Salvar de la demolición la torre de refrigeración y la chimenea del Grupo IIde la central térmica de Velilla del Río Carrión. Ese es el objetivo que se ha marcado una plataforma ciudadana recién constituida coincidiendo con los trabajos de desmantelamiento de la planta, que avanzan al ritmo previsto al objeto de revalorizar la mayor cantidad de materiales posibles.
A juicio del colectivo, ambos elementos están perfectamente integrados en el paisaje de la comarca del Alto Carrión, hasta el punto de que «Velilla no se entendería sin la torre y la chimenea de la térmica», afirma en declaraciones a Diario Palentino Alfredo Trigueros, integrante de la plataforma junto a Felipe Calleja, Juan Ignacio Matecón y Jesús Blanco. «Su demolición sería una pérdida imposible de recuperar e imperdonable para sus responsables», subrayan.
En este punto, destacan que deben de pasar a formar parte del patrimonio industrial cultural de la Montaña Palentina y plantean la suspensión cautelar del derribo de estas dos construcciones mientras que se otorgue el grado de protección correspondiente.
nuevos usos.
NUEVOS USOS
Asimismo, pondrá sobre la mesa una serie de alternativas al uso del poblado y de ambos elementos, especialmente la torre de refrigeración. Estos podrían ser, a imagen de lo que se ha hecho en otras térmicas del mundo, reconvertirla en un museo o centro de interpretación sobre la instalación en sí o el pasado minero de la comarca de Guardo.
«Se debe crear algo que genere un beneficio económico», reitera Trigueros, quien insiste en que «aunque se mantengan sin darles ningún otro uso, queda sobradamente justificada su permanencia como bien cultural industrial».
Y es que, según destacan los integrantes de la plataforma, Trigueros, Calleja, Matecón y Blanco, «dada la elevada cualificación de la ingeniería y de la construcción empleadas en su ejecución, es previsible su permanencia en el tiempo sin necesitar ningún gasto de mantenimiento excesivo».
Además, recalca que el hecho de mantenerlas libre de la demolición no impide cualquier otra utilización del resto del terreno que ocupa la central para otros usos, ya sean energéticos, turísticos o de cualquier otra índole, pues el espacio que estos elementos ocupan, es mínimo sobre el conjunto del suelo que se va a liberar.
DESDE 1984
Si bien la central térmica de Velilla comenzó a funcionar en 1964, no fue hasta 20 años después, en 1984, cuando se puso en marcha el Grupo II junto con su chimenea y la torre de refrigeración, que no había sido necesaria para el Grupo I.
A diferencia de otras compañías eléctricas, Iberdrola decidió prescindir de la generación con carbón voluntariamente. Así, a la desconexión de la planta de Velilla se une la de Lada, en Asturias, sus dos últimas centrales termoeléctricas.