La carrera de obstáculos en la que se ha convertido la legislatura de Pedro Sánchez empeora por momentos. El funambulismo político es una constante en el líder de los socialistas, pero tener tantos y tan dispares socios de Gobierno hace tener la discordia a la orden del día.
El último fuego a apagar le ha surgido al inquilino de Moncloa a costa del impuesto de generación eléctrica. El partido de Puigdemont, horas después de que registrara en el Congreso una proposición no de ley instándole a someterse a una moción de confianza, vuelve a menear la silla de Sánchez pactando con el PP introducir una enmienda que vuelva a suspender a partir de 2025 el impuesto del 7% sobre el valor de la producción eléctrica.
La iniciativa ha prosperado, porque se han sumado Vox, ERC y PNV, a pesar del rechazo de los dos socios mayoritarios de Gobierno, PSOE y Sumar.
De momento, los socialistas han tratado de frenar la brecha desconvocando sin fecha de reanudación la comisión en la que se debería abordar la anulación del impuesto. Buscan restarle importancia afirmando que se trata de una enmienda en una fase temprana de un proyecto de ley, por lo que confían en que el trámite siga adelante y poder revertir la situación.
Esa enmienda podría suponer una merma en los ingresos del Estado de hasta 1.500 millones de euros, y el PSOE ha tardado poco en deslizar a sus socios que esa reducción podría afectarles; especialmente a los que le reclaman constantemente más inversiones y recursos.
De momento la advertencia ha caído en saco roto, y el PP ha tardado poco en referirse al cambio de parecer de Junts, reivindicando el acuerdo con la formación de Puigdemont y dándoles la bienvenida «a este lado del muro».
El viraje en las intenciones de los independentistas es interpretado por los 'populares' como un acto de rebeldía, pero la ilusión les ha durado poco. El secretario general de Junts, Jordi Turull, tardó pocas horas en romper las expectativas, descartando del todo apoyar una moción de censura de los de Núñez Feijóo. «Es una fantasía», sentenció, añadiendo que «si con Sánchez no nos fiamos, imagínese con Feijóo».
Pero no solo Junts amenaza la estabilidad del Gobierno. Podemos ha sido el último en sumarse y advierte al PSOE con una ruptura «total» por el impuesto a las energéticas. La formación de Ione Belarra les acusa de incumplir los acuerdos para salvar de forma in extremis la reforma fiscal, y amagan con no negociar los Presupuestos.
Le crecen los conflictos a Pedro Sánchez y cada vez, una más, se torna complejo que salga indemne. Los guiños al ala derecha de sus socios de Gobierno provocan un desajuste directamente proporcional al eje más a la izquierda.