Un gran cierre de San Antolín, el mejor colofón a una feria a más, marcada por la adversa climatología, pero con mucho contenido cada tarde. Emotivo homenaje en memoria del matador de toros de Cisneros, Pedro Giraldo, tras escuchar, una plaza prácticamente llena, los himnos de España y de Palencia.
La corrida de Núñez del Cuvillo, preciosa de hechuras. Fue una auténtica lámina, con toros burraco, jabonero, melocotón, colorado y negro. Los de Cuvillo tuvieron fijeza en el caballo y ofreció tres toros de lío gordo en la muleta.
Manzanares realizó una de las mejores faenas que se le recuerdan en Campos Góticos. Con el toro que abría la goyesca, Campanito, que sacó una excelente clase, ritmo y recorrido en su embestida, el alicantino plasmó sobre un lienzo burraco una obra presidida por el empaque y la elegancia. El diestro toreó muy templado y ligado, excelsos muletazos, de trazo largo sobre la diestra, así como en los cambios de mano. Por el izquierdo también sacó una buena tanda, para volver posteriormente a la diestra. Posiblemente le faltara romperse algo más con el de Cuvillo, una mayor rotundidad, dentro de una faena de alta nota. Magistral en su estocada recibiendo. Una faena no del todo calibrada ni por el público ni por el presidente, dejando el premio en un trofeo.
Manzanares, Roca Rey y Ginés Marín, broche de oro de la feria - Foto: Óscar NavarroTambién ofreció una gran dimensión con el jabonero cuarto, Tramposo. Afortunadamente no hizo honor a su nombre y embistió con franqueza, con la virtud de ir a más. La firmeza y la técnica de Manzanares fueron las adecuadas para canalizar esa encastada embestida.
Se lesionó de los apoyos el segundo en el primer tercio, empujó bien en varas, como casi toda la corrida, llegando afligido a la muleta. Poco pudo hacer Roca Rey más que mantenerlo en pie. Luego se cumplió el dicho de no hay quinto malo, un toro muy bravo a la par que exigente. Exhibición de músculo por parte del peruano. No le importó el viento, así lo apuntó ya en el quite por gaoneras, iniciado con una tafallera, en los medios. Tras una ambiciosa apertura de faena de rodillas en el tercio, se fue a los medios. Todo un ejercicio de capacidad, le bajó mucho la mano exigiendo a Campanito, que respondió embistiendo muy por abajo en la muleta del limeño. Faena de mucha entrega y transmisión sobre el derecho, llegó mucho al tendido, con un arrimón en el tramo final. No dejó escapar el triunfo con la espada.
Ginés Marín no lo tuvo fácil, con el lote de menos opciones. Esfuerzo sin eco en el tercero, desrazado y descompuesto. Sin embargo, Ginés en el toro que cerraba plaza y feria, a pesar de claudicar, jugó bien su última carta. Lo fue afianzando, en una faena a más, le pudo ir apretando, sobre el manejable pitón derecho, para que rompiera hacia adelante en su embestida. Capaz y ambicioso sacó lo que tenía el de Cuvillo, metiéndose literalmente entre los pitones en el epílogo, antes de cobrar una estocada hasta los gavilanes.