Igualdad en las alturas

Rubén Abad
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Irene Cañibano es una pionera en el personal de mantenimiento de Iberdrola · Subir a torres de varios metros es parte habitual de su trabajo

Igualdad en las alturas - Foto: Óscar Navarro

Pasan unos pocos minutos de las once de la mañana del miércoles y uno de los equipos de mantenimiento de I-DE, la distribuidora de Iberdrola, se dispone a ascender en Grijota a una de las muchas torres que tiene repartidas por la provincia para realizar los oportunos trabajos de reparación.

El suyo es un trabajo esencial para que la red opere a pleno rendimiento, y subirse a las alturas es, para ellos, algo cotidiano que para el resto de mortales se convierte en extraordinario. Estructuras de cinco, diez, quince e incluso veinte metros son la particular oficina de oficiales de operación local y mantenimiento como la palentina Irene Cañibano, de 29 años y pionera en el equipo. Es la única en Castilla y León y una de las «pocas» en España que se dedica a un trabajo no exento de riesgo que le «apasiona». Más que romper techos de cristal, lo suyo es escalar a pulso hasta conseguir sus sueños a base de preparación, esfuerzo, perseverancia y el apoyo «incondicional» de su familia.

«Siempre me he sentido muy integrada, desde el primer día. Mis compañeros me han tratado como una más y han creado un gran ambiente de trabajo», confiesa  a Diario Palentino a pie de torre. «Durante mi trayectoria en la compañía, he comprobado que Iberdrola es una empresa donde hombres y mujeres cuentan con las mismas oportunidades y posibilidades de desarrollo», añade orgullosa de la oportunidad que se le brindó hace tres años, cuando entró a formar parte de la plantilla tras instruirse en su Campus de Formación una vez que superó el grado superior de sistemas electrotécnicos y automatizados.

Líneas de vida, arneses, mosquetones, pértigas, el casco o los guantes de seguridad forman parte de su equipo, con el que recorre la provincia demostrando que no hay obstáculo que se le resista. En este sentido, afirma que «las trayectorias de las mujeres tienen que ser visibilizadas para que sirvan de ejemplo a la sociedad, y sobre todo a las niñas y jóvenes, para educar en igualdad y para decirles que ellas, como ellos, pueden ser y hacer lo que elijan». «Necesitamos espejos en los que vernos reflejadas, que nos sirvan de estímulo y nos permitan avanzar», añade.

EL TRABAJO DIARIO

Ese trabajo lo ejerció Cañibano primero en Leganés en la brigada de Madrid Capital Sur, y en los últimos once meses, desde la base de Iberdrola en la calle Francia de la capital, desde donde media docena de profesionales atiende a la mitad sur de la provincia y parte de Valladolid. 

La jornada laboral arranca a las 7,15 horas, y se prolonga hasta las tres de la tarde. A mayores, se van turnando en guardias de 24 horas por si se produce alguna anomalía. Desde las instalaciones, se dirigen, móvil en mano, para cumplir las órdenes previstas para el día.  Arreglos de equipos, revisiones de los centros de tranformación y puesta a punto de las líneas aéreas y subterráneas forman parte de su rutina diaria. 

«Lo mío siempre ha sido el trabajo de campo, desde pequeña; y por eso estoy aquí. Animo a todos a que persigan sus sueños y hagan o que se proponga», subraya Cañibano. «Lo que te gusta, tienes que hacerlo. Haz todo lo que te propongas, y si quieres estar aquí, lucha por ello.Yo te animo y ahí estoy», finaliza la joven.