El volumen de contratación para las personas con discapacidad descendió un 47% a lo largo de 2020 en Palencia, confirmando los duros efectos que la pandemia ha tenido en este colectivo. Así, de los 534 contratos realizados en 2019, se ha pasado 12 meses después a 283, confirmando la línea descendente de los últimos cinco años, donde la caída acumulada alcanzó un 64%.
Así, en 2016 se realizaron un total de 797 contratos; en 2016 hubo 669; en 2018 sumaron 578; en 2019 la cifra se quedó en 534; y los contratos vigentes en 2020 sufrieron la mayor bajada para quedarse en 283, según los datos que figuran en el informe anual elaborado por elServicio Público Estatal de Empleo (SEPE), que depende del Ministerio de Trabajo y Economía Social.
En el conjunto de Castilla y León la tendencia también fue negativa aunque algo mejor que en la provincia, con un caída de los contratos en un año del 28% pasando de los 6.023 registrados en 2019 a los 4.329 con los que concluyó 2020. A su vez, respecto a los últimos cinco años, el descenso fue menor que el acumulado en Palencia, con un 28%. En este sentido las cifras de contratación de personas con discapacidad fueron dispares: 5.849 (2016); 6.618 (2017); 6.371 (2018); 6.023 (2019) y 4.329 (2020).
En este sentido, la legislación vigente pone de manifiesto que las empresas públicas y privadas que cuenten con una plantilla de 50 o más trabajadores estarán obligadas a que, de entre ellos, al menos el 2% sean personas con discapacidad, salvo convenio colectivo o voluntad del empresario, siempre que se apliquen medidas alternativas para incentivar este tipo de contrataciones. Además, la administración pública deberá reservar el 7% de las plazas de convocatorias a personas discapacitadas, según lo establecido en el Real Decreto-Legislativo 5/2015 de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto Básico del Empleado Público y Ley 30/1984 de la Función Pública.
Desde la Fundación Grupo San Cebrián, su directora general, Eva del Río, consideró que el sector de la discapacidad no solo afronta un descenso en las contrataciones, si no que también empieza a perder empleo. «Si sumas que no se puede contratar gente por incapacidad económica y que determinados puestos de trabajo desaparecerán , el empleo del sector queda muy tocado», específicó.
Por ello, entiende que, sobre todo desde la administración pública exista una discriminación positiva para que las personas con discapacidad se inserten laboralmente, además de que las empresas privadas sean sensibles como algo fundamental. «Hay que fijar incentivos para propiciar estas contrataciones al tratarse de un colectivo que va siempre por detrás en el mundo del empleo odinario. Es clave además que las entidades públicas reserven plazas y que creen puestos específicos dentro de su ámbito a través de bolsas de empleo y oposiciones», agregó Eva del Río.
Por su parte, el gerente de la Fundación Personas en Palencia, José Antonio Mota, indicó que la pandemia ha afectado de lleno al empleo con discapacidad. «Trabajamos para empresas que nos subcontratan servicios y en la medida que alguna ha cerrado o ha entrado en un ERTE ha repercutido en nosotros. Hemos tratado de readaptarnos y, aunque no sabemos por cuanto tiempo, en 2020 hemos podido mantener los empleos con los que contamos con unas leves diferencias a la baja en los centros de empleo de Palencia y Guardo», según expuso.
Asimismo, explica que en Castilla y León, la entidad del tercer sector que representa ha seguido una tendencia similar pero le preocupa el futuro. «Este año 2021 va a ser una incógnita total a efectos de empleo. No sabemos si aguantaremos los empleos que tenemos, pero a cualquier empresa normal le ocurre lo mismo», aseveró
Encuesta Addeco. En cuanto a los trabajadores con discapacidad, una encuesta de la Fundación Adecco reveló que un 70% puso de manifiesto que en esta década se estancará su inclusión laboral y que el distanciamiento social y la crisis económica no ayudarán a normalizar su presencia en la sociedad y en el mercado laboral. Al ser preguntados por sus tres grandes, un rotundo 92% mencionó el empleo estable como principal aspiración y se convierte en todo un anhelo, en la medida en que un 64% declaró haber sufrido discriminación laboral alguna vez en su vida y un 76% sostuvo que la discapacidad sigue siendo un hándicap para encontrar trabajo. En segundo lugar, un 75% reivindicó la normalización de la discapacidad en la sociedad y un 64% reclama más empatía como pilar de igualdad. Fuera de las respuestas dominantes, destacaron otras como la de la joven con discapacidad física que aseguró: «No somos comodines y a esta década le pido dejar de serlo». O la de un hombre con discapacidad intelectual que se conformó con «poder abrazar a la gente». El 86% consideró que en la presente década se consolidará el teletrabajo; sin embargo, un 44% opinó que este fenómeno puede frenar su inclusión laboral al faltar el contacto presencial que dificulta el intercambio de valores, la empatía y la normalización.
Según Francisco Mesonero director general de la Fundación Adecco las personas con discapacidad «creen que su empleabilidad en punto muerto durante los próximos 10 años y hay que demostrarles que no les dejamos atrás y que se adoptarán medidas normalizar su vida».
Entre ellas citó la necesidad de aplicar políticas activas de empleo, la colaboración público-privada y las estrategias de Diversidad & Inclusión son la llave, «no solo para evitar el estancamiento, sino para convertir la tragedia en reto y acelerar como nunca el proceso de inclusión social y laboral».