundo que nos rodea. Solo hay que proponérselo y unirse a los que deseen colaborar.
*Periodista y escritora. (tareixa9@gmail.com)