El criadero de Selectos de Castilla (Cogavi) se ha convertido en la primera explotación avícola del país en tener certificada su huella de dióxido de carbono, a partir de la cual ha podido tomar medidas para reducirla su contaminación así como los gastos en los que puede incurrir en energía y consumo de agua.
La empresa, con 28 años de existencia en Villamartín, fue seleccionada en 2016 por la Fundación Biodiversidad del actual Ministerio para la Transición Ecológica para llevar a cabo un proyecto de adaptación al cambio climático por el cual recibió el 50% del coste de la auditoría. «Fue uno de los mejores, entre los 10 mejores valorados de España, y destacó por ser una de las pocas propuestas de iniciativas privadas y la única del sector en solicitarlo», explicó Antonio Peláez, de la empresa palentina Omawa Huella Ecológica, firma que ha realizado el estudio y que determinó que la actividad de Cogavi genera anualmente 179 toneladas de CO2.
Una vez determinado, se han implementado medidas para tratar de reducir esa huella en este primer año en alrededor del 20%, explicó Peláez, aunque no se conocerán los resultados hasta finales de este 2018.