El matador de toros de Moncada y Reixach vive estas últimas semanas pendiente de las movilizaciones que están llevando a cabo los novilleros colombianos, dado que aún tiene demasiado fresca en la memoria la prohibición de los toros en su Cataluña natal. Él es Serafín Marín (31 años), quien tras una negra temporada en 2013, ha vuelto por sus fueros este año al haber cortado dos orejas en ‘Las Ventas’, ante sendos encierros de ‘Bañuelos’ y ‘Adolfo Martín’. Y esa es su gran baza de cara a un 2015 en el que espera encaramarse a esos puestos del escalafón que le corresponden por méritos propios.
Seguro que serán muchos los recuerdos que le vendrán a la mente estas últimas semanas con lo que están viviendo los novilleros colombianos
Son recuerdos que están aún muy frescos. Hace unos días estuve en Madrid con otros muchos compañeros españoles apoyando para que se vuelvan a dar toros en Bogotá. Estaba contento por la gran concentración de gente que conseguimos en favor de los compañeros colombianos.
¿No echó de menos este tipo de movilizaciones cuando se decretó la prohibición en Cataluña?
Pues sí. Cuando estuve en Madrid el otro día defendiendo a los compañeros de Colombia estaba un poquito rebelado porque pensaba que cuando sucedió lo de Cataluña se podía haber actuado de igual manera y no se hizo. Creo que los toreros somos el motor de la fiesta y tal vez faltó unión entonces para hacer toda la fuerza que hacía falta. No sé si hubiera servido para algo, pero esa duda es lo que me reconcome. Yo tengo la conciencia tranquila, pues hice todo lo que pude dentro de mis posibilidades, pero faltó el apoyo de un destacamento en Barcelona de todas esas figuras del toreo en particular, y del escalafón en general, apoyando la causa. Y es que la prohibición les ha salido muy barata en Cataluña a los antitaurinos.
Y eso de no haber podido volver a torear allí desde septiembre de 2011 ¿cómo lo lleva?
Con gran tristeza. Barcelona era una plaza importante para mi carrera, allí toreaba tres o cuatro tardes al año, en carteles buenos y con la suerte de que los toros me embestían. Ahora eso no lo tengo y a nivel profesional lo he notado muchísimo y lo echo mucho de menos.
Cuando surge el rumor de convertir la Monumental en mezquita, imagino que le hierve la sangre más que si estuviera delante de un Miura...
Desde luego, pues allí he triunfado y he derramado mi sangre. Montar una mezquita en un santuario del toro como es la Monumental no entraba en mi cabeza. Afortunadamente aquel rumor duró poco tiempo.
¿Ha perdido la esperanza de volver a torear en su tierra?
No, ya que nos sigue quedando el Constitucional. El tema está enquistado, pues tiene el papel en algún cajón y de momento no se ha dignado a sacarlo para resolver al respecto. Antes o después deberá pronunciarse y será entonces cuando sepamos si Cataluña volverá o no a dar toros. Por eso no pierdo la esperanza.
Esperemos que resuelva pronto y que el Gobierno catalán acate la decisión del Constitucional, sea cual sea...
Esa es otra, pues allí tenemos un presidente que se lo pasa todo por el arco del triunfo, con total impunidad. Ya lo hemos lo visto con el 9-N y encima se permite el lujo de vacilar al resto del mundo. Espero que si actúa igual con el tema de los toros, el escalafón en pleno sepa estar a la altura de las circunstancias y obligarle a levantar la prohibición.
Entrando de lleno en su temporada, podría decirse que corta pero tremendamente intensa
Así es, cinco tardes que han sonado como si hubiera toreado una veintena. Creo que todo el sacrificio, el esfuerzo y la autoconfianza en mis posibilidades se reflejaron durante este 2014. Y lo mejor de ello es que para 2015 ya no salgo desde la cola de la parrilla, sino desde una posición más acorde a mis posibilidades de cara a seguir subiendo hasta colocarme donde creo que me merezco.
Pero tuvo que estar muy tocado anímicamente después de ese negro 2013
Fue un año horrible y no voy a quitarme culpas, pero también es cierto que si la locomotora no está del todo fuerte y encima el resto de vagones te va frenando, pues es fácil concluir que el tren no avance. Pasar de torear 22 corridas de toros en 2012 a solo un par de ellas en 2013, es inconcebible. Me marcó mucho y se me pasaron cosas por la cabeza, hasta el punto de querer incluso dar otro rumbo a mi vida lejos de los toros. Afortunadamente no fue así, quise quemar el último cartucho en 2014 y la apuesta salió bien.
La apuesta fue extremadamente fuerte: empezar temporada en Madrid con una de Miura que daba pánico...
Era lo que me tocaba, no podía elegir: esa o ninguna, así de sencillo. Yo me había preparado todo el invierno en Sevilla muy fuerte, como si fuera a torear 60 tardes y llegué a esa cita sin un mínimo déficit de entrenamiento. Gracias a Dios las cosas rodaron bien, me salió un toro que, a base de imponerme, acabó sacando buen fondo. Tanto es así que lejos de que se me notara ese parón de casi un año, parecía que hubiera matado una veintena de corridas antes. Y esa de Miura fue la que volvió a dármelo todo, cosa que tengo que agradecer a la empresa de Madrid, tanto a Manuel como a Toño, que tuvieron la sensibilidad de confiar en mí cuando nadie más lo hacía.
«Las dos orejas de Madrid, importantes pero no suficientes»
El esfuerzo con la de Miura no pasó desapercibido para la empresa que le colocaría otras dos tardes. Y ahí usted respondió con orejas...
Me repitieron en agosto y tras cortar la oreja a un gran toro de Bañuelos, que de haber sido dentro de San Isidro hubieran podido ser dos los trofeos, Manuel me dijo textualmente: «Por tus cojones te has ganado estar de nuevo en la Feria de Otoño y en el ciclo isidril del próximo año». Luego cuando volví a Las Ventas en octubre con la de Adolfo y logré puntuar de nuevo, aquello me acabó de reivindicar del todo.
¿Esas dos orejas serán suficiente para volver al sitio que le corresponde en 2015?
Me temo que no, pues en esto has de seguir peleando de continuo, sin detenerte en triunfos. Y es que está todo tan difícil que cada vez que entras en un cartel es como un examen en el que no has de dejar nada en el tintero. Dos orejas importantes pero no suficientes, pues me servirán para volver a Madrid y me abrirán alguna puerta. Y ahí es donde he de reivindicarme.
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