Las expectativas de la campaña cerealista anticipaban unos resultados desfavorables en comparación con los últimos años. La sequía, el pedrisco y la plaga de topillos han sido los protagonistas de la cosecha afectando a gran parte del terreno. De este modo, la siniestralidad causada por la escasez de agua afectó a un 37,4 por ciento de la superficie; en el en caso de el pedrisco, baja hasta un 11,8 por ciento; y los daños causados por topillos afectan a un 18 por ciento de la provincia y dejan pérdidas de 30 millones de euros en Castilla y León.
También la «falta de pluviosidad durante la primavera», indican desde Asaja, ha dejado al campo con menor capacidad productiva en cuanto al cereal. La proliferación de los roedores se centralizó en dos focos palentinos, Fuentes de Nava y Frómista. Aunque Donaciano Dujo, presidente regional de Asaja destaca que «la extensión se ha producido en las cunetas de caminos y carreteras, en los arroyos y en los ríos», es decir, en el conjunto de «las zonas perdidas y sucias de titularidad de las administraciones», señala.
De esta manera, las consecuencias se clasifican en tes vías: la sanitaria a raíz de la tularemia, las pérdidas económicas en la caza, pesca y sector agrícola y la mala imagen de la Comunidad al resto de España y Europa.
Desde UPA, Raúl Azpeleta sostiene que tienen claro que «solo se puede aminorar este problema con medidas de prevención». También optan por la actuación inmediata, «una vez que baje el nivel de riesgo de incendios, la forma más barata de hacer limpiezas son las quemas controladas de cunetas», concluye. Asimismo, el presidente regional de la organización agraria denuncia que «los agricultores y ganaderos no están representados al no dejarles participar».
En cuanto a la sequía, en los meses de septiembre y octubre de 2018, la escasez de agua estuvo presente durante todo el período. Mientras que en abril todo parecía positivo con «las típicas precipitaciones», como señalan desde Asaja, mayo se proclamó como uno de los más secos de los últimos sesenta años, lo que dio al traste con las posibilidades de cosecha que había en la provincia.
Según los datos de Agroseguro, los cereales de invierno de la provincia tienen cubierta la sequía en un 78,5 por ciento de superficie y en el caso del pedrisco el dato sube al 86,5 por ciento. En Castilla y León la parte sur ha sido la más afectada por la escasez de agua, mientras que la parte norte han podido «solventar sus problemas» indica Asaja.
Por otro lado, las fuertes lluvias y tormentas de granizo a mediados de junio afectaron especialmente al Cerrato y Valdavia, con pérdidas que en algunos casos afectaron al 100 por cien de las parcelas cultivadas.