Barruelo de Santullán tardará en sobreponerse de la pesadilla que vivió en la noche del pasado 19 de diciembre en forma de fuertes riadas que se llevaron por delante todo lo que encontraron en el camino. Una situación dramática para el municipio minero, que cuantificó por aquel entonces en 326.000 euros (136.000 correspondientes a la residencia de mayores Santa Bárbara y los 190.000 restantes a la vía pública), los daños provocados por el desbordamiento del Rubagón, y por los que solicitó al Gobierno de Pedro Sánchez la declaración de zona catastrófica.
Seis meses después de aquella petición, el Consistorio barruelano sigue a la espera de respuesta, a pesar de los múltiples requerimientos de su alcalde, Cristian Delgado, que ha llamado en este tiempo a la puerta de todas las administraciones en busca de apoyos con los que acelerar una declaración que el primer edil califica de «imprescindible» para acometer todas las obras, tanto reparaciones como actuaciones que eviten nuevos episodios de riadas, que precisa la localidad norteña.
«Les insistí, y sigo haciéndolo, que la tramitación se debe acelerar;si bien es cierto que el estado de alarma por el Covid-19 ha paralizado los trámites y esto dilata la resolución todavía más en el tiempo», se lamenta Delgado, quien asegura que «puede parecer una tontería, pero para nosotros esta ayuda sería como el maná caído del cielo».
Mientras tanto, Barruelo está acometiendo, «sin endeudarnos» todas y cada una de las resoluciones con recursos propios, retrayendo recursos de otras cuestiones para poder reparar, por ejemplo, las arterias Brañosera y Vía Antoniana (26.500 euros), las más afectadas. Obras que se están ejecutando o ya han finalizado que el Ayuntamiento ha financiado al cien por cien. Y es que 326.000 euros para Barruelo es, según el alcalde, «mucho dinero», teniendo en cuenta que el presupuesto municipal ronda los 1,7 millones de euros. «No hemos recibido, de momento, ni un euros del Gobierno, ni de la Junta ni de la Diputación. Las están acometiendo todos los barruelanos con sus impuestos», recalca el alcalde, quien insiste en que «es un problema de todos, que debemos resolver entre todos».
ZONAS MÁS AFECTADAS
La residencia de mayores Santa Bárbara se llevó la peor parte, hasta el punto de que sus 19 internos tuvieron que ser evacuados a centros asistenciales de Guardo, Aguilar de Campoo y Salinas de Pisuerga. Y es que se vieron afectadas, entre otras, la sala de calderas, los tabiques (muchos ellos placas de yeso), el alicatado, el sistema eléctrico, rodapiés, falsos techos, recrecidos y carpintería, principalmente en las plantas semisótano y baja de un edifico que estaba completamente nuevo (se inauguró en septiembre de 2019).
Al margen del complejo asistencial, se produjeron incidencias en varias fincas propiedad de las juntas vecinales y hubo muros caídos por la fuerza de las aguas, especialmente en las inmediaciones del río, que dejaron inservibles las calderas del colegio y la casa consistorial. Sin olvidar los «cuantiosos daños» en varias arterias del casco urbano, especialmente en las calles Brañosera y Vía Antoniana, cuya reparación ha supuesto una inversión cercana a los 30.000 euros.
Con esta panorama, Delgado no contempla otro escenario distinto al de la declaración de zona catastrófica. «No sería de recibo, porque otros lugares han recibo ayudas ante situaciones de menor gravedad», recalca el alcalde, quien insiste en que si el Ejecutivo no resuelve a su favor, «acometeremos en solitario todas esas reparaciones, pero hipotecarán otras muchas que estaban previstas por el equipo de Gobierno».
COMPORTAMIENTO EJEMPLAR
Por lo demás, el regidor barruelano aprovecha la ocasión para destacar el comportamiento ejemplar que demostraron todos y cada uno de los vecinos ante el episodio de riadas, colaborando desinteresadamente en todo momento para que la situación no fuera a peor.
«Barruelo ha estado a la altura, y también sus vecinos. Espero que las administraciones también lo estén», finaliza Delgado, quien insiste en que la localidad norteña «necesita toda la ayuda posible, y no vamos a cejar en nuestro empleo de reclamalar un día tras otro».