La naranja que rueda y la reliquia que protege

J. Benito Iglesias
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El monasterio de Santa Clara de la localidad jacobea, con una iglesia repleta y mucha gente de pie, protagonizó en la tarde de ayer los actos festivos y los ritos en honor a San Blas

La naranja que rueda y la reliquia que protege

El monasterio de Santa Clara de Carrión de los Condes, con una iglesia repleta y mucha gente de pie y  niños que realizan la primera comunión este año en los primeros bancos, protagonizó en la tarde de ayer los actos en honor a San Blas. En primer lugar, se celebró la misa, a cuyo término el sacerdote dio a besar y pasó las reliquias del santo por la garganta de los asistentes para proteger esta parte frágil el cuerpo, sobre todo con los fríos invernales. A continuación, la fiesta siguió en l exterior del templo con un marcado rito de carácter infantil, ya que un grupo de niños jugaron con naranjas y trataron de rodarlas hasta que el suelo histórico de piedra junto al recinto monacal las rompió. «Antes lo que se hacía era rodarla en las eras de hierba hasta que estas desaparecieron y es algo muy bonito trasladado de padres a hijos. Tiene mucho componente de atracción para los más pequeños. De hecho, la escuela infantil abierta en Carrión se llama Naranjita», según apuntó, Javier Villafruela, concejal de Cultura y Turismo.

En el recinto monacal hay reliquias de San Blas las que tiene el Monasterio de Las Claras, una la besan los feligreses, mientras que la otra , la más larga que contiene un cilindro de cristal, se pasa por la garganta para su  protección. 

La naranja que rueda y la reliquia que protege
La naranja que rueda y la reliquia que protege
En cuanto el rito conocido como rodar la naranja, se supone que su origen estaría en la visita a sus hijas del apodado Cid Campeador tras una guerra, a las que traía naranjas de Valencia, aunque cuando llegó a Carrión, no las encontró, profiriendo todo tipo de insultos a sus yernos, y lanzándoles las naranjas. Con el enfado y los gritos, perdió el Cid la voz y al salir de Carrión entró en Santa Clara y, tras besar la reliquia de San Blas, la recuperó. Esto es lo que dice la tradición popular, aunque la historia lo desmiente, ya que las hijas del Cid no se casaron con los Infantes de Carrión y el monasterio de Santa Clara no se funda hasta el siglo XIII.