Día en el que se vivió un relevo más que una destronización, porque el cetro que durante los últimos días enarboló Don Carnal pasó como es costumbre a las manos de Doña Cuaresma, y con ello de la alegría, los disfraces y el colorido al recogimiento y la reflexión que marcarán las próximas semanas. Una tarde- noche la de ayer en la que una práctica frecuente para despedir el Carnaval como el Entierro de la Sardina, a la que la capital palentina no permaneció ajena, sacó a la calle a cientos de personas que, bien dentro del cortejo fúnebre y del séquito de dolientes y apesadumbrados sujetos, bien como acompañamiento a unos metros de distancia tanto a lo largo del trayecto entre la plaza de San Pablo y el parque del Salón por la principal arteria peatonal de la ciudad como el acto central, se sumaron al adiós a los carnavales de 2025.
En la comitiva, además de aquellos que desfilaron de luto como muestra de dolor y las compungidas y desconsoladas plañideras, marcharon músicos y actores, todos ellos caracterizados con atuendo del Carnaval veneciano del siglo XIX y máscaras. A la cabeza del cortejo fúnebre, animación en forma de mariposas, seguido de una de las dos sardinas -la que poco tiempo después iba a convertirse en ceniza, y en la que en uno de los laterales podía leerse la palabra mujer y la frase El silencio no es consentimiento-, porque otra iba detrás con mensajes como Antes de destruir, construir. También iban en el cortejo fúnebre dulzaineros y tamborileros, que animaron en el Salón la colocación de la sardina sobre la madera que se iba a prender fuego.
Hasta que llegó el momento de que las llamas acabaran transformando en cenizas el sómbolo de la jornada, los cientos de palentinos congregados disfrutaron de un espectáculo de hula hoop, malabares, bailes con antorchas, y acrobacia aérea en telas, a lo que dio continuidad las letanías a cargo de Juan Francisco Rojo. Una quema en la que la pirotecnia estuvo presente. Asimismo, la Federación de Asociaciones de Vecinos repartió caldo y sardinas a los asistentes.
El Ayuntamiento diseñó el Entierro de la Sardina con la intención de lograr que fuera un hecho colectivo de participación. Quiso que volviera a tomar el cariz participativo y vecinal por lo que había invitado a todas las asociaciones de vecinos y ciudadanos a hacer el último esfuerzo el desfile sea multitudinario, porque desde el Consistorio se está poniendo toda la carne en el asador para que así ocurriera.