Las tres fábricas de cemento de Castilla y León invirtieron en la última década más de 55 millones de euros en estrategias de descarbonización. Así quedó de manifiesto durante la jornada celebrada ayer en el Lecrác por la Fundación Laboral del Cemento y Medio Ambiente (CEMA) en la que se explicó que el uso de combustibles alternativos en las fábricas de cemento de la Comunidad representa más de un 46% sobre el total que son seis puntos por encima de la media nacional. En total, las tres fábricas generan en la región más de 1.500 empleos directos e indirectos y aportan más de 80 millones de euros anuales en valor añadido bruto.
La jornada, que fue inaugurada por el director general de Infraestructuras y Sostenibilidad Ambiental de la Junta de Castilla y León, José Manuel Jiménez, sirvió para analizar los proyectos de reducción de emisiones más relevantes acometidos por las tres fábricas de cemento que operan en Castilla y León en los últimos años. De hecho, los directores de las tres fábricas de cemento que operan en la región expusieron los proyectos de descarbonización más recientes acometidos en sus factorías ubicadas en Palencia (Cementos Portland Valderrivas en Hontoria de Cerrato) y León (Cementos Tudela Veguín en La Robla y Votorantim Cimentos en Toral de los Vados).
Quisieron destacar que las tres fábricas llevan años realizando acciones para mejorar su eficiencia energética y apostando por el uso de combustibles derivados de residuos como, por ejemplo la biomasa, en sustitución de los combustibles fósiles. El porcentaje medio de sustitución de combustibles fósiles por otros alternativos en Castilla y León es del 46,20%, seis puntos por encima de la media nacional.
De hecho, desde 2004, la industria cementera castellana y leonesa ha recuperado material y energéticamente más de seis millones de toneladas de residuos, equivalentes a 1.300 piscinas olímpicas, que de otro modo habrían acabado en vertederos. Solo en 2022 -último año con datos oficiales cerrados- las tres fábricas de cemento de la región han recuperado energéticamente 93.968 toneladas de residuos, evitándose así la emisión a la atmósfera de 129.929 toneladas de CO2 a la atmósfera.
Dentro de las distintas estrategias de descarbonización de cada compañía, los tres directores citaron otros ejemplos como la aplicación de sistemas de gestión de la energía, el uso de materias primas descarbonatadas, el desarrollo de cementos bajos en carbono, o el uso de fuentes renovables de energía, por ejemplo, mediante la instalación de parques fotovoltaicos en los recintos de las fábricas.
Asimismo, destacaron que las soluciones a futuro pasan por el desarrollo en España de las tecnologías CAUC (captura, transporte, almacenamiento geológico y usos y transformación del CO2). Una temática que centró la mesa redonda de cierre de la jornada, en la que participaron responsables de primer nivel de la Junta de Castilla y León, Somacyl, el Instituto Geológico y Minero de España del CSIC, la Plataforma Tecnológica Española del CO2 (PTE-CO2), la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden), Fundación CEMA y Oficemen.
Eso sí, quisieron recordar que, cuando se analizan todas las herramientas al alcance del sector cementero para reducir las emisiones de CO2, hay siempre con un inconveniente clave como son las emisiones derivadas del proceso de fabricación del clinker, material base del cemento. De hecho, el 66 por ciento de las emisiones que genera la fabricación de cemento se producen durante el proceso de descarbonatación de la piedra caliza. Son las denominadas «emisiones de proceso», o «emisiones difíciles de abatir», cuya mitigación no es posible con las tecnologías actuales. De hecho, la industria cementera representa el 41 por ciento del total de las emisiones de proceso en España.
tecnología. En este sentido, tal y como coincidieron los expertos participantes en la jornada, «sin las tecnologías CAUC, es imposible que sectores con elevadas emisiones de proceso, como el cementero, alcancen la neutralidad climática». En la mesa de debate se puso de manifiesto que se son tecnologías maduras que están probadas. De hecho, Noruega lleva casi 30 años apostando por las tecnologías CAUC en acuíferos salinos próximos al Mar del Norte, y tienen varios proyectos de transporte y almacenamiento de CO2 a gran escala, los más grandes de Europa. Por su parte, España, aún carece de una estrategia que incluya proyectos país para su desarrollo, a diferencia de la mayoría de los países europeos y eso supone poner en riesgo la competitividad del sector cementero a futuro.
La industria cementera de Castilla y León genera anualmente más de 1.500 empleos directos e indirectos y el 92 por ciento de la plantilla tiene un contrato indefinido. A esto se suma el dato de que la contribución anual en concepto de impuestos de las fábricas de Castilla y León supera los 7,8 millones de euros.
Cabe recordar que la industria cementera española se comprometió a alcanzar la neutralidad climática en 2050, un documento vivo, que está a punto de ser actualizado para hacerlo, dijeron, «aún más ambicioso, y con objetivos intermedios para 2030 y 2040». Dicha hoja de ruta señala las herramientas para alcanzarlos y algunas de ellas ya han sido implantadas o están en proceso.
A la jornada, celebrada en el Centro cultural Lecrác, acudieron un centenar de asistentes y participaron ponentes como el presidente de Oficemen y de Fundación CEMA, Alan Svaiter; el secretario general de UGT FICA Castilla y León, Miguel Ángel Gutiérrez Fierro; la secretaria general de CCOO del Hábitat de Castilla y León, Lourdes Herrero García; o el director gerente de Fundación CEMA, Dimas Vallina.