La evolución de la plaza de León

Javier de la Cruz Macho
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Bajo sus diferentes denominaciones ha sido uno de los lugares de primera toma de contacto del viajero con Palencia

La Plaza de León en los años 60, postal de la colección de Julio Rey.

Tras la reciente reforma del parque de los Jardinillos, le llega el turno a la plaza de León, segunda fase del proyecto de remodelación de la zona planteado por el Ayuntamiento, que desea cambiar el aspecto de uno de los puntos clave de la ciudad. La plaza de León, bajo sus diferentes denominaciones, ha sido, como punto de acceso a la ciudad, uno de los lugares de primera toma de contacto del viajero con Palencia.

Hasta hace poco más de 150 años, el casco urbano estaba delimitado por la muralla que, desde el siglo XV, recorría las actuales avenidas de Casado del Alisal y Manuel Rivera; girando a la derecha recorría el actual paseo del Salón hasta el río, que se erigía como una barrera natural. En Puentecillas volvía a surgir la muralla al separarse la ciudad del Carrión, hasta llegar a la actual avenida de Simón Nieto, pasando por la plaza de León y continuando hasta Casado del Alisal. El resto eran campos de cultivo. De hecho eso es lo que se puede ver en el plano de 1837 realizado por Francisco Marrón.

Sobre esa muralla nos han dejado breves descripciones Domingo Largo (1782), quien afirmaba que la muralla era de «bastante grueso, y altura; todo à la moda antigua con sus Almenas, y algún otro Cubo, ò Torreon»; y Sebastián Miñano (1827) que simplemente exponía que: «Está cercada la ciudad de una buena muralla antigua». En el diccionario de Madoz (1849), se aportan más detalles: «Cercada por una gran muralla en su parte N., E. y S. de 36 pies de altura sobre 9 de espesor, toda de piedra labrada y sólida construcción, aunque deteriorada en algunos puntos á causa de su antigüedad, que sin duda data desde el tiempo de la reconquista, tiene de trecho en trecho algunos rebellines y aspilleras hecho todo á principios de la última guerra». 

Plano de la ciudad y recinto defensivo de Palencia en 1837 por Francisco Marrón. Ministerio de Defensa. Archivo Cartográfico y de Estudios Geográficos del Centro. En él se puede ver la disposición de las murallas y el casco urbano de la ciudad.Plano de la ciudad y recinto defensivo de Palencia en 1837 por Francisco Marrón. Ministerio de Defensa. Archivo Cartográfico y de Estudios Geográficos del Centro. En él se puede ver la disposición de las murallas y el casco urbano de la ciudad.La muralla estaba franqueada por varias puertas: la de Monzón (en la actual plaza de León); la de Pan y Agua, o Paniagua y posteriormente del Mercado (al final de la Calle Mayor junto al Salón); y la del Puente (puente Mayor). Tenía, además, una serie de portillos que habían ido cambiando con el tiempo. 

La zona que nos ocupa, la actual plaza de León, eran donde se ubicaban las llamadas Puertas de Monzón, nombre con el que se conocía al lugar. Hablamos en este caso de puertas, en plural, y no de puerta, en singular, porque dos eran las de Monzón. Conocemos su aspecto gracias a diversos grabados y dibujos, como el existente en la Guía de Palencia y su provincia, de Ambrosio Garrachón que se basa en dibujos anteriores.

De las dos puertas, la más estrecha, a la derecha, daba acceso a la calle Virreina (actual de Eduardo Dato) y fue construida en el siglo XIII. Tenía un arco ojival o apuntado y estaba enmarcada por dos altos torreones, entre los que se extendía un matacán. Se la conocía como puerta de Santo Toribio, por ser la puerta de salida de la procesión que llevaba al santo hasta el cerro de Santa María (actual del Cristo del Otero). 

Puertas de Monzón. Del libro 'Guía de Palencia y su provincia' de Ambrosio Garrachón Bengoa (1920)Puertas de Monzón. Del libro 'Guía de Palencia y su provincia' de Ambrosio Garrachón Bengoa (1920)La otra puerta cerraba la calle Mayor y había sido construida, según las fuentes, en recuerdo de la visita y estancia del emperador Carlos V en la ciudad en 1534. De ahí que se la conociese como puerta del Emperador. Era una puerta sencilla, con un arco de medio punto, enmarcado por dos pequeñas torres. Las Puertas de Monzón eran, seguramente, el tramo conservado más antiguo de la muralla, especialmente la puerta de Santo Toribio. 

A través de las actas municipales podemos conocer la evolución de este espacio, que permaneció prácticamente inalterado hasta principios del siglo XIX, cuando empezó una lenta transformación que se acentuó con la llegaba del ferrocarril.

 

Una zona cuidada. Al ser una de las puertas de acceso de la ciudad, y la que ponía en contacto la ciudad con el noroeste español, (por el venían los viajeros de Tierra de Campos, de León, Asturias y Galicia), era una zona «especialmente cuidada». De hecho, fue de los primeros tramos que se empedraron, en 1824, para dar una imagen de limpieza, y de las primeras zonas que vieron empedradas sus aceras, desde las Puertas hasta la zona conocida como Pasaderas de Doña Úrsula, en 1840.

Pero la gran transformación vino de la mano del ferrocarril, en concreto con la inauguración de la línea Palencia-Ponferrada el 5 de noviembre de 1863 y la construcción de la actual estación de trenes, surgiendo los populares Jardinillos. 

La Plaza de León en los años 70. Postal de la colección de Julio ReyLa Plaza de León en los años 70. Postal de la colección de Julio ReyEl primer gran cambio que sufrió fue su nombre. El 15 de mayo de 1861, el Ayuntamiento en pleno decidió cambiar el de Puertas de Monzón, por el de Puerta de León, en honor al ferrocarril y a la conexión con esta ciudad. Tras la inauguración del ferrocarril, al quedar la estación fuera del casco urbano, fue necesario integrarla en la ciudad, facilitando el desplazamiento de los viajeros desde la estación al principio de la calle Mayor. Para ello, en enero de 1864, el Ayuntamiento adquirió los terrenos existentes entre la estación y la Puerta de León, construyendo una calzada entre ambas e instalando la iluminación después. La zona quedaba así urbanizada.

Uno años más tarde, fruto de la revolución de 1868 y del período conocido como el Sexenio Revolucionario, la zona sufrió una nueva transformación, destacando el derribo de las Puertas de Monzón. La ciudad perdió para siempre los más antiguos vestigios de la muralla. 

Sin las puertas el espacio aparecía ahora diáfano y vacío.  Por ello el 6 de octubre de 1868 el concejal Álvarez presentó una propuesta para «levantar un monumento público a la memoria de don León Copeiro del Villar y don Manuel Barroso, en las puertas de León, donde fueron fusilados, mediante suscripción voluntaria, con una urna cineraria en el monumento donde deberán trasladarse los restos de ambos». Fue aceptada y se erigió un sencillo monumento, consistente en un monolito de piedra, con inscripciones, rodeado de una verja, ante el que cada año se realizaba un homenaje en honor de los dos militares fusilados. El monumento fue retirado en 1883 y, un año después, en su lugar se ubicó una fuente que se había retirado de la plaza Mayor. 

Sin embargo, este espacio tenía un gran handicap, ya que era el lugar donde se realizaban las ejecuciones públicas, dándose la situación de que los viajeros que llegaban podían encontrarse, al entrar en la ciudad, con ese espectáculo. Por ello, en varias ocasiones desde el Ayuntamiento se solicitó al Gobierno poder variar el lugar, lo que se consiguió en 1877.

Este espacio tenía también otro problema, ya que era utilizado por las carretas para estacionar y también un lugar donde se dejaba al ganado suelto. A ambas cuestiones se puso fin en 1891 con el arregló la travesía (la carretera que unía la ciudad con la Puerta de León), prohibiendo el Ayuntamiento ambas prácticas.

La llegada del siglo XX supuso un nuevo cambio derivado de la llegada de un tercer ferrocarril, el denominado tren burra, y el proyecto de urbanización del entorno. El tren se inauguró oficialmente el 1 de julio de 1912 y, como recuerdo del acontecimiento, el Ayuntamiento decidió poner el nombre de avenida de 1 de Julio a la calle de las afueras de la Puerta de León zona que, en ese momento, se estaba urbanizando y que en la actualidad corresponde a la avenida de Simón Nieto.

Poco después, en 1914, se inició el derribo de la ermita del Rosario, anexa al ábside de San Pablo, proceso que no concluyó hasta 1916. En 1917 concluyó la reforma de los Jardinillos, y el 27 de abril de ese año el Ayuntamiento aprobó el proyecto de urbanización de la Plaza de León: el espacio volvía a quedar diáfano, sin ornamentos, y se marcaban las líneas a las que se tendrían que ajustar las fachadas de los edificios del entorno. Por último, en 1923 se concluyó la construcción del edificio de Correos, iniciado en 1916.

 

«Páramo estéril». La Plaza de León volvía a ser un espacio vacío.  El Día de Palencia lo denominó «páramo estéril». Esto cambió durante la década de los 30 con una serie de reformas. Primero fue la creación de algunas isletas con jardines y árboles, luego la instalación de urinarios y un quiosco, el cambio de las plantas, etc., transformaciones que han perdurado hasta casi finales del siglo XX. En 1933 se quitó la caseta del Fielato, que se encontraba en medio de la plaza, trasladándose frente a la estación de ferrocarriles, y en su lugar se ubicó, en 1935, una farola de tres brazos. Una farola polémica pues, al poco de inaugurarse, dos de sus luces habían dejado de funcionar, como denunció El Diario Palentino. Finalmente, en 1937 la zona fue asfaltada. 

La Plaza de León permaneció así durante muchos años, con la única modificación que supuso la renovación del caserío que la rodeaba, que mejoró mucho el entorno. Con el tiempo también desapareció la farola central a consecuencia del aumento del tráfico rodado.

La última gran modificación vino de la necesidad de conectar la Plaza de León con la actual avenida Santander, con el otro lado de la vía. El 15 de junio de 1929 El Día de Palencia anunciaba que: «Han dado principio los trabajos preparatorios de la pasarela que va a instalarse sobre el paso a nivel de la carretera de Santander, en la estación del Norte. Las obras de carpintería se llevan a cabo con gran actividad. Para fines de julio estará instalada completamente la pasarela». Esta pasarela resultó ineficaz desde su propia construcción. Solventaba el problema del paso de los peatones, pero no el del tráfico rodado, cada vez más intenso. Al mantenerse el paso a nivel, eran numerosos los peatones que seguían cruzando las vías a pie.

Las demandas para suprimir ese paso a nivel y sustituirlo por un paso subterráneo se empezaron a intensificar desde mediados de los años 60 del siglo XX. Se presentaron varios proyectos y en 1971 se publicó en el BOE el inicio del expediente de esta obra. Cuatro años después, el 20 de junio de 1975, se abría el paso de peatones, y en octubre de ese año el de vehículos. Su puesta en marcha supuso el derribo de la primera pasarela al quedar sin uso. 

La Plaza de León adquirió un tráfico inusitado, pues en ella convergían varias vías, por lo que se decidió la construcción de la rotonda actual bajo la alcaldía de Marcelo de Manuel (1995-1999), y la creación de dos isletas. Además se han instalado dos esculturas: la denominada El Abrazo, y una reproducción de un pináculo de la catedral de León. 

En la actualidad, un nuevo proyecto pretende modificar la plaza con la intención de mejorar la comunicación entre Jardinillos y el inicio de la calle Mayor, al igual que se intentó con la llegada del ferrocarril. El nuevo proyecto, segunda fase de la reforma de la zona, cuya primera actuación ha sido la del parque de Jardinillos, pretende desplazar ligeramente la rotonda situándola más cerca de la salida del túnel, con la idea de crear un espacio continuo desde la calle Mayor hacía san Pablo y Jardinillos, aumentando la zona peatonalizada.