El diestro alicantino, que repetía paseíllo en Palencia por cuarto año consecutivo, abrió la puerta grande después de dos grandes faenas que fueron premiadas por el público con sendos apéndices. «Estoy muy contento con ambas actuaciones y me siento muy feliz de haber podido abrir de nuevo la puerta grande de esta plaza, con esa maravillosa afición que sabe guardar silencio cuando lo requiere la ocasión y te espolea en cuanto ven disposición en el torero que se encuentra en el ruedo».
Con respecto a la primera faena, Manzanares afirmó que «ese toro tuvo una gran calidad, enorme nobleza y me permitió torearlo muy a gusto. Por contra, no andaba sobrado de fuerzas, de ahí que le tuviera que llevar la muleta a media altura y sin exigirle, pues de lo contrario me hubiera durado muy poquito».
A partir del segundo toro de la tarde, el viento molestó mucho, complicando la labor de los toreros. «Ha sido horroroso, ya que te obligaba a llevar la muleta por el suelo, pues en cuanto la subías un poquito, el descontrol era descomunal».
Respecto a su segunda faena, con la que lograba la segunda oreja para salir a hombros, explicaba que «fue un toro que necesitaba dominio, de ahí que le echara la muleta abajo más por el derecho ya que por el izquierdo me protestaba y se quedaba más corto. Pero por ese otro pitón he podido ligarle las tandas y encontrarme muy a gusto».
Con este triunfo es más que probable que en 2025 vuelva a estar acartelado por quinto año consecutivo. «Por mí, encantado de estar de nuevo ante esta afición ejemplar».