Como prolongación del Ejercicio de Tinieblas, la hermandad franciscana de la Santísima Virgen de la Piedad organiza una procesión que ayer por la lluvia no pudo salir. En sustitución se celebró un solemne Vía Crucis en el interior de la iglesia penitencial de San Agustín, presidido por el  Cristo de la Vida, a modo de procesión claustral, y  la posterior despedida con Nuestra Señora de Ángeles, que este Miércoles Santo estrenó la nueva saya bordada en oro y donada por una familia de la cofradía.  También lució el nuevo manto de las ínfulas en damasco morado.  Es la primera vez que esta Virgen luce estos colores para procesionar. 

El tocado de tul de seda se completa con las joyas en plata y perlas que enmarcan su corazón traspasado. En la cintura luce la insignia de la Inmaculada Franciscana que fue donada por el Fr. Florencio Fernández, responsable de Hermandades y Cofradías durante el I Encuentro de Hermandades Franciscanas el pasado noviembre.  También estrenó el rosario de azabache y plata del siglo XIX, donación de una hermana. Completó el atuendo el pañuelo de encaje de bruselas del siglo XIX.

Las hermandad franciscana de la Santísima Virgen de la Piedad se fundó en 1998 y tieen 140 cofrades.