El Ayuntamiento de Monzón de Campos, la Diputación y el Centro Tecnológico Agrario y Alimentario (Itagra) unen sus fuerzas para recuperar el cultivo del nabo en la provincia, un producto propio de la huerta palentina que quedó relegado al más absoluto de los olvidos con la llegada de la remolacha.
Tras dos intentos fallidos en mayo y julio, la primera de las cosechas (se sembró en septiembre) está estos días a pleno rendimiento en el campo de ensayo en el que se está llevando a cabo este estudio agropecuario pionero en tierras palentinas. Se trata de un terreno de unos 400 metros cuadrados ubicado dentro de una explotación de Ribas de Campos donde se prevén recoger del orden de 800 kilos.
De su cuidado y riego se han encargado José Carlos González y su hermana Carmen, dos horticultores de sobrada experiencia que han apostado por este «bonito proyecto» que gira en torno a cinco variedades: Milán Rouge, vienés, negro azucarado (con un ligero sabor a almendra), bola de nieve y virtudes. Plntan dos surcos de cada una de las especies con «muy buenos resultados». La siembra ha corrido por cuenta del Itagra.
«Siempre nos ha gustado innovar y, en este caso, apostar y defender por algo tan propio de Monzón como son los nabos», afirma en declaraciones a Diario Palentino el agricultor, quien se ha tomado este trabajo «casi como un servicio público». «Creemos que es muy importante recuperar el cultivo del nabo. Tengo 60 años y no recuerdo verlos en el campo», añade.
Para su cultivo se necesita un terreno muy ligero, agua abundante (este año por aspersor y la campaña próxima probará el riego por goteo) y un abono orgánico equilibrado.
A pie de campo explica que el nabo tiene un ciclo de cultivo que oscila entre los 50 y 70 días y defiende las bondades culinarias del producto. «Sustituye a la patata y da mucho sabor a sopas y caldos», explica, si bien él prefiere consumirlo crudo «con una gota de aceite y vinagre».
EN LA RIBERA DEL CARRIÓN
«El nabo pertenece a la identidad del pueblo. Es parte de nuestra historia», señala el alcalde de Monzón, Mariano Martínez, promotor inicial de esta iniciativa hortofrutícola que se pretende extender en las próximas fechas a otros municipios del entorno.
Más concretamente, la intención del primer edil es extendrlo por toda la vega del río Carrión en pueblos como el suyo -del que parte la idea-, Ribas, Husillos o San Cebrián deCampos.En paralelo, se lanzará la marca Nabos de Monzón, a la que se podrán sumar progresivamente nuevos agricultores.
De momento, está recuperación del cultivo de está realizando a nivel doméstico, si bien el director del Itagra, Asier Saiz, confía en aumentar la producción gracias a la colaboración con este proyecto de la Diputación y el Ayuntamiento de Monzón.
El objetivo último es «conseguir recuperar las variedades clásicas» de este rincón de la provincia. Una tarea que, reconoce, «nos está siendo terriblemente difícil» porque apenas existen semillas de las variedades tradicionales.
«Puede ser una pieza más de todos los recursos agrícolas que tenemos en Palencia», asegura Saiz, quien espera en que el marchamo nabo de Monzón comience a tener identidad propia al igual que la alubia de Saldaña, el pimiento de Torquemada, la cebolla de Palenzuela o la patata del Boedo-Ojeda.