El Ayuntamiento ha desestimado todas las alegaciones presentadas a la nueva ordenanza reguladora de terrazas en la vía pública excepto una, la relativa a su artículo 15.2, y con el único objetivo de que el nuevo texto dé cumplimiento a la normativa sectorial de accesibilidad en los espacios públicos urbanizados.
Así se informó en la reciente comisión de Tráfico, en la que la edil responsable del área, Carolina Gómez, expuso los informes de los distintos servicios con la justificación de por qué se han desestimado las alegaciones presentadas por 40 personas, colectivos y partidos políticos con el objetivo de restringir o ampliar la ordenanza.
En concreto, el Ayuntamiento estima esta alegación, la cual fue expresada en 30 de los 40 escritos, y que, en la práctica, adapta la ordenanza a la normativa sectorial de accesibilidad en los espacios públicos urbanizados en lo referente a los Itinerarios Peatonales Accesibles (IPA), donde se fija un ancho mínimo de 1,8 metros.
Más allá de este cambio, el texto de la nueva ordenanza reguladora de terrazas en la vía pública regresará al pleno para su aprobación definitiva en los mismos términos en los que fue aprobada en febrero con los votos a favor de Cs y PP, la abstención de Vox y el voto de calidad de alcalde.
Dicho de otra forma, se mantiene la intención de, en la práctica, legalizar las denominadas terrazas-covid, aunque con medidas más restrictivas, como que no podrán tener palés, ya que en su artículo 11 prohíbe «expresamente» su uso «para la delimitación de la terraza».
De esta forma, las terrazas que el Ayuntamiento permitió ubicar excepcionalmente a causa de la pandemia en zonas verdes, aparcamientos, aceras y calzadas -114 en activo en la actualidad-, pierden esa excepcionalidad y se igualan en derechos y deberes a las del resto de la ciudad.
Tal y como se explicó en su día, las terrazas ubicadas en zonas verdes exigirán el compromiso de su propietario de hacerse cargo del mantenimiento y riego, así como el recorte y la reposición de plantas «donde se ubique la terraza y todos sus elementos, incluidas las zonas aledañas más próximas».
Mientras, las ubicadas en zonas de aparcamiento, las que más quejas generan entre los vecinos, deberán seguir teniendo tarima a nivel del acerado y deberán ser desinstaladas y recogidas en su totalidad si no se usa por un período superior a 10 días naturales.
En aquel pleno se introdujo, vía enmienda en el texto de la ordenanza, una modificación del horario de cierre de las de terrazas, que será como máximo hasta la 1,00 h, excepto las noches de los viernes y sábados y las vísperas de festivos, que será como máximo las 2,30 h, «salvo que el horario de cierre del establecimiento sea anterior, en cuyo caso el titular del mismo deberá retirar la terraza».
Además, todas las terrazas de la ciudad podrán albergar actividades gastronómicas, culturales o musicales previa solicitud con, al menos, 15 días de antelación y autorización municipal, con un horario límite hasta las 22 horas de octubre a marzo y hasta las 00,00 h de abril a septiembre.
De esta forma, la ordenanza regresará al pleno para su aprobación definitiva, el trámite necesario para su entrada en vigor. Sin embargo, no está tan claro que el equipo de Gobierno de PP y Cs vaya a ser capaz de sacar adelante el nuevo texto porque sin cambios de calado, las posiciones políticas se mantendrán igual con la incógina de Vox.
Durante el anterior pleno, la edil del área, Carolina Gómez, argumentó que esta ordenanza logrará «conciliar el ocio con el descanso vecinal» porque «se ha tratado de regular las actividades que la hostelería puede realizar en el exterior, conjugándolas con el descanso de las personas».
Una razón sustentada en el cambio de hábitos en el ocio de la sociedad palentina, el cual también defendió el edil de Hacienda, el popular Luis Miguel Cárcel, quien defendió que la ordenanza «regula la estética, la accesibilidad, la distancia, la ocupación, el ruido y los horarios». «Aprovecha lo bueno y quita lo malo, la ocupación sin sentido», especificó el portavoz del PP, Alfonso Polanco.
Sin embargo, la oposición rechaza los cambios introducidos en la ordenanza. Para el PSOE, «sí que hay que regular las terrazas, pero hay que hacerlo bien, partiendo desde antes de 2020 y no de una situación excepcional que ya no existe», insistió Miriam Andrés, que criticó que el equipo de Gobierno «haya cerrado los ojos el último año y ahora lo único que prohíben son los palés».
Por su parte, para Ganemos no hay alternativa: «Hay que retirar las terrazas extraordinarias porque suponen una privatización del espacio público», aseveró su portavoz, Sonia Ordóñez. «En muchos casos, esta ordenanza no respeta los derechos de los vecinos y va en contra del derecho al descanso, reconocido por la Constitución. Además, genera inseguridad jurídica, abre la puerta a grandes abusos e incumple la legislación sobre accesibilidad», sentenció la edil.
Estas mismas posiciones se repitieron en la comisión de esta semana, en la que Vox también optó por la abstención. Sin embargo, no está nada claro que ese vaya a ser su voto en el pleno al que se llevará la nueva ordenanza. Sonia Lalanda, portavoz de la formación, argumentó entonces que la verdadera clave de la misma es que «alcance un equilibrio» entre los intereses en juego, «el descanso y aparcamiento de los vecinos; la actividad económica, ya que hay muchas familias que viven de la hostelería; y la vida en la ciudad», enumeró.
Su abstención en el pleno de febrero dio por sentado que así lo entendía, pero entonces no se habían convocado las elecciones del 28 de mayo y ahora sí lo están.