La directora del Instituto para la Transición Justa, Laura Martí, comparte con Diario Palentino sus impresiones sobre las oportunidades de futuro de la cuenca palentina y también sobre los hándicaps de una comarca castigada por la despoblación y el desempleo.
En primer lugar, ¿qué son los fondos de Transición Justa y a qué están destinadas estas ayudas?
Son varias vías de financiación que ponemos al servicio de los territorios para que se recupere el empleo en las zonas. También son un compromiso para paliar los efectos de los cierres y poner los fondos a la disposición de las zonas que haga falta, a través de los Presupuestos Generales y de la Unión Europea.
El Instiuto para la Transición Justa (ITJ) ha concedido al convenio Guardo-Velilla 8,3 millones de euros para 12 proyectos. ¿Se traducirá esto en creación de empleo o, al menos, en la consolidación de los ya existentes?
Sí, creará empleo. Dentro de las inversiones previstas, el apoyo a los proyectos empresariales es bastante importante. Son inversiones que generan 120 empleos de carácter permanente, que son los que más nos importan, y 180 de forma temporal.
El impacto más grande es el cierre de la central térmica de Velilla del Río Carrión. Aún queda mucho por hacer, pero es un buen punto de partida que queremos consolidar, crecer y agrandar.
Los vecinos de la cuenca palentina tienen la sensación de que se ha actuado demasiado tarde y de que no se ofrecen soluciones reales a una comarca castigada por la despoblación y el desempleo
La percepción de que se llega tarde es común a todas las zonas. Teníamos territorios que luchaban por mantener sus empleos y, de un momento a otro, se pasó de ponerse detrás del cartel de No al cierre a querer que al día siguiente ya esté el futuro, y eso es muy complejo de gestionar.
Coordinar fondos no es nada sencillo. Las administraciones somos garantistas y a veces eso tiene la dificultad de trasladar eso en agilidad para las zonas afectadas. Tenemos que combinarlo con llegar a tiempo, y eso es una de las cuestiones más complejas de la transición. En Palencia se está a tiempo.
Sin embargo, se ha cerrado la térmica de Velilla antes de buscar soluciones al futuro de la comarca
Los cierres tienen unos colchones de tiempo relacionado con el desmantelamiento. Dentro del acuerdo de cierre, Iberdrola ha presentado un plan para la construcción de parques fotovoltaicos que esperamos que se pongan en marcha pronto.
«Esperemos» es, precisamente, una palabra de la que se han hartado en la comarca minera. Se espera la planta fotovoltaica y también se espera la residencia de Villalba con fondos de Transición Justa, pero lo cierto es que aún no se ha puesto la primera piedra de ninguno de estos proyectos
El parque fotovoltaico está muy avanzado. Bien es cierto que hay proyectos que requieren de unos tiempos de maduración más largos y otros más inmediatos como la planta de reciclado de neumáticos en Guardo que se va a poner en marcha en junio con una ayuda concedida muy reciente.
Tenemos que trabajar con las cosas que pueden funcionar a corto plazo, pero también con las que llevan más tiempo. Hay que combinar todos los factores.
El convenio Guardo-Velilla abarca a territorios donde la minería dejo de existir hace décadas. ¿Es positivo ampliar tanto el ámbito de actuación (14 municipios) cuando lo que se pretende es reindustrializar zonas donde han cerrado minas y centrales térmicas recientemente?
Hemos intentado concentrar los fondos allá donde se producen las reconversiones y, por ejemplo, hemos habilitado ayudas para los cierres de centrales térmicas y de minas. Los 14 municipios estaban afectados, debemos ocuparnos de todos.
¿Cuáles son los principales atractivos de la provincia de cara a nuevas inversiones?
Palencia tiene muchos atractivos. Tiene un paraje natural espectacular, pero también es cierto que presenta problemas de conexión por carretera.
Las oportunidades son numerosas, vinculadas al turismo, los recursos naturales y a las energías renovables. La principal dificultad en Palencia es encontrar proyectos tractores, sobre todo pensando en un carácter industrial, que es lo que hace que el ecosistema económico sea más completo. Nos vamos a empeñar en buscarlos.
Existe un cierto temor de caer en los mismos errores que los fondos Miner, que se destinaron a obras faraónicas en lugar de a reactivar la economía de las cuencas. ¿Se ha articulado algún mecanismo de control para evitar situaciones similares en los nuevos fondos?
Ha habido grandes éxitos, aunque hubo una ambición por dar unos servicios a las comarcas y se involucraron en proyectos más grandes de lo necesario. Creo que todos hemos aprendido.