No es un adiós, es un hasta pronto. Andy y Lucas llevan 20 años juntos, pero ahora sus caminos se separan. La salud manda y el dúo presentó ayer la que será la última gira de su carrera conjunta, reiterando que pretenden seguir en el mundo musical, aunque sin aclarar si será con caminos en solitario. «Seguiremos ligados a la música, no nos vamos a ir a la construcción», bromeó Andy.
«Ojalá Lucas se recupere y podamos volver como hasta ahora. Son 20 años de carrera musical y esto que ha pasado ahora me resulta sorprendente, raro... yo todavía no me lo creo, la verdad, ni hemos pensado qué vamos a hacer. Pero se aparcarán las promos o los viajes, seguramente seguiremos ligados a la música porque es lo que nos apasiona, no te voy a decir ahora que tengo una empresa de construcción...», concretaba.
Para Lucas, aquejado de problemas de salud -tiene diagnosticada una cardiopatía-, es el momento de «quizás hacer canciones que vuelvan a la esencia del principio, todo muy tranquilo y nada acelerado». No obstante, el propio Andy matizó que, «en principio, a ninguno se le ha ocurrido hacer nada por separado, por lo menos hoy».
«Espero que eso no cambie nunca», añadió el músico, quien insistió en que su relación es «casi como de hermanos» y que «la salud, que es algo que no se puede controlar, es lo primero». Por parte de Lucas, puso el foco en que esta es la última gira, aunque no cerró la puerta a una vuelta. «Vamos a ir partido a partido», indicó.
«Sí creemos que es la última gira, la decisión está tomada y nos agarramos a ese clavo ardiendo. También te digo que son los últimos conciertos pero igual el día de mañana decidimos volver si todo mejora y, en este caso, ¿quién es nadie para decirnos nada si lo hacemos?», cuestionó, después de decir que había traído los informes médicos que le han llevado a tomar la decisión, en una respuesta a «las malas lenguas».
Nuestros últimos acordes será una gira que constará de cuatro conciertos en 2024: Cádiz, Barcelona, Sevilla y cierre en el WiZink Center de Madrid. Lucas explicó que subirse al escenario es una de las situaciones previas que le generaban estrés, pero una vez ante el público es «como un orgasmo psicológico o marcar un gol en la Champions».