Ricardo Maldonado, novillero: «Se ha visto que estoy en el buen camino y no quiero salirme de él»

Jorge Cancho
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«El indulto de Aldeamayor, tras un año sin torear, me aportó una enorme confianza»

Ricardo Maldonado durante la entrevista en 'Grana y Oro'. - Foto: Óscar Navarro

El novillero vallisoletano se formó durante unos meses en la Escuela Taurina de Medina de Rioseco, pasando luego a la de Salamanca, donde estuvo un lustro. Durante ese tiempo lidió  90 novilladas sin picadores, con triunfos importantes en Zaragoza, Málaga, Salamanca, Valladolid y Palencia entre otras muchas plazas. En agosto del pasado año debutó con los del castoreño en Astorga, cortando cuatro orejas y un rabo. Desde entonces, los contratos no se han prodigado mucho, si bien el esfuerzo de estos años se vio recompensado en esa magnífica tarde que cuajó el pasado mes de septiembre ante sus paisanos.

¿Ya ha bajado de la nube tras aquella triunfal tarde en su Valladolid natal?

Hombre, tampoco creo que haya estado subido a ninguna nube, pues he sido muy consciente en todo momento de lo que hice esa tarde, pero siempre con los pies en el suelo, que es donde tienes que estar y más en el mundo del toro. Soy una persona a la que me gusta exigirme al máximo, de ahí que tampoco me recree en exceso en los triunfos por importantes que estos sean.

Iba de tapado, con Lama de Góngora y José Ruiz, sobrino-nieto de Curro Romero, y al final el que lo bordó fue usted...

A cualquiera le gusta verse anunciado con novilleros punteros, pese a la responsabilidad que ello entraña. Pero yo tenía plena confianza en mí, así que me olvidé por completo del nombre de los dos compañeros con los que hacía el paseíllo y me centré en la idea de sacar de allí un triunfo fuerte sí o sí, pues era mi oportunidad de allanarme un poquito el camino. Gracias a Dios las cosas rodaron bien y aquel triunfo me ha reforzado la moral.

¿Cómo vivió aquella tarde de presentación ante sus paisanos con los del castoreño?

Será uno de los días más felices que he vivido desde que estoy en el mundo de los toros. Disfruté mucho todo el día, antes, durante y después de la novillada. Y es que desde que me levanté muy temprano por la mañana hasta que me fui a la cama del hotel por la noche fueron infinidad de sensaciones y sentimientos experimentados, disfrutando a tope cada momento. Y en el ruedo, me sentía muy preparado, tuve la suerte de que me embistieron los animales y pude estar a la altura de la plaza en la que me encontraba.

De lo mucho y bueno que se dijo y escribió de usted, ¿qué fue lo que más le gustó?

Lo que más ilusión me hizo fue  ocupar la totalidad de los titulares de los medios de comunicación. Todas fueron palabras bonitas, muy sentidas y de halago para mi persona que en cierto modo hicieron que el esfuerzo realizado en estos años se viera recompensados. Sin duda, una inyección de moral para seguir luchando y entrenando duro de cara al futuro. Y entre esos titulares, los hubo de todo tipo, algunos más ingeniosos que otros como aquellos que decían Se tapa el destapado, o Maldonado no es el hombre del tiempo.

No era ésa la primera vez que lograba ser profeta en su tierra...

Anteriormente había tenido la suerte de torear hasta en cuatro ocasiones en las nocturnas y otra más en mayo, todas ellas sin caballos. En total cinco paseíllos que se tradujeron en tres triunfos. Una plaza que siempre se ha portado bien conmigo, en la que siento un enorme calor y en la que se me espera con ganas. Por ello, es una afición a la que le estoy muy agradecido.

Un mes antes, en Aldeamayor logró indultar un novillo...

El mayor mérito fue indultarlo después de llevar un año casi entero sin torear. Cierto es que el astado fue extraordinario, pero yo también supe estar a la altura de las circunstancias. Y eso me aportó una confianza enorme en mis posibilidades.

¿Podría decirse que el esfuerzo realizado durante años se ha visto recompensado en este 2014?

Todos queremos más, pero la tarde de Valladolid y alguna otra, como la de Aldeamayor o Laguna de Duero, han dejado claro que estoy en el buen camino y no quiero salirme de él. Por ello no voy a aburrirme y seguiré entrenando duro todos los días como hasta ahora. Ojalá me lleguen nuevas oportunidades y las sepa resolver.

El hecho de haber estado sin apoderado no le ha facilitado mucho las cosas...

Así es. No contar con un apoderado te complica todo en exceso, no solo las contrataciones, sino también al verte solo en los sitios. En este último sentido, gracias a Dios he tenido la suerte de disfrutar de la compañía del diestro palentino Carlos Doyague, quien todas las tardes ha estado conmigo, facilitándome mucho las cosas con sus consejos.

¿Prioritario encontrar apoderado este invierno o no le obsesiona el tema?

Tener la cabeza en el ruedo y en los despachos es tremendamente complicado, así que sería importante dar con esa persona, pero en cualquier caso no creo que sea algo determinante. Nunca he tenido a alguien fuerte que me eche una mano. Me vendría muy bien encontrar a ese profesional que dirija mi carrera por ese buen camino que yo mismo me he trazado. Si llega y nos entendemos, pues bien. De lo contrario, a seguir como hasta ahora.

¿Cómo se presenta el invierno?

Entrenando mucho la técnica y la preparación física y estando con los cinco sentidos en el toro. Espero que los ganaderos me echen una mano para estar lo más preparado posible para 2015.

«Lo de Valladolid me ha elevado la moral de cara al 2015»

Para aquellos aficionados que aún no le conocen, ¿cómo definiría su tauromaquia?

Mi forma de entender este mundo es más bien el de un toreo clásico, haciendo las cosas con la mayor pureza posible. No descubro nada nuevo, pues el clasicismo es el abc del toreo. Bien es cierto que este año he tenido la suerte de sentir ante algún novillo ese abandono que todos buscamos, y realmente es lo más bonito que te puede suceder.

¿Teme que el triunfo de Valladolid no se vea reflejado en la próxima temporada?

Mentiría si dijera que no. Soy consciente, según están las cosas, de que lo que hice en Valladolid me valga poco de cara a la próxima temporada. Pero donde estoy completamente seguro que no va a pasar desapercibido es en mi persona, dado que me he visto capaz y ello me ha elevado la moral. Quizá aquel triunfo no valga  en los despachos, pero personalmente me vale para estar preparado ante la más mínima oportunidad que se me presente.

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