Guardo dio carpetazo el lunes (era festivo en varias comunidades con gran arraigo en la comarca como el País Vasco) a la Semana Santa con la marcha de los últimos hijos del pueblo que habían regresado por unos días a la villa para disfrutar del puente.
La masiva afluencia en las calles del municipio norteño se ha notado especialmente en los negocios de hostelería, hasta el punto de que en tan solo cuatro días (del Jueves Santo al Domingo de Resurrección) han hecho la misma caja que la que habitualmente logran alcanzar en un mes.
Así lo puso de manifiesto Toni Speranza, quien destacó que la Semana Santa es, de largo, la «mejor época del año» para este tipo de negocios. Un top cuatro que competarían, en este orden, las navidades, el mes de agosto -que calificó como «excelente»- y junio, en el que se incluyen las fiestas de San Antonio.
«Ha habido mucha gente. No solo hemos recuperado las cifras previas a la pandemia de la covid, sino que hemos superado la facturación», afirma Speranza, que hace las veces de portavoz de sus compañeros de profesión. Unas palabras que vienen a confirmar lo que los propios guardenses han comprobado en primera persona estos días, en un pueblo donde hacerse con una mesa en una terraza -el buen tiempo también ha acompañado- era casi misión imposible.
COMERCIO
Similar balance hace el comercio, que destaca que los días de Pasión es una de las épocas «más fuertes» en cuanto a ventas se refiere. Especialmente han funcionado bien este año el Lunes Santo, el Martes Santo, el Miércoles Santo y, de manera notable, el Viernes Santo, pues las tiendas abrieron aprovechando el mercado semanal.
«Viene muchísima gente que está trabajando o estudiando fuera y, además, nos ha acompañado la climatología», señala la presidenta de la Asociación de Empresarios y Profesionales (AEP), Vicky Alonso.
Lo que tampoco cambió fue la despedida de la Semana Santa, con la habitual tortilla de patatas en los Campos de la Peña en las tradicionales Merendillas.