En mis primeros años viviendo en Madrid, cuando bajaban a vernos los amigos y familiares desde Palencia, una de las costumbres que teníamos era hacerles una pequeña ruta por el centro de la ciudad, que ahora hago pública ante la gran cantidad de visitantes que tiene la capital en estas fechas. Ante todo, quienes vengan tienen que tener muy claro que van a sumarse a tremendas aglomeraciones, deben venir con los codos bien afilados, pues los entornos de la plaza Mayor y Sol están llenos de viandantes desde última hora de la mañana hasta la noche, así que la primera recomendación es tener muchísima paciencia. No estamos acostumbrados los palentinos, recuerdo que ya me agobiaban los paseos familiares por la calle Mayor de Palencia los fines de semana, así que el choque puede ser agobiante. Una pequeña ruta, a sabiendas de que habrá que hacer cola y sacar codos en muchas ocasiones, aquí les lanzo. Partiendo de la plaza Mayor de Madrid, me gusta empezar comiendo unas ostras en el Mercado de San Miguel acompañadas de una copa de buen vino, mejor si es cava o champagne. A continuación, considero imprescindible un vermú y una ración de champiñones en el Mesón del Champiñón, en la Cava de San Miguel. Seguimos hacia Casa Revuelta para probar su famoso bacalao rebozado y volvemos a la plaza Mayor a por el imprescindible bocadillo de calamares; en La Campana si no nos importa esperar en la cola un rato, en Casa Rua o el bar La Ideal si queremos comerlo sentados con relativa tranquilidad. En función del apetito, una tapa previa de torreznos en la cervecería Plaza Mayor no está de más. Mi ruta nos devuelve a la Cava de San Miguel y para sentarse en las cuevas del Mesón de la Tortilla, aquí disfrutar de una buena tortilla de patata, pimiento de Padrón y croquetas, y sufrir uno de los peores vinos que se pueden tomar en nuestra hostelería, es algo que hay que vivir. Si no apetece tanto desplazamiento, se come muy bien y barato en Enma Cocina, o si hay hambre siempre está la opción del cochinillo en el histórico restaurante Casa Botín. Con todo, y si aún no nos hemos agobiado lo suficiente, rematemos en San Ginés con su famoso chocolate con churros. Luego si aún queda energía y hay que ir de compras, ya tal…