El Ayuntamiento da por finiquitado el sistema de préstamo de bicicletas implantado durante el pasado mandato y trabaja ya en el diseño de uno que por fin funcione. En ello está la Concejalía de Medio Ambiente, que ha recibido una propuestas de la empresa Fifteen, especialista en suministrar soluciones completas (bicicletas, estaciones, aplicaciones y software) a operadores de movilidad urbana y ayuntamientos para la elaboración de un proyecto que permita identificar las necesidades de Palencia y el sistema de alquiler que necesita.
Aunque Palencia es una ciudad eminentemente llana, el Consistorio valora que el próximo sistema se centre en bicicletas eléctricas, ya que puede ayudar a convertir a más gente a su uso y que, por fin, un sistema de alquiler fragüe en la ciudad. Estos ciclos permiten recorrer mayores distancias con menor esfuerzo, de ahí que el Consistorio se haya fijado en ciudades como Gijón, que ha puesto en marcha el pasado mes de julio un nuevo sistema 100% público de bicicletas eléctricas conectadas.
A la par, el Ayuntamiento planifica ya el diseño de una red de carriles-bici segregados dentro de la ciudad para dar seguridad y confianza a quienes se mueven en bicicleta. La propia alcaldesa, Miriam Andrés, ya dejó claro en diciembre del año pasado que este era «un modelo de ciudad por el que este equipo de Gobierno va a apostar».
Esta intención se vio refrendada en la reunión de la primera edil con el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, del que obtuvo el compromiso de financiación directa para la construcción de carriles-bici segregados y la conviertan en un ejemplo de movilidad sostenible.
oportunidad. La semana pasada, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reivindicó el uso del transporte público en España y anunció la incorporación de la bicicleta a las ayudas al transporte público con el objetivo de extender su utilización. Así, Sánchez avanzó que el Gobierno va a destinar 10 millones de euros a la implantación de estos sistemas en ciudades que aún no cuentan con ellos, y otros 20 millones de euros a mayores para la compra de bicicletas de pedaleo asistido tanto particulares como para empresas.
«Vamos a hacer una apuesta decidida por el uso de la bici en las ciudades», aseveró el presidente del Gobierno; unas palabras que no han pasado desapercibidas para el Ayuntamiento, que trabaja para implantar un sistema de alquiler de bicicletas que funcione de una vez por todas.
En la capital, el número de desplazamientos diarios en bicicleta fluctúa entre un 1,20 y un 1,35%, según el estudio que se llevó a cabo para la redacción del Plan de Movilidad Ciclista. Una de las medidas que han llevado a cabo las últimas corporaciones para incrementar este porcentaje ha sido la puesta en marcha de sistemas de alquiler de bicicletas. Ninguno ha tenido el éxito esperado.
En 2008, bajo el gobierno del socialista Heliodoro Gallego, se puso en marcha el primer sistema de alquiler dotado con un total de 45 bicicletas y basado en un engorroso sistema de mensajes SMS. La experiencia se mantuvo el tiempo que duraron las bicicletas, ya que al no incorporar ningún sistema de posicionamiento fueron robadas, estropeadas o, directamente, arrojadas al río.
Solo sobrevivieron nueve y con ellas y otras 10 que se compraron con fondos europeos se puso en marcha en septiembre de 2022, coincidiendo con la Semana de la Movilidad, un sistema más moderno, basado en la aplicación Bipal y con mejoras como un sistema de sensores para la detección del nivel de contaminación e información sobre el uso por parte del usuario.
En abril de este año, el sistema dejó de funcionar. El nuevo equipo de Gobierno de Miriam Andrés no solo había constatado el fracaso del nuevo sistema -389 usuarios, cuatro de media por semana en estos 19 meses- sino que había otro problema de peor solución.
Desde que se pusieron en marcha estos sistemas de alquiler de bicicletas, una de las cuestiones a resolver era la guardia y custodia de los ciclos. Desde un principio, se encomendó a la empresa Urbaser, adjudicataria del servicio de recogida de basura y limpieza viaria, que las recogiese y trasladase a un lugar seguro durante las noches.
Al principio, era relativamente sencillo ya que las bicicletas solo se podían anclar a unos postes determinados pero el nuevo sistema permitía dejarlas en cualquiera de los 500 aparcabicicletas repartidos por la ciudad. El engorro hizo, por ejemplo, que durante los últimos meses y visto que el sistema se utilizaba poco, la mitad de las bicicletas no se moviese de la nave de Urbaser. Cuando durante al anterior mandato se comenzó a trabajar en los pliegos del próximo contrato de aseo urbano, no se incorporó este servicio. La UTE FCC-Acciona ganó el concurso público y empezó a prestar un servicio que no incluía encargarse de recoger las bicicletas.
El Ayuntamiento, que cree que el sistema ha sido un fiasco, optó por finiquitarlo y buscar uno nuevo. Apiló todas las bicicletas en la plaza de la Inmaculada, frente a la Agencia de Desarrollo Local, y ahí están desde entonces, sin posibilidad de usarlas ya que la aplicación móvil Bipal, no funciona. «Ya no tenemos ese servicio y no podemos estar yendo a buscar las bicicletas por toda la ciudad las 24 horas del día los 7 días de la semana. El sistema no estaba bien pensado, ya que al no haber estaciones fijas, las bicicletas se podían abandonar en cualquier parte. A veces, incluso, se caían al suelo y se rompían. Es un sistema muy caro de mantener», señala Antonio Casas, edil de Medio Ambiente.