El Teatro Ortega recibe hoy, a las 20 horas, una de las obras más conocidas del teatro como es La venganza de don Mendo, dirigida por José María García-Luján. La función de Pedro Muñoz se ha convertido en una de las obras más representadas de todos los tiempos en España.
¿Qué van a ver los espectadores que acudan al Ortega?
A través de esta obra Pedro Muñoz Seca se está riendo de las grandes obras medievales, parodiando factores como la venganza, el honor o la fidelidad. Todo lo hace en clave de humor, a través de unos personajes muy simpáticos.
¿Por qué decidieron representar esta obra?
Es un caramelo para hacerla, porque no solo se divierte el público, también los actores. Aquí es muy complicado no pasarlo bien.
Siempre tuve mucho interés por dirigir una obra que fuese muy fiel a la original, sin añadir elementos distintos, realzando la comicidad de todos los personajes.
¿Qué opinión tiene de Pedro Muñoz Seca, autor de esta obra?
Era un autor muy prolífico, porque se calcula que hizo unas 300 obras. Es una aproximación, ya que muchas de ellas fueron en colaboración. En su época fue muy importante, aunque murió relativamente joven en la Guerra Civil, pudiendo haber escrito más. Era una persona con un ingenio muy sagaz, como dijo Valle-Inclán. Todo eso se aprecia en esta función particularmente.
¿Qué diferencias hay entre la representación original y la que van a traer al Teatro Ortega?
Siempre he intentado hacer una versión muy fiel a la original. Cuando se representó por primera vez en 1918, la crítica no la ponía en buen lugar, porque el tema era la burla del Siglo de Oro. Muñoz siempre fue calificado como un autor que buscaba el aplauso del público y nunca se llegó a valorar tanto como lo hizo el público. De hecho, nosotros la estamos llevando por toda España y solo cosechamos llenos.
Cómo actor y director, ¿qué faceta considera más complicada?
Depende del momento. El director tiene que estar muy pendiente de todo y sufre por muchas más cosas, algo que te obliga a estar mucho más tenso. Un actor solo tiene que estar pendiente de su personaje y cómo se relaciona con los demás.
¿Cómo elige las obras que dirige?
Hay algunas a las que quiero llegar y otras van surgiendo con el tiempo. También escribo obras propias que después representamos. Nos gusta que sean siempre nombres potentes. Para que se haga una idea, estamos trabajando para representar Luces de bohemia.
¿Qué le apasiona del teatro?
Es un reflejo de la sociedad, dicen los estudiosos. Es una disciplina donde está contenido todo. Soy abogado de profesión, pero, más tarde, decidí compaginar ambas cosas formándome en el teatro a través de diferentes estudios, incluyendo máster y doctorado. Es una pasión que ha ido creciendo y, con la interpretación y dirección, cada vez más aún.
Ha escrito un ensayo sobre cómo iniciarse en esta disciplina, ¿qué consejo le da a los nuevos?
Para empezar en ello, deben de tener una gana extraordinaria de algo que solo te da el teatro, como es vivir otras vidas. Durante el tiempo que dura la representación, son otra persona, viviendo esa vida. En el libro, intento dar las pautas de por donde hay que empezar para dedicarte a ello.
¿Cómo ve el futuro del teatro?
Siempre se ha hablado de la crisis del teatro, pero sigue funcionando después de 3.000 años. Ahora, hay un teatro que se esta llenando de elementos audiovisuales. Aún así, creo que el teatro vive y vivirá. Es una necesidad de comunicación.
Cada función que se representa es única. Si al día siguiente se vuelve hacer, es otra. El público influye en la obra, a veces, hace que despegue de una manera increíble y, en otras ocasiones, hace que se enfríe.
¿Con qué sensación vienen a actuar a Palencia?
Es una obra que está funcionando en todos lados y vamos con muchas ganas e ilusión a su ciudad. El público español está respondiendo de manera excelente.