Los palomares son una seña de identidad y referencia del paisaje castellano, de la misma manera que lo son los hórreos en Galicia o los molinos en la Mancha. Tampoco se puede olvidar que estas edificaciones eran un recurso económico, y es que las familias criaban los pichones para alimentarse y recogían la palomina para venderla como abono, muy cotizado en plantaciones de cítricos. Además, los palomares se construían con materiales característicos de la zona, por lo que era un sistema altamente ecológico y sostenible desde el punto de vista medioambiental actual.
En la segunda mitad del siglo XX comienzan a caer en desuso, dada la migración del campo a la ciudad entre otras razones. Este abandono propició la ruina de muchos de ellos. En Boadilla del Camino, Frómista o Población de Campos existen conjuntos destacados de más de una quincena de palomares en cada uno, que potencian la línea del horizonte en una visión paisajística muy interesante.
Organizada por la Delegación de Palencia del Colegio Oficial de Arquitectos de León, COAL, la exposición Palomares de Palencia. Camino de Santiago Francés, muestra el resultado de la documentación y caracterización de 78 palomares en nueve municipios. Este lunes pasado inició su itinerancia en Revenga de Campos, donde podrá visitarse hasta el 27 de junio. En Boadilla del Camino estará del 28 de junio al 18 de julio; en Población de Campos, del 19 de julio al 8 de agosto; en Ledigos, del 9 al 22 de agosto; en Terradillos de los Templarios, del 23 de agosto al 5 de septiembre; en Frómista, del 6 al 24 de septiembre; en Cervatos de la Cueza, del 25 de septiembre al 10 de octubre; en Villalcázar de Sirga, del 11 al 29 de octubre y en Villarmentero de Campos, del 30 octubre al 14 de noviembre.
Este trabajo de documentación y catalogación comenzó en 2018, realizado por un grupo integrado por los colegiados más jóvenes y alguno de los miembros de la Junta de la Delegación en ese momento.
Los palomares, como ya se ha apuntado, forman conjuntos relevantes en varios municipios. Son parte del patrimonio cultural, no solo como elemento de una típica arquitectura tradicional, si no como referencia cultural e histórica de lo que representa. Además de las diferentes formas, tamaños y volúmenes, esta arquitectura está construida con materiales locales, como el adobe o tapial para los muros, la madera para las estructuras de cubierta y la teja como cobertura de esta. Es un claro ejemplo de sostenibilidad constructiva y ambiental, de arquitectura adaptada al terreno. Se construye con lo que uno tiene cerca, son sistemas constructivos tradicionales que se están olvidando. Todo esto, se recoge en dibujos de planta, sección y alzados y en el estudio pormenorizado de los palomares documentados.
El estado de conservación de, aproximadamente, el 45% de los palomares estudiados, es buena, destacando los palomares situados en Boadilla del Camino y Población de Campos. Un 35% se encuentra en un estado regular -serían necesarias ligeras intervenciones parciales de conservación y mantenimiento-. El 20% restante está en mal estado o en situación ruinosa. De estos, en el 9% su posible recuperación pasaría por una restauración de mayor envergadura. El resto están en ruina.
Los palomares pueden ser un gran atractivo patrimonial y cultural para el turismo de interior y el turismo del Camino de Santiago, como Bien de Interés Cultural.