Es lógico que quienes se han desvivido tanto por hacer realidad este museo en Venta de Baños, se sientan orgullosos.
Somos conscientes de que nuestro agradecimiento no va a suponer cambios, porque están haciendo lo que les dicta su corazón. Su vida ha discurrido por la misma vía, con escasos recursos al inicio y con transformaciones en todos los aspectos cuando este punto dejó de ser aquel peón transcendental en este mundo del ferrocarril. Al implicarse de esa forma, no solo es el tren y todo el movimiento que genera en su tiempo, es el lugar, el enlace hacia las gentes que lo vivieron, la historia de la evolución que fue conociendo y la importancia que la localidad alcanzó por este motivo.
El último martes de febrero teníamos cita para ver el Museo del Ferrocarril, ubicado en el edificio de La Briquetera (antigua fábrica de briquetas). Las briquetas tuvieron mucha importancia, no solo en el ferrocarril, también en la navegación a vapor y en la industrialización en general. Es lo primero que te encuentras al entrar y la primera referencia a la que aluden Renedo, presidente de Afanver, y Villate, que fue jefe regional de Factores y que nos acompañaron aquella mañana para repetir su historia, que es la historia viva de este medio, que nace en 1860 junto a la Venta de Baños de Cerrato y que durante el siglo XX se convertiría en el nudo ferroviario más importante del norte de España.
Vamos recorriendo todas las salas. Un módulo en la parte superior nos muestra maletas de aquellos años, billetes, etiquetadoras, gorras de los distintos empleados. Estamos visitando el único museo público existente en la comunidad.
En el exterior nos montamos en el Cocherón, un coche de viajeros de principios del pasado siglo estacionado junto al Piojo Verde, un automotor a vapor en el que los maquinistas utilizaban el mismo espacio destinado al pasaje. El primer ferrocarril español se construyó en 1837 en Cuba. Unos años más tarde, en 1848, se construye la primera línea en la península. Pero es curioso cómo pasa la vida, a qué velocidad evoluciona todo y cómo en un siglo, que es un botón en la historia, todo lo que fue necesario y a veces imprescindible para mover el tren, es ahora objeto de estudio en un museo.