PASIONES Le encanta el campo, las rutas por la montaña y, sobre todo, la Semana Santa. Estas fechas las vive con especial devoción, un sentimiento que se acentúa desde su postura de música en la banda local de la Santísima Trinidad.
TRAYECTORIA Ha trabajado varios años como fotógrafa deportiva en el equipo de fútbolCristo Atlético. Actualmente, es técnico de farmacia en la del paseo del Otero, 65. En ella, lleva más de un año.
1. Montaña Palentina. «Me encanta hacer diversas rutas por esta zona, pero destacaría una por encima del resto, tanto por sus paisajes como por su comodidad: la ruta de los pantanos. También subrayaría la senda de Tosande, pues me trae gratos recuerdos de mi etapa en el Club de Montaña. Después de una buena ruta, me gusta hacer una parada en el restaurante Juanón para recuperar fuerzas. Por supuesto no me puedo olvidar de la maravillosa Cueva de los Franceses y la cascada de Covalagua».
2. El Cerrato. «Desde hace cuatro años veraneo en Cevico de la Torre, un pueblo del Cerrato que me cautivó según lo pisé. Cuando lo ves por primera vez a lo lejos, bajando el murallón, parece un pueblo normal y corriente, pero una vez te adentras, descubres sus gentes, sus pequeños rincones y su tranquilidad, te llegas a sentir parte de él. No imagino un verano sin sentirme una ceviqueña más».
3. Esclusa de Frómista. «Disfruto mucho yendo a dar un paseo por toda la orilla lateral del canal, ver sus espléndidos atardeceres y disfrutar de momentos de sosiego y tranquilidad alejada de la ciudad y la rutina. El privilegio de dar una vuelta en su barco turístico dejando una estampa de siglos atrás no tiene precio. Además, tienes esa sensación de subida y bajada, como si de una montaña rusa se tratase».
4. Iglesia de las Agustinas Recoletas. «En esta pequeña iglesia es donde se encuentran durante todo el año los titulares de mi hermandad, la Sentencia. Aquí he ido tanto vestida de calle como con el uniforme de mi banda y, si bien la responsabilidad y los nervios son diferentes en ambos casos, los sentimientos se terminan igualando. Además de lo religioso, esta es una iglesia preciosa arquitectónicamente y, a pesar de tener un tamaño reducido, por todo lo que me transmite y me recuerda, me hace sentir diminuta en su interior».
5. El Cristo. «Qué decir del Cristo, mi barrio desde los tres años. He crecido entre sus calles y, actualmente, lo tengo todo en él, incluso mi trabajo. Un barrio que tiene personalidad propia y que debe su nombre al gran monumento que se levanta en su parte más alta, el Cristo del Otero. Para mí, el más significativo de Palencia. Y cómo no hablar de sus fiestas y su romería del domingo por la mañana, con la pedrea del pan y el quesillo. Es lo más parecido a una batalla que se puede vivir. Y qué decir de esas grandes meriendas con amigos y familiares en el lateral del campo de fútbol. Un lugar que siempre voy a llevar en el corazón».
6. Monte el viejo. «El monte el Viejo es el lugar donde de pequeña, y no tan pequeña, iba a dar de comer a los ciervos y, de paso, aprovechar para dar un paseo. Cuando me hice más mayor, me aficioné a tomar el porrón de la Casa Pequeña mientras disfrutaba con su gran mirador. Siempre buscaba mi casa a ver si la podía ubicar. De este lugar me quedo con las tardes de verano en la piscina, disfrutando del único tobogán acuático que hay en Palencia».
7. Aguilar de Campoo. «He ido en muchas ocasiones porque tengo familia allí, y siempre que voy hago una parada obligatoria en la tienda de la conocida fábrica galletera Gullón. Su prestigio es un orgullo para la provincia. Además, los fines de semana de verano, una de las cosas que más hacía de pequeña, era preparar unos tuppers y subirme con mis padres y mi hermana al pantano para descansar».
8. Mirador de Autilla. «Me gusta ir mucho para desconectar y dejar la mente en blanco. Observo todo el mar de campos y disfruto de la pequeña brisa que recorre el lugar. Me encantan sus atardeceres, tan especiales y bonitos, que bañan el paisaje. Es un sitio imprescindible para alguien que venga a conocer la provincia».
9. Local de ensayo de la Santísima Trinidad. «Este lugar lo definiría como mi segunda casa, donde ensayamos tres veces a la semana durante prácticamente todo el año. Después de navidades y hasta Semana Santa paso allí cinco días de la semana, dos horas cada día, lo que le hace un lugar imprescindible en mi vida. Es como mi segunda casa. Allí tengo a mi segunda familia, con la que comparto un sinfín de emociones y momentos. Disfruto cada segundo, desde que entro por la puerta hasta que vuelvo a salir por ella una vez finalizado el ensayo. Fue un gran descubrimiento y un privilegio el poder unirme a esta gran banda, además de un gran sacrificio y trabajo. Poder seguir disfrutando y aprendiendo cada día con ellos es una cosa que siempre estará en mi corazón».
10. Los bisontes de San Cebrián de Muda. «Me encanta ir y poder ver a estos animales tan impresionantes a un palmo de mí. Cuando voy por esa zona, suelo aprovechar y visitar todos sus alrededores, que son increíbles. Además, tengo por costumbre hacer alguna ruta, algo que nunca puede faltar en una visita de montaña».