Con la llegada del verano aparecen también desagradables acontecimientos relacionados con los medios acuáticos. En lo que va de verano, las playas, piscinas y pantanos han sido escenario de accidentes que se han cobrado la vida de, al menos, 40 personas en distintos puntos de España, lo que supone casi un fallecido al día.
Afortunadamente, también se pueden contar historias con un final feliz y hacer que los protagonistas sean quienes no han sufrido más que un susto y los héroes quienes han logrado evitar una tragedia.
Es el caso de Alejandro Palacios, un socorrista que trabaja este verano en las piscinas del Sotillo y que hace unos días vivió un capítulo de esos que no se quieren repetir, aunque si terminan así, al menos puede contarse.
«Estaba controlando la piscina olímpica con otra compañera cuando, de repente, empezamos a escuchar llamadas de auxilio y gente que pedía ayuda», explica el joven. Fue en ese momento cuando comprobó que en el agua se encontraba un hombre rodeado de varias personas. Sin pensárselo un segundo se tiró a la piscina. «La gente decía que no podía con él, porque era corpulento, cuando llegué a su altura lo llevé hasta la orilla», relata.
Con la ayuda de su compañera en el exterior lo colocaron en posición lateral de seguridad, para evitar que se atragantara.
«Le preguntamos cómo se encontraba y como nos dijo que le faltaba oxígeno, pues avisamos a los compañeros de Cruz Roja que están en las instalaciones, quienes a su vez contactaron con el 112», recuerda.
A partir de ese momento fueron los servicios sanitarios quienes se encargaron de atender a esta persona que, según parece, al cabo de un rato se recuperó del incidente.
«En los tres años que llevo de socorrista es la primera vez que me tengo que tirar al agua por una urgencia», reconoce Alejandro Palacios, que trabaja para la empresa INI2, adjudicataria de este servicio en las piscinas municipales de El Monte y El Sotillo, y que cuenta con la colaboración de la Federación Española de Socorrismo.
A sus 19 años relata que, «en el momento en el que te lanzas al agua no piensas en nada, sólo en ayudar a la persona que te necesita», dice.
Precaución. Sobre el porqué de este tipo de incidencias en los medios acuáticos y los medios necesarios para evitar lesiones y ahogamientos, este profesional cree que en la mayoría de los casos se deben a imprudencias.
«Cada uno conoce sus límites y debe saber hasta dónde puede», indica el socorrista. «Si no estás preparado o capacitado para nadar hasta un sitio o para meterte en una piscina más grande no deberías hacerlo, pero hay gente que parece no entenderlo», señala.
Explica que los bañistas creen que tienen libertad absoluta para hacer lo que consideren conveniente en el agua y que, en caso de suceder algo, para eso está el socorrista. «Estamos para ayudar en lo que sea necesario, pero tenemos que vigilar a cientos de personas, por lo que cada uno debe ser responsable consigo mismo y especialmente con los niños», concreta.
Sobre la labor de socorrista destaca la importancia del trabajo en equipo y de la compenetración a la hora de afrontar una incidencia. Palacios, que tiene el título de socorrista, espera sacarse el de monitor de salvamento.