Alejandro Matía, en busca de la primera vacuna española

Carlos H. Sanz
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Hijo de palentinos, es parte del equipo dirigido por Rafael Blasco en el Instituto de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria, donde trabajan con un virus relacionado con el de la viruela

Alejandro Matía, en busca de la primera vacuna española

De las aproximadamente 10 vacunas contra el coronavirus que en estos momentos se están desarrollando en laboratorios españoles, tres o cuatro son las candidatas que lideran la carrera por la inmunización. En una de ellas, la desarrollada por el equipo de Rafael Blasco en el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), trabaja el virólogo Alejandro Matía Estépar. 

Madrileño de nacimiento, Matía Estépar, de 26 años, reconoce sentirse también palentino, y es que sus padres nacieron y vivieron en la capital, a la que vuelve en cuanto puede. «Me encanta ir, allí tengo buenos amigos y a parte de mi familia», explica a Diario Palentino.

Su próxima visita deberá esperar, ya que lleva meses trabajando junto a otros tres científicos en encontrar una vacuna para el Covid-19. El estallido de la pandemia mundial ha querido que lo que en un principio iba a ser un trabajo dentro del departamento de Biotecnología del INIA encuadrado en la investigación básica con el objetivo de obtener el doctorado -es graduado en Biología en la Universidad Autónoma de Madrid y máster en Biotecnología-, le ha metido de lleno en la carrera por obtener una vacuna contra el coronavirus.  

Para explicar el papel que Alejandro Matía juega en esta carrera por la vacuna, antes conviene explicar que dentro del departamento de Biotecnología del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria hay varios grupos de investigación que trabajan a diario con virus.

«Nosotros, en concreto, lo hacemos con la familia de los poxvirus, dentro de la que está el de la viruela. Aunque ya fue erradicado, hay otros que todavía pueden infectar a humanos; uno de ellos es vaccinia virus, que es más atenuado que la propia viruela y que, precisamente por eso, se utilizó para erradicarla usándolo como vacuna», detalla Matía.

Dentro de vaccinia virus hay varias cepas; una de ellas se llama MVA, que es una variante más atenuada incluso y que ya se ha usado en muchas ocasiones para diferentes tipos de vacunas. Esta es la que el equipo de Rafael Blasco, del que forma parte Alejandro Matía, está usando para obtener la del coronavirus.

«Realmente, nuestro virus y el coronavirus son totalmente diferentes; no tienen nada que ver hasta el punto de que el genoma de vaccinia virus es de ADN y el SARS-CoV-2 -que causa el Covid- es de ARN. Lo que pasa es que nuestro virus sirve como plataforma vacunal; es decir, como su efectividad ya está probada en humanos, lo que se ha hecho es introducir en él genes de otros virus diferentes. Esta es nuestra idea: meter un gen del coronavirus en el vaccinia virus», añade.

En esta meta lleva trabajando Alejandro Matía y el resto del equipo desde prácticamente el pasado mes de marzo. «Durante el confinamiento comenzamos el diseño de la vacuna, a analizar cuestiones como qué gen del SARS-CoV-2 iba a llevar, dónde lo íbamos a meter, qué posibles mutaciones íbamos a añadirle...», relata.

Esos distintos escenarios teóricos fueron los que les permitieron dar el salto a la realidad para encontrar una vacuna lo más fiable y mejor posible.

«Mis compañeras realizaron la parte de meter el gen de coronavirus en nuestro virus. Una vez logrado, hay un paso muy importante que es secuenciar el genoma de la vacuna (del virus con el gen del SARS-CoV-2), que es de la que me encargué yo», detalla Matía Estépar.

Ensayos con ratones. En la actualidad, la vacuna en la que trabaja Alejandro Matía aún no ha alcanzado la fase de ensayos clínicos con humanos. «En España las cosas van un poco más lentas y no hay tanto dinero como el que maneja una gran empresa farmacéutica. Somos grupos pequeños de investigación que trabajamos en centros públicos», resalta este virólogo de ascendencia palentina.

La que sí han alcanzado es la fase de ensayos con ratones y las expectativas son esperanzadoras. «A finales de agosto comenzamos las pruebas y ha habido muy buenos resultados de anticuerpos en ratones contra las proteínas del coronavirus, e, incluso, que funcionan muy bien en lo que se llaman ensayos de neutralización, es decir, que si pusiéramos el virus real, esos anticuerpos son capaces de pegarse a él y evitar su entrada en las células».

El siguiente paso, en ello trabajan ahora, será mandar su vacuna a Estados Unidos para que allí se lleven a cabo los últimos ensayos en ratones, que consisten en inmunizar los animales primero y luego someterlos a una dosis de coronavirus para ver si han quedado protegidos o no. 

«A esto lo llamamos hacer un desafío, ya que sería lo más parecido a la realidad. Si funciona y sale bien, que esperamos que así sea porque todo hace indicar que vamos por el buen camino, la Agencia Española del Medicamento tendría que darnos permiso para hacer ensayos clínicos con humanos», especifica Alejandro Matía.

Seguir adelante. De resultar, esta vacuna sería diferente a las que ya están más avanzadas. «La nuestra es un virus que nosotros modificamos genéticamente mientras que la de Pfizer o Moderna, por ejemplo, utilizan el material genético de un trocito del virus», explica Alejandro Matía.

A la pregunta de por qué es importante seguir adelante para que España tenga su propia vacuna, Matía responde que «aunque no sea la primera y se sepa que las que ya están listas son seguras, unas y otras pueden ser muy diferentes en cuestiones como el perfil de protección».

«Por ejemplo, prácticamente todas las vacunas de las que se está hablando ahora protegen de la enfermedad, de los síntomas más graves del coronavirus, pero no garantizan que no la propaguen», detalla. «Son buenas vacunas porque evitan muchas muertes y muchas secuelas, pero no cortarían del todo la transmisión. También puede ser que unas protejan mejor a los jóvenes y otra a la gente mayor», pone como ejemplo.

Por este motivo, este virólogo de ascendencia palentina está convencido de que «hay que seguir mejorando las vacunas hasta conseguir este objetivo». «No sabemos si una de ellas será la nuestra, esperemos que sí, pero está muy bien tener varios tipos de vacuna», añade.

Además, Alejandro Matía resalta que, a medio plazo, que España tenga una vacuna del coronavirus que funcione, «haría que en el futuro fuese muy fácil que, si surge otro SARS-CoV-2, si este mutara o si apareciese otro tipo de virus diferente, se cambiase el gen que le hemos metido por otro diferente que correspondiese. Tabmién permitiría hacer las pruebas mucho más rápido y tener la vacuna lista en un plazo mucho menor», sentencia.