Un nudo ferroviario en la historia

Julia Rodríguez
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El Museo del Ferrocarril de Venta de Baños acogió un total de 3.590 personas durante 2024. El perfil de los visitantes es muy variado, y también reciben a colegios, institutos y asociaciones

Un nudo ferroviario en la historia - Foto: Óscar Navarro

El museo del Ferrocarril de la localidad venteña cumplió a finales de enero un año desde su apertura. Por él han pasado 3.590 personas desde comienzos de 2024.

El perfil de estos visitantes es muy variado. «Los que asisten en el horario regular de apertura son, sobre todo, familias, gente de mediana edad y personas mayores. Entre semana recibimos muchas escuelas infantiles, colegios e institutos. También asociaciones, excursiones, agencias de viajes e incluso grupos de amigos, empresas y celebraciones», explica el encargado del museo, Rubén Mazariegos. 

Este está construido en la antigua Briquetera, que es el lugar de las exposiciones y los ferrocarriles como el edificio de la biblioteca y el salón de actos. Las briquetas son una especie de ladrillos de carbón y brea que se usaba para alimentar a las máquinas de vapor. El carbón procedía de la cuenca minera de Barruelo de Santullán que estuvo en funcionamiento desde principios de los años 30 hasta inicios de los 60.

Un nudo ferroviario en la historia Un nudo ferroviario en la historia - Foto: Óscar NavarroEn este se cuenta la estrecha historia que tiene Venta de Baños con el ferrocarril. A diferencia de la mayoría de los lugares, en los que primero se construye el pueblo y más tarde la estación, en la localidad venteña fue al revés. En 1860 se construyó la parada de tren y más tarde comenzaron a surgir alrededor de las vías diversos asentamientos, viviendas y tiendas todo lo necesario para abastecer y dar soporte a todos los ferroviarios que vinieron a trabajar. 

Este nudo ferroviario fue uno de los más importantes de España, el nudo del Norte, que conectaba Madrid con todos los ramales norteños: Irún, Santander, Gijón y más adelante con Galicia.

Exposición. La Asociación Venteña de Amigos del Ferrocarril ( Avenfer) fue la que se encargó de recopilar durante más de cuarenta años todos los objetos que integran la exposición. Con el apoyo del Ayuntamiento de Venta de Baños pudieron hacer realidad este museo.

Un nudo ferroviario en la historia Un nudo ferroviario en la historia - Foto: Óscar NavarroEn él podemos encontrar una amplia colección de objetos tanto de la compañía de Caminos del Hierro del Norte de España como posteriormente de Renfe. La primera era privada y cubría toda la zona de Castilla y León; tenía sus propias vías y sus trenes. En el este estaba la MZA (Madrid, Zaragoza y Alicante), los vagones de pasajeros expuestos son de esta compañía. En el año1941 surgió Renfe una red pública que comenzó a encargarse de todos las líneas ferroviarias del país.

Al entrar al museo lo primero que encontramos es una muestra de las briquetas. También hay faroles, botijos, objetos de obra y circulación y una sección dedicada a las placas de algunos vehículos que han estado funcionando y dando servicio en Venta de Baños hasta que se han retirado, y a los coches cama y las grandes empresas de hoteles sobre raíles que había en Europa el siglo pasado. 

Lo más destacado son las maquetas. Una simboliza la provincia de Palencia de Norte a Sur. Donde se puede encontrar la Montaña Palentina, Tierra de Campos, Frómista, con el silo de cereales;el Canal de Castilla, las bodegas del Cerrato y la Venta que fue el primer edificio de esta localidad. También tienen una a escala de una locomotora de vapor que funciona exactamente igual que una de las grandes y la del depósito de locomotoras que refleja la primera rotonda que se construyó en Valladolid en 1860. Contaba con una placa giratoria y 15 vías, con sus respectivos fosos de reconocimiento, donde se reparaban y guardaban las máquinas que circulaban en el siglo XIX. En esta sala también encontramos el enclavamiento electrónico que controla el tráfico ferroviario para evitar choques y garantizar la seguridad en el movimiento de los trenes. Los mecánicos se empezaron a utilizar en España a finales del S.XIX y todavía hoy en día se siguen usando en algunas estaciones. También son conocidos como Bouré y consiste en un sistema de llaves y cerraduras. En cada cambio de aguja se instalan dos cerraduras, una para cada posición, tal que, al abrir uno de los candados, la llave queda aprisionada hasta que se vuelve a cerrar. El electrónico, que es el que encontramos en este museo, tiene el conjunto de circuitos de la vía y la tecnología de reles de seguridad mandados desde una mesa situada en el puesto de mando local. Estos permitían el control de estaciones más grandes, reducían el espacio y mejoraban la seguridad.  

Un nudo ferroviario en la historia Un nudo ferroviario en la historia - Foto: Óscar NavarroEn la parte de fuera está la reproducción de un andén de la estación, la campana y hace unas pocas semanas le añadieron el sonido propio de una parada de tren. Allí están los trenes de pasajeros de madera y el piojo verde el único automotor de vapor que ha habido en la historia de España. «Es muy curioso porque va solo, no necesita ni una máquina ni vagones; sería más o menos lo que nosotros conocemos como autobús. El maquinista iba con los pasajeros, no está separado como en cualquier tren», comenta Mazariegos. La caldera la está ubicada en la parte trasera y estaba montada en vertical. Hacía la línea de Zafra de Badajoz a Huelva, donde recorría los diferentes pueblos. «Tardaba bastante porque no corre casi nada», añade. 

La planta de arriba simula un camión de mercancías. Allí se encuentra una colección de gorras de las diferentes profesiones. Las más destacadas son las de los jefes de estación soviéticos de la Segunda Guerra Mundial y de los ferroviarios nazis. También recogen objetos propios del interventor para ticar los billetes y diferentes carnets y tickets. 

Para el encargado del museo es difícil explicar lo que más le gusta a los visitantes. «En general les gusta todo en su conjunto. Valoran mucho el trabajo de conservación y restauración que se ha hecho de las piezas expuestas. A los niños les encantan las maquetas, tocar la campana y, sobre todo, subir a los vagones. A la gente mayor le hace especial ilusión reencontrarse con los profesionales, objetos e ilustraciones de otra época, que ya se han perdido y que perviven en su memoria», declara. «Lo que es común para todos es que les encanta escuchar las explicaciones y anécdotas de los ferroviarios que son voluntarios en el museo, también cuando se lo explico yo la gente me lo agradece mucho. Puedo decir que la gente se va muy contenta en general, lo que es una suerte y satisfacción para nosotros», añade.

Programación. Los meses de verano tienen en el jardín del museo un tren a escala que circula por allí. Es para todo tipo de público que quiera subirse y lo sacan dos domingos al mes de junio a septiembre. Es una pequeña reproducción de las antiguas ye-yés.  

También realizan diferentes exposiciones y actividades. «Tenemos una amplia programación cultural; hemos hecho catas de vino en los vagones, presentaciones de libros y conciertos en los andenes. Cada dos meses, más o menos, tenemos exposiciones temporales», declara Mazariegos. 

El horario para visitar el museo es de 11 a 14 horas los sábados y los domingos, entre semana permanece cerrado a no ser que se haga una reserva para grupos grandes  (más de 15 personas). Los interesados pueden enviar un correo electrónico a museodelferrocarril@ventadebanos.es o llamar al número de teléfono 638 270 587.