Cáritas, Cruz Roja y constructoras, contra la ola de calor

J. Benito Iglesias
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La entidad de la Iglesia habilita pensiones para transeúntes al cerrar su albergue en agosto, la ONG realiza unas 300 llamadas con consejos a la población vulnerable y en las obras se cambian horarios

Cáritas, Cruz Roja y constructoras, contra la ola de calor

Las sucesivas olas de calor están motivando la toma de medidas para paliar sus efectos en la población más vulnerable, así como en colectivos que desempeñan su trabajo al aire libre, como es el caso de las numerosas obras que se realizan en verano  en la ciudad.

Desde Cruz Roja, ya en julio se empezó en Palencia a realizar llamadas telefónicas de información y seguimiento -que llegarán a ser aproximadamente a unas 300- a personas de colectivos vulnerables (mayores de 65 años con afecciones crónicas de salud junto a personas que viven aisladas o tienen  hijos pequeños a su cargo) con consejos básicos para protegerse del calor veraniego.

Además, se están llevando a cabo talleres de sensibilización sobre el tema en diversas localidades de toda la provincia, se repartió un folleto informativo con los consejos a personas mayores y otros colectivos vulnerables, además de un envío por email de infografías y otros materiales divulgativos, junto a la organización de varias jornadas de difusión en la calle, que coinciden con repuntes elevados de calor. 

Noelia de la Fuente Tejedor, referente provincial del Área de Salud de la ONG, afirma que «lo que más se encuentra en los talleres y actividades de sensibilización es que la gente hace un uso inapropiado de la ropa (visten muy abrigados, con tejidos poco transpirables o sin cubrirse la cabeza), se olvidan de hidratarse o no usan protección solar». También destaca que las personas con enfermedades crónicas «no tienen en cuenta que el calor extremo puede tener efectos significativos sobre la medicación, como la alteración en la eficacia o el aumento del riesgo de deshidratación».

Desde Cáritas, entidad dependiente de la Iglesia -dado que su albergue habitual para atender personas sin hogar mantiene un cierre estival para el descanso de personal y limpieza hasta el día 22- contrata habitaciones y camas con una pensión en las que se permanece a resguarde del calor callejero y un restaurante para la alimentación diaria. «Las personas vulnerables saben que nuestro centro en este período se suele cerrar y ellos también organizan sus rutas de movilidad. Cada usuario tiene la llave de su  alojamiento y puede estar en él el tiempo que quiera. Habitualmente los transeúntes prefieren estar fuera, ya sea de día o de noche. Algunos, incluso, en horario nocturno prefieren dormir en la calle al refrescar más», señala Gloria Alonso, directora de Cáritas.

TRABAJOS AL AIRE LIBRE. Por su parte, en las construcciones se intenta realizar y centrar trabajos en la sombra y se evita en lo posible la exposición al sol. Cuando se acude por la tarde, sobre las 15,30 horas, se cambia y se pasa en la parte de sótano para limpiar. «Se viene a primera hora cuando hay menos calor. Cambiamos el horario y venimos una hora antes, a las siete, y se está hasta hasta la una, sobre todo haciendo trabajos de sombra. Luego, la tarea  vespertina en la obra se realiza en zonas interiores y teniendo una nevera a mano con mucha agua», según explica una de las constructoras que realiza una obra en la calle Mayor.

También se toman medidas contra el calor en un programa mixto de empleo de la Agencia de Desarrollo Local del Ayuntamiento. «Hemos actuado en varios puntos de las piscinas del Sotillo antes de abrirse y hasta final en julio. La primera medida tomada ha sido invertir el orden del horario y entrar a las siete y media de la mañana, que es la hora a la que los alumnos venían al aula a la clase teórica. Hasta las once y media se trabaja muy bien, pero luego ya empieza el problema del calor. Se paró cuanto se vio necesario para ponerse la sombra fuera junto al parque del Sotillo y refrescarse e hidratarse en una fuente», comenta Santiago Hernández, coordinador docente.