Palencia cuenta con menos máquinas recreativas activas que hace cinco años. Desde la pandemia ha descendido su número en un 16,27%, al pasar de los 1.020 aparatos registrados al finalizar 2019 a los 854 del último ejercicio. Es una bajada que reconocen tanto desde el sector del juego como los hosteleros de la provincia, en cuyos establecimientos es muy habitual encontrarse con, al menos, una tragaperras.
Esta caída, en líneas generales, se fue generando poco a poco año tras año. En 2020 se bajó del millar de máquinas en tierras palentinas al contabilizarse 983 y en 2021 se quedaron en 931. Solo en 2022 hubo un ligerísimo aumento, tan escaso que se tradujo únicamente en una unidad más. Pero estos 932 aparatos pasaron a ser 892 en 2023. En el último ejercicio el número se contrajo un 4,26%, según los datos publicados en las correspondientes memorias anuales del juego y las apuestas de la comunidad de Castilla y León, que fueron aprobadas por la Comisión de Juego y Apuestas, un órgano regional dependiente de la Consejería de Presidencia de la Junta de Castilla y León en el que también se encuentran representados los empresarios de casinos, salas de bingo, máquinas, salones de juego y apuestas.
El último documento, el que recoge la información del pasado ejercicio, certifica que de las 854 activas en la provincia a 31 de diciembre, 836 (el 97,89% de total) son de tipo B, que ofrecen, como máximo, un premio 500 veces superior a la partida jugada. Oficialmente reciben el nombre de máquinas recreativas con premio y, popularmente, son conocidas como tragaperras (de hecho, hasta la Real Academia Española incluye el término en el diccionario). Son las más frecuentes al encontrarse en bares, cafeterías, pubs y otros locales hosteleros similares ubicados por toda la provincia e incluso pueden colocarse con adaptaciones en casas de apuestas, salones de juegos y salas de bingo. Aún así, hace cinco años había registradas 980, un 14,69% menos que en la última estadística.
El presidente de Hostelería Palencia,Alberto del Burgo, opina que detrás de esta bajada están dos factores: el cierre de locales hosteleros y las nuevas posibilidades para apostar. «Hay menos bares, pero sin máquina recreativa no conozco.Además, creo que tener una licencia es un atractivo añadido y, muchas veces, el dinero de los beneficios de la recaudación de la máquina ayuda a pagar cosas», detalla el empresario, que encuentra respaldo a su afirmación en los datos de la última memoria regional del juego. En 2019 había hasta 1.048 bares y 52 cafeterías activos en la provincia y ahora solo 944 y 43, respectivamente.
Por otro lado, Del Burgo comenta que el auge de los salones de juegos y de las apuestas por internet provocan que las tragaperras sean menos atractivas para los jugadores y que su consumo sea menor que en el pasado. «Está cambiando el modelo de juego y la forma de gastar», explica el dirigente de Hostelería Palencia.
BINGOS Y APUESTAS. Las 18 máquinas restantes (el 2,11% del total) pertenecen a los tipos E (diez unidades) y E1 (ocho) y únicamente se explotan, según la legislación vigente, en salones de juego, salas de bingo y casinos.
En la primera subcategoría se incluyen aquellos juegos electrónicos basados en el bingo, mientras que en la segunda se clasifican a los aparatos que, a cambio de una mayor apuesta, ofrecen premios más elevados que una tragaperras de un bar, aunque en ningún caso será superior a 1.000 veces el valor de la apuesta. En este caso, también se experimentó un descenso en el último lustro, ya que en 2019, entre ambas secciones, había 40 registradas, 33 de tipo E y siete, de E1.
En este punto, cabe destacar que en Palencia no había en 2024 ni en 2019 ninguna máquina de tipo C (las que se consideran oficialmente de azar) ni de tipo D (que son aquellas que ofrecen pagos en especie en vez de dinero a los jugadores que ganan la apuesta).
En total, los negocios de juego y apuestas ascienden a 1.129, un 12,82% menos que en 2019. A los bares y cafeterías hay que sumar cuatro almacenes de apuestas y 95 de máquinas, un bingo, una casa de apuestas, nueve córneres de apuestas, cinco discotecas, un centro de recreo, nueve restaurantes, doce salones de juego y cinco zonas de apuestas.
Además, el descenso de máquinas recreativas activas en la provincia está ligado a la caída de las autorizaciones de emplazamiento.
Hace cinco años, 608 aparatos electrónicos de juego tenían el permiso en regla para instalarse en los bares, mientras que en 2024 solo eran 513. En el caso de las cafeterías, el número cayó de 33 a 27 y en los restaurantes, de seis a cinco. Solo se salvan de la quema las licencias para la colocación de máquinas en los salones de juego, que pasaron de las 275 registrados antes de la pandemia de coronavirus a las 302 del pasado ejercicio.
En total, estos permisos cayeron 1.148 en 2019 a 988 en 2024, lo que en términos relativos equivale a un descenso del 13,94%.