El 18 de octubre de 2019, Estados Unidos establecía aranceles para ciertas importaciones provenientes de la Unión Europea. Un 10% del valor para productos de la industria aeronáutica y un 25% para algunos agroalimentarios. Inexplicablemente, por un conflicto entre ambas potencias derivado de un problema con la compañía Airbus, se vieron perjudicados los productores de algunos de los alimentos con más peso en las exportaciones españolas, como son el aceite de oliva, el vino, los quesos, los cítricos o la carne de porcino; y además en uno de sus destinos más importantes.
Un año más tarde, en noviembre de 2020, la Comisión Europea aprobaba el Reglamento de Ejecución y la lista de productos sobre los que se aplicaron las contramedidas arancelarias a EEUU por importe aproximado de 4.000 millones de dólares como respuesta a las subvenciones ilegales al fabricante de aviones estadounidense Boeing.
El 5 de marzo de este año, ya con Biden en la Casa Blanca, Estados Unidos y la Unión Europea alcanzaban un acuerdo para suspender todos los aranceles impuestos en el contexto de estas disputas durante un periodo inicial de 4 meses, hecho que fue acogido con entusiasmo por el sector agroalimentario español. La fecha límite fijada fue el 11 de julio de 2021 y ambas partes se comprometieron a esforzarse por encontrar una solución equilibrada y mutuamente satisfactoria a este conflicto. Y parece que, afortunadamente, esta semana han encontrado esa solución a menos de un mes del fin de la suspensión dictada en marzo.
Un lustro de tranquilidad - Foto: PABLO LORENTE Pablo LorenteEl martes se anunciaba el pacto entre el país norteamericano y la UE para retirar durante un lustro esas tasas, una decisión que permitirá recuperar la total normalidad en las exportaciones sin la espada de Damocles que implica la posible vuelta de esos tributos, al menos a medio plazo. Al respecto, la ministra de Comercio, Reyes Maroto, ha subrayado que «el acuerdo alcanzado supone un paso histórico para terminar el conflicto comercial más largo en el seno de la OMC y lograr eliminar definitivamente unos aranceles que han lastrado a la industria agroalimentaria».
Por su parte, el ministro de Agricultura, Luis Planas, se felicitó por el anuncio, ya que los aranceles gravaban «injustamente» las exportaciones agroalimentarias españolas a Estados Unidos. «Es una magnífica noticia. Volvemos a la senda del multilateralismo que nunca se debería haber dejado de lado. El diálogo, la colaboración y la búsqueda de consenso debe primar a las acciones unilaterales que generan desequilibrios y conflictos comerciales innecesarios».
Entre los afectados directos por la decisión, la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) ha mostrado su «satisfacción» con el acuerdo adoptado. «Recibimos este acuerdo con mucho alivio. Los alimentos y bebidas españoles han sufrido durante mucho tiempo las consecuencias de un conflicto ajeno al sector y que ha supuesto un importante retroceso para muchas empresas en favor de otros países competidores», ha indicado el director general de FIAB, Mauricio García de Quevedo.
Un lustro de tranquilidad - Foto: Pablo LorenteEl directivo ha señalado que tras este importante acuerdo es el «momento de fortalecer» la posición y «recuperar la presencia en un mercado imprescindible para los alimentos y bebidas como es el estadounidense». De esta forma, la industria aplaude esta vuelta al equilibrio comercial, que llega en un momento clave, en pleno proceso de recuperación económica tras los efectos del coronavirus. FIAB valora la oportunidad que la suspensión definitiva de las barreras comerciales supondrá para impulsar la relación transatlántica, asegurando intercambios mercantiles entre ambas potencias.
Desde la federación confían en que en este próximo período de cinco años EEUU y UE puedan alcanzar un acuerdo «negociado y definitivo» a este conflicto externo a la industria de alimentación y bebidas. La organización ha recordado que desde su imposición en octubre de 2019, un total de 113 categorías de productos españoles, que representan el 53,1% sobre el total de productos exportados a EEUU, se han visto gravados con aranceles del 25%, causando un grave perjuicio en productos tan significativos como aceite de oliva, vino, queso, aceituna de mesa, carne de porcino, zumos, procesado de pescados o bebidas espirituosas. FIAB confía en que las exportaciones al país se vean fortalecidas tras este consenso, ya que Estados Unidos es uno de los principales socios comerciales de España, donde las exportaciones en 2020 alcanzaron los 1.885 de millones de euros.
Por su parte, las organizaciones agrarias también se han mostrado complacidas con el anuncio. Desde UPA han declarado que esta suspensión de los aranceles entre la Unión Europea y Estados Unidos debe ser la primera de una serie de buenas noticias relativas a las relaciones comerciales de España y Europa con terceros países y esperan que esta decisión geopolítica marque la senda del futuro en el mercado mundial de alimentos.
Creen que la imposición de aranceles fue una medida de guerra comercial puesta en marcha por el anterior Gobierno de Estados Unidos, totalmente ajena al propio sector agroalimentario, pero que dejó graves efectos en este. La suspensión de estos aranceles abre una puerta a recuperar mercados que valoran en gran medida los productos españoles. Se da el hecho de que desde la cancelación temporal, hace tres meses, España ha recuperado ya la venta de 100.000 toneladas de aceite en el mercado americano.
UPA considera que esta suspensión debe servir para que las relaciones comerciales con terceros países se desarrollen con «transparencia y justicia». Y han citado bloqueos comerciales como el veto ruso, que sigue vigente desde 2014 y ha provocado pérdidas millonarias. Y otros acuerdos que no están basados en la reciprocidad, como es el caso del acuerdo UE-Marruecos o el Mercosur, que deben renegociarse de forma justa. UPA anima al Gobierno y a la UE a acompañar la cancelación de los aranceles con planes de promoción y ayuda a la exportación de productos alimentarios. El objetivo: recuperar mercados que nunca debieron perderse y que pueden suponer una gran oportunidad de futuro para el medio rural español.
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) también cree que este pacto es una excelente noticia para el sector agroalimentario. Esta organización considera que se acaba con un injusto castigo para el sector agroalimentario español, totalmente ajeno a la guerra comercial aeronáutica entre la UE y EEUU. «Queremos poner en valor el trabajo conjunto de todo el sector y las gestiones de las diferentes administraciones. Es un balón de oxigeno para sectores muy afectados por el impacto de la pandemia, caso del sector vitivinícola, que hace que pueda encarar la nueva campaña con una dosis extra de optimismo ante la grave caída del consumo en el mercado interno», subrayó Miguel Blanco, Secretario General de COAG.
Estados Unidos, explican desde la organización, es el principal destino comercial de España fuera de la Unión Europea en productos agroalimentarios y también el principal origen de las importaciones, con 1.998,38 millones de euros (frutos secos, habas de soja y bebidas espirituosas).
La Federación Española del Vino (FEV) ha aplaudido el acuerdo que se mantendrá en vigor los próximos cinco años. Para el director general de la FEV, José Luis Benítez, se trata de una excelente noticia que acaba con una situación que era tremendamente injusta y que devuelve el optimismo a las bodegas españolas en uno de sus principales mercados de exportación. «Aunque todavía queda por aclarar algunos detalles del acuerdo, lo más relevante es el cambio de actitud y el espíritu de negociación que ha primado en los últimos meses y que debería conducir a una solución en la que no haya vuelta atrás», ha destacado.
Benítez quiso agradecer también las gestiones y receptividad del Gobierno español, cuyos representantes de Agricultura y Comercio se han reunido en diversas ocasiones con el sector a lo largo de estos meses para analizar las consecuencias del problema y buscar posibles soluciones al mismo, así como de los eurodiputados españoles, especialmente aquellos que forman parte del Intergrupo Vinos del Parlamento Europeo.
El aceite ya lo ha notado.
Los últimos datos provisionales de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, confirman la «buena comercialización» del aceite de oliva en la campaña 2020-2021, de forma que, en mayo, las salidas se situaron en 135.630 toneladas, el segundo registro más alto de la serie histórica, por detrás del ejercicio récord 2013-2014. De mantenerse el ritmo de mercado de estos ocho meses, la presente se convertiría en «una campaña sin precedentes en cuanto a comercialización», según han puesto de relieve desde Cooperativas Agro-alimentarias.
La organización ha detallado que desde el inicio del ejercicio se han vendido 1.157.860 toneladas, lo que se traduce en unas salidas medias mensuales de 144.730 toneladas. Al cierre de mayo, en las almazaras había unas existencias de 526.740 toneladas.
Para Cooperativas Agro-alimentarias, estos resultados son «fruto del buen trabajo hecho por el sector y de las condiciones comerciales». El presidente del Consejo Sectorial de Aceite de Oliva de la federación, Cristóbal Gallego, ha añadido que «la suspensión temporal de aranceles por parte de Estados Unidos en marzo ha ayudado a mantener un volumen de salidas constantes». Gallego hacía estas declaraciones el pasado día 11, y añadía que «el diálogo entre Bruselas y la Administración Biden debe continuar para que la suspensión sea definitiva a partir de julio, cuando se espera su revisión». Tan solo tuvo que esperar cuatro días para ver cumplidas sus expectativas.
El veto ruso.
A raíz de la anexión de Crimea por parte de Rusia algunos países impusieron sanciones a altos funcionarios, empresas o bancos rusos. El Gobierno de Putin no tardó en responder y desde finales de 2014 tomo la decisión de prohibir la importación de productos alimentarios de esos países, con las nefastas consecuencias que eso tuvo para la Unión Europea y, en especial, para ciertos miembros entre los que se encuentra España. Hasta ese momento Rusia era el primer destino extracomunitario de las frutas y hortalizas que salían de la UE, un sector en el que nuestro país tiene gran peso. Sin embargo, desde entonces no se ha logrado compensar la desaparición de este mercado, ni a través de medidas compensatorias tomadas por la UE ni encontrando países alternativos que ocuparan el lugar del país gobernado por Putin, que además anunció a finales del año pasado que prolongaba el veto hasta el 31 de diciembre de 2021.
Los productos cárnicos son el otro sector que más ha sufrido este veto, con unas pérdidas de 850 millones de euros desde el inicio de la medida, lo cual supone que las exportaciones a Rusia han descendido un 97%.