El presidente del PP, que sorprendió al finalizar el verano adoptando una nueva actitud en su forma de ejercer la oposición contra el gobierno, acrecienta esa línea de actuación con iniciativas con las que intenta presentar una imagen más centrista del partido.

Se trata de una estrategia que lleva directamente el propio Feijóo, y que ha provocado alguna inquietud, entre otras razones porque Vox la está tratando de explotar a su favor. Acusa al PP se promover políticas de la izquierda, con un giro hacia la socialdemocracia que provoca rechazo en el votante conservador. No solo eso, sino que anuncia que no apoyará las iniciativas que lleven a los parlamentos regionales los gobiernos de los que formaba parte hasta que se produjo la ruptura entre los dos partidos. Poniendo el acento en las propuestas de inmigración del PP, insistiendo Vox en que provocan inseguridad ciudadana.

En Génova, sin embargo, se respira tranquilidad, y afirman que no temen las amenazas de Vox. Explican que, por el contrario, hay miembros destacados de ese partido que han formado parte de gobiernos de coalición y se han acercado al PP en los últimos tiempos, ofreciéndose a colaborar desde dentro o desde fuera del PP. En cuanto a las supuestas tensiones territoriales dentro del PP, afirman en la dirección nacional que son falsa. Feijóo no solo mantiene relaciones extraordinarias con los responsables regionales, sino que fomenta la comunicación entre ellos, con reuniones mensuales o incluso más frecuentes, de todos los presidentes regionales. No solo para explicarles su concepción sobre cómo debe actuar el partido ante los distintos desafíos políticos, sino para cambiar impresiones en los que todos se expresan abiertamente, de manera que se han establecido unos vínculos de confianza muy sólidos. Se han tratado en esos encuentros todos los asuntos que pueden ser polémicos, y se escuchan las diferentes opiniones.

Feijóo ganó las elecciones pero no ha podido gobernar, y es consciente de que tampoco podría hacerlo si no se producen cambios importantes en la línea a seguir.

El voto de extrema izquierdista es muy fiel, como lo es también el de extrema derecha a pesar de que tanto Abascal como Alvise se encuentran debilitados. Solo puede crecer el PP con el voto de socialistas disconformes con un Pedro Sánchez que cada día que pasa cede más ante los independentistas. Y sobre todo ante Bildu, un partido detestable para gran parte del socialismo.

Es en ese terreno donde Feijóo cree que puede conseguir apoyos. Para eso es necesario, y así no lo ha transmitido a su equipo, poner el acento en políticas sociales y acabar con la idea de que son patrimonio de la izquierda y solo de la izquierda.

El resultado de esta nueva estrategia no se conocerá hasta que Sánchez convoque elecciones, que desde luego serán cuando Sánchez se encuentre fuerte, no ahora con tantos frentes abiertos.

Pero mientras llega esa fecha, en Moncloa siguen de cerca los movimientos del PP que lleva personalmente el presidente del partido.