Míkel y Victoria Pigazo son la segunda generación de Calzados Pigazo, una empresa de venta ambulante que lleva décadas ganándose el pan recorriendo los mercados de localidades de Palencia, Burgos, León y Cantabria. Un negocio que, reconocen, corre peligro porque su facturación ha descendido un 70% desde el comienzo de la pandemia del coronavirus.
El futuro de este comercio creado en 1986 y que heredaron de sus padres tras su jubilación es incierto si continúan las restricciones que muchos municipios han aplicado a la venta ambulante semanal. «De trabajar seis días a la semana, he pasado a trabajar solo dos -cuatro cada 15 días- porque algunos ayuntamientos han optado por restringir el número de puestos, limitar la presencia de los de textil y calzado o, directamente, mantenerlos cerrados», explica Míkel Pigazo, desde su puesto, que ayer arribó a la plaza de España de Aguilar.
La situación de los mercadillos semanales en la provincia es variopinta, cuenta este comerciante. «Hay localidades en la provincia como Barruelo, Cervera, Osorno y la capital donde sí que dejan trabajar bajo unas condiciones de seguridad como la organización en pasillos más amplios y con mayor distancia entre puestos o la obligación de tener una entrada y una salida independientes», cuenta.
Medidas de seguridad que refuerzan las que él toma en su puesto, como la puesta disposición de plásticos para los clientes que quieren probarse el calzado, la desinfección de todo el mobiliario y la puesta a disposición de gel hidroalcohólico.
«Pero otras no, y en vez de dejarnos trabajar han ordenado restricciones, de forma que solo permiten la instalación de puestos de alimentación, o solo permiten acudir a los de textil y calzado cada 15 días; o, directamente, mantienen los mercadillos cerrados», sostiene este comerciante.
Pigazo cree que es injusto, porque después de escudriñar la legislación aprobada por la Junta de Castilla y León para este sector, asegura que no encuentra un solo artículo que justifique estas posturas. «Según la ley, se deberían permitir todos los puestos sin reducciones de aforo ni cierres ya que es una actividad al aire libre, y basta con implanta algunas medidas», concluye Míkel Pigazo.
Bajo esta situación están algunos de los mercadillos más importantes que se celebran semanalmente en la provincia, como son los de Aguilar, Guardo, Saldaña y Carrión de los Condes. En Aguilar, por ejemplo, donde se instalaron ayer, el Ayuntamiento solo permite que abran semanalmente a los puestos de alimentación, mientras que restringe al 50% el resto, por lo que solo pueden viajar allí cada 15 días.
En Guardo, el mercadillo más importante de los que se celebran en toda la provincia, ha permanecido cerrado desde hace semanas hasta que reabrió el pasado viernes pero solo para los productos de alimentación. El mercadillo de Carrión está en la misma situación, mientras que el de Saldaña aún no tiene fecha.
«Todos podrían tenerlos abiertos desde el 9 de octubre si aplicaran las medidas para reordenar los mercados garantizando la seguridad, ya que esta actividad comercial sí que está permitida al realizarse al aire libre, dado que se considera más segura», comenta Míkel Pigazo.
futuro. Este empresario lleva semanas intentando hacérselo ver a los ediles de los diferentes ayuntamientos. «Es cuestión de estudiarlo porque en todos esos municipios hay suficiente espacio», añade. «Si no se hace, peligra el futuro de muchos de los comerciantes del mercadillo, ya que el año pasado nos tuvimos que quedar con mucho género por el confinamiento y este, aunque hemos comprado menos, no podremos darle salida», añade.
Además, el responsable de Calzados Pigazo opina también que mantener esta situación es contraproducente para el comercio local, que se beneficia de que durante los días de mercadillo se desplacen muchos vecinos de la comarca a estas localidades.
Por eso, realiza este joven empresario un llamamiento para que su hermana y él puedan seguir con el negocio que heredaron de sus padres y poder traspasarlo a una tercera generación.